¡Que se vayan todos! ¡VOTE EN BLANCO!

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La podredumbre del régimen político colombiano ha desbordado la paciencia de los ciudadanos de a pie. Todos los días salta un nuevo escándalo que pone en evidencia que quienes gobiernan lo hacen en beneficio propio o de sus amigos. Ese comportamiento no debería extrañarnos pues es corriente en todas las sociedades dónde prima el interés privado sobre el bienestar público pero, en Colombia, a ese manejo interesado del Estado tenemos que sumarle el más descarado cinismo de los funcionarios públicos y de los políticos que los sustentan. El caso más reciente e indignante ha sido el restablecimiento de una prima de $8’000.000 mensuales para los parlamentarios por decreto presidencial, para que los congresistas dieran vía libre a los proyectos de ley que el gobierno de Santos necesita que se aprueben. Mientras tanto se le negaba un modesto aumento a los salarios de las madres comunitarias.
No es casual que uno de esos proyectos haya sido una nueva reforma al sector salud, rechazada hace poco, de manera multitudinaria, por decenas de miles de profesionales de la salud. El sector ha sido literalmente saqueado por las EPS y los fabricantes de medicamentos a costa de la vida de miles de usuarios y condiciones laborales precarias. Este ejemplo se puede extender a otros tantos problemas que afectan la vida de las mayorías como el acceso a la propiedad de la tierra, a la educación y la vivienda. O simplemente a un trabajo y un salario en condiciones laborales dignas. Es lo que provocó este año el paro campesino, hace dos años la movilización estudiantil y antes la minga indígena. Es una sociedad que exige soluciones. Pero frente a esos problemas brilla por su ausencia el interés de los políticos tradicionales y los gobernantes que monopolizan el control del Estado. Y la indignación de los electores frente a esta indolencia no tiene posibilidad de expresarse o producir cambios significativos en las instituciones.
Nuestra legislación electoral contribuye al bloqueo de las minorías e impide su participación. Los requisitos para participar sólo se pueden cumplir sobre la base de inversiones multimillonarias que son un acicate para la corrupción. Es lo que acaba de denunciar el contestatario Partido del Tomate, que aspira a participar en la próxima contienda electoral. Muchos agrupamientos de oposición al gobierno corren el riesgo de perder la personería jurídica en estas elecciones, forzándolos a alianzas de conveniencia sin ninguna coherencia programática. Registrar listas de candidatos ya es lo mismo que un concierto para delinquir.
Frente a este panorama político desolador está en marcha una competencia por el Congreso de la República entre dos fuerzas que ya han gobernado y son responsables del agravamiento de la crítica situación nacional. Son las dos caras de la misma moneda y por fuera de ellas no existe ninguna opción creíble para cambiar de rumbo. Es por ello que el VOTO EN BLANCO aparece como una alternativa para provocar un remezón. Ya hay quienes, desde diversos extremos del espectro político, vienen proponiéndolo como una salida. Nos sumamos a esa opinión y llamamos a impulsar la constitución de una amplia COALICIÓN POR EL VOTO EN BLANCO bajo la consigna ¡QUE SE VAYAN TODOS! como la mejor manera de expresar nuestro repudio a este régimen antidemocrático. Puede constituirse un comité que exija al Consejo Nacional Electoral que se nos brinde las mismas garantías que a los partidos políticos inscritos.
En esta coalición cada quien tendrá la posibilidad de expresar libremente las razones por las cuales llama a votar en blanco. De nuestra parte insistiremos en que la solución definitiva a los graves problemas que aquejan a nuestra sociedad no es un simple cambio de gobierno, o régimen político, sino una revolución social donde los trabajadores y los pobres puedan determinar, por la vía de la propiedad colectiva de los medios de producción, como construir una sociedad realmente distinta, igualitaria, solidaria, donde primen el interés colectivo, el bienestar social y el cuidado de la naturaleza.
El VOTO EN BLANCO, según lo contempla la ley, cuando obtiene la mayoría de los votos depositados, anula las elecciones e inhabilita a todos los candidatos que se hayan presentado. No aspiramos a menos: ¡QUE SE VAYAN TODOS! Nuestro repudio trasciende a las personas; expresa un repudio al sistema de conjunto y al mismo llamamos a los pocos que, a pesar de participar del sistema y sus instituciones, no se reclaman parte del mismo.
Estamos seguros que el triunfo del VOTO EN BLANCO puede producir un remezón institucional que contribuya a encontrar una salida. Ahora está en sus manos contribuir a construir esta COALICIÓN. Con tal objetivo realizaremos los acercamientos y diálogos necesarios con todo aquel que esté dispuesto a impulsar lo fundamental de esta propuesta: llamar a votar en blanco en las próximas elecciones.
 
Partido Socialista de los Trabajadores
Bogotá, Octubre 31 de 2013