El sindicalismo y la mujer trabajadora
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Presentamos un panorama de la situación de la mujer y algunas posiciones sobre las tesis presentadas por el POLO, el Sindicalismo Democrático y la Corriente sindical Clasista, ante el VI Congreso de la CUT, evento de importancia para los trabajadores. Aunque la sindicalización en el país apenas alcanza el 3.5%, los temas a tratar y las decisiones que allí se tomarán repercutirán en el conjunto de los trabajadores.
La discriminación y la explotación
La crisis económica afecta a todos los trabajadores y se agrava en los sectores más débiles de la sociedad como las mujeres (más en las mujeres negras e inmigrantes). En Colombia hay 4.5 millones de mujeres cabeza de familia, y sólo medio millón de hombres en esa condición. La participación en el trabajo remunerado es menor; en 2013, la tasa de ocupación para hombres fue del 71,2%, mientras que para mujeres es del 48,5%. En la seguridad social, el 29% de las mujeres con ocupación cotizan para cesantías y tan sólo el 21.7% para pensión.
En América Latina y el Caribe, las mujeres son el 53.6% de la fuerza laboral, contrastando con ello, la desigualdad salarial es enorme: en 2012, en Colombia, los hombres ganaban 20.9% más y en el mundo, la disparidad es de 22.9%.
La discriminación también se expresa en que las mujeres tienen trabajos peor remunerados. En el trabajo doméstico -forma de explotación servil- la regulación laboral es casi nula, de las 750.000 personas, el 95% son mujeres y solo 8.000 tienen contrato de trabajo. Las jornadas alcanzan las 10 horas, sin pago de horas extras y en algunos casos con salarios inferiores al mínimo.
“La economía del Cuidado” esconde
la doble jornada laboral de las mujeres.
Desde los organismos internacionales, han decidido llamar “economía del cuidado” a la sobreexplotación de las mujeres. Ellas son las encargadas de garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo, pues la mujer cocina, hace el aseo, lava y cuida niños, ancianos y enfermos. Este trabajo representa una masa de capital aún no cuantificada y es ejercido por las mujeres, antes de partir para el trabajo y continúa cuando llegan de su empleo.
En el mundo sindical las mujeres
también son discriminadas
Esto se expresa en la baja tasa de sindicalización de las mujeres, con discreto aumento en 2005 producto del aumento de mujeres en el mercado del trabajo:
Año
1995
2000
2002
2005
Hombres
66.60%
64.00%
62.02%
63.15%
Mujeres
33,40%
36.00%
37.40%
37.21%
En la dirigencia sindical, las mujeres con cargos de dirección son la minoría: en la CUT, de 21 cargos de dirección nacional, solo hay 3 mujeres en el comité ejecutivo. En la CGT de 45 cargos directivos hay 9 mujeres. El caso más diciente es Fecode, gremio docente, mayoritariamente femenino en el que no hay mujeres en su Comité Ejecutivo.
Esta realidad se explica por el profundo machismo que impera en la sociedad y que se profundiza por la negativa de la dirigencia sindical a romper con él, pues les es funcional a sus métodos burocráticos, caudillistas y prestigistas y a las políticas de conciliación de clases que adopta representadas en las directrices de la OIT, la ONU y la UNESCO. Llamamos a romper con estas políticas y adoptar una política de clase para defender los derechos de la mujer trabajadora.
Las tesis hacia el VI Congreso de la CUT
y las propuestas para la mujer
En las propuestas publicadas se habla de formación de las mujeres, de crecimiento y sindicalización en los sectores de alta concentración de mujeres, de la CUT como instrumento para que las mujeres expresen sus reivindicaciones. Nadie podría estar en desacuerdo con ello, pero las diferencias surgen cuando analizamos qué tipo de formación impartir, cómo deben participar las mujeres en los destinos de la central, cuál debe ser el contenido del programa para las mujeres trabajadoras y si éste debe o no cobijar a sectores de mujeres burguesas.
La formación de clase
para las mujeres trabajadoras
Desde el punto de vista de clase, sostenemos que las trabajadoras deben formarse en el odio de clase hacia sus patronos, vincularse a las luchas por los derechos del conjunto de trabajadores que a su vez enarbole las exigencias propias de las mujeres, en última instancia, luchar unificadamente por su propia liberación en el marco de la liberación del conjunto de la clase obrera, por una sociedad socialista.
Enfoque de género
en las políticas de la CUT
De las tesis del Polo y del Sector Democrático, no compartimos la perspectiva de género porque que este concepto genera confusión pues hermana las trabajadoras con las patronas, las ministras y demás mujeres en altos cargos, cuando en realidad son enemigas de clase. Para nosotros el sindicato debe tener una visión de clase, luchar contra este sistema y contra la burguesía, aunque en algún momento y por reivindicaciones democráticas, las mujeres de distintas clases puedan actuar en unidad de acción. La CUT debe tener un programa para: exigir comedores colectivos, lavanderías, guarderías que eliminen el trabajo doméstico, la reducción de la jornada laboral para las mujeres sin disminución del salario, nivelación salarial y lucha contra el machismo en el sindicato; como vemos estas demandas establecen de hecho una contradicción con las mujeres burguesas.
La política del empoderamiento: trampa del Imperialismo
Esta tesis expresada por el Polo y del Sindicalismo Democrático, a simple vista genera simpatía, pero es una golosina envenenada al servicio del capitalismo. Es un mecanismo para utilizar el potencial de las mujeres, convencerlas de que con esfuerzo individual y comunitario pueden conquistar la igualdad y mejorar su vida y la de sus comunidades; genera la ilusión de que valorizando y promoviendo a las mujeres, se acaba la opresión, pero realmente es una política para explotarlas más eficazmente.
Desde el año 2008 la Secretaría Internacional de Mujeres de la ONU en asocio con el Banco Mundial, desarrolla una serie de programas en todo el mundo para insertar mejor a las mujeres en el mercado del trabajo, que van desde orientaciones de políticas gubernamentales hasta medidas para las empresas. “El programa para el empoderamiento de las mujeres” es el más destacado. Esta es una política “reformista” burguesa, que significa cambiar algo para que todo siga igual, pues no toca las causas profundas de la discriminación y la violencia hacia las mujeres y mucho menos la realidad económica y social de la inmensa mayoría : las mujeres obreras y trabajadoras, que siguen siendo explotadas por el capitalismo y oprimidas en el hogar no solamente por los maridos , sino por la sociedad capitalista que no les resuelve la doble jornada en donde el trabajo doméstico no es reconocido como trabajo y por lo tanto no es remunerado.
La política de cuotas
El Polo critica a los sectores que culpan a los hombres y al machismo de la tragedia que viven las mujeres y que ven en la política de cuotas la salida a la desigualdad. Abordar así el machismo y la violencia contra las mujeres es tomar el problema por las ramas porque elude una realidad imposible de ocultar. Concordamos en que la política de cuotas no resuelve el problema del machismo y la violencia contra las mujeres y tampoco la participación en la dirección sindical.
Estamos por una central que combata desde su seno toda expresión machista y de violencia, dando herramientas a las comisiones de ética para que investiguen y sancionen a los dirigentes sindicales que ejerzan violencia contra las mujeres trabajadoras o que aprovechándose de su cargo, lo utilicen como mecanismo de manipulación y sumisión hacia las mujeres. Estamos por reformas estatutarias que garanticen que los sindicatos compuestos mayoritariamente por mujeres, esta mayoría se refleje en los cargos directivos.
Las mujeres socialistas creemos necesario que en el Congreso se analice la crítica situación de las mujeres trabajadoras, cuál ha sido la política que para este sector se ha aplicado por los diferentes comités ejecutivos que han dirigido la central; que se haga un balance de la política de concertación y conciliación de clases como centro de ella, para que se cambie el rumbo, siendo la independencia de clase, la movilización y la lucha el centro de su accionar.