PST Colombia

Partido Socialista de los Trabajadores

Contra el régimen autoritario y los corruptos El 25 de octubre: ¡votemos en blanco!

Los trabajadores y los pobres del país si tenemos alternativa en las elecciones del 25 de octubre: votar en blanco. Debemos volver realidad lo que se ha expresado reiteradamente en las encuestas de opinión. No sólo una amplia mayoría de los electores piensan abstenerse de asistir a las urnas, un porcentaje significativo ha anunciado su decisión de votar en blanco. 
En varias de las ciudades más importantes del país la población rechaza este régimen antidemocrático, la intervención de las mafias locales y nacionales que se disputan el erario, a los paramilitares, el trasteo de votantes, la corrupción rampante o la compra descarada de votos. 
En Bogotá se retiraron de la contienda por la Alcaldía Carlos Vicente De Roux del Partido Verde, y María Mercedes Maldonado de Progresistas. El primero dejó en “libertad” a sus copartidarios para que voten por cualquiera, evidenciando su indigencia ideológica. Los Progresistas de Petro, en cambio, pasaron a negociar directamente con el Polo como se repartirán los cargos y el presupuesto del Distrito a cambio de respaldarlos electoralmente. Su argumento es la supuesta defensa de los “avances sociales” logrados en las llamadas alcaldías de izquierda. Lejos quedó la ruptura de Petro con el Polo ante la corrupción del gobierno de Samuel Moreno y Clara López, ahora se asocia con su lugarteniente liberal, la misma que llamó a votar por Santos en las presidenciales.
Este panorama se extiende al resto del país. En Barranquilla, Alex Char monopoliza la campaña respaldado por un verdadero concierto electoral para delinquir, enfrentado a un impotente Sánchez Anillo, candidato del Polo, que sólo sirve de comparsa para el fraude electoral. En Cartagena paradójicamente el Polo llama a votar en blanco, mientras sigue levantando listas al Concejo. En Bucaramanga el voto en blanco iba adelante en las encuestas. En Medellín, el uribismo ha logrado atrincherarse detrás del discurso de la seguridad y el temor de la población ante la creciente degradación social y su secuela de violencia y delincuencia común. A lo largo y ancho de la geografía nacional este escenario se repite, profundizando la inconformidad de los electores. Debemos luchar para que esa inconformidad se convierta en millones de votos en blanco.
El voto en blanco será un indicador de la falta de legitimidad de este régimen autoritario y corrupto y el gobierno que lo sustenta, y debe acompañarse con la exigencia de la convocatoria a una Asamblea Constituyente Democrática y Soberana donde se discuta el futuro de nuestra sociedad y soluciones de fondo a los problemas que afectan a las grandes mayorías, como el enconado enfrentamiento fronterizo propiciado por Maduro y Santos para defender los intereses de los sectores burgueses que representan.
Ahora, cuando se anuncia que los acuerdos de paz con las FARC en La Habana son irreversibles, estamos ante la inminencia de un pacto de impunidad entre los victimarios, de espaldas a millones de víctimas. La Constituyente es más necesaria que nunca. Nuestro voto en blanco puede abrirle el camino.