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Partido Socialista de los Trabajadores

Cumbre de las Américas: Crisis del ALBA, negocios y acuerdos de seguridad continentales

En la Cumbre de las Américas, a pesar de no aprobar una declaración final, se avanzó en negocios y acuerdos entre los gobiernos y los empresarios, mientras que los trabajadores y los sectores populares no tienen planes continentales para enfrentarlos y siguen esperando cambios en los llamados gobiernos alternativos.
Entre el 9 y el 15 de abril se realizaron en Cartagena cuatro Cumbres: la de los gobiernos, la de los empresarios, la de las organizaciones sociales y la de los Pueblos. Estas cumbres, contrarias a ser reuniones inútiles que terminan con una fotografía protocolaria, son eventos de trascendencia para realizar acuerdos políticos, militares y económicos. Así, la Cumbre de las Américas se ha convertido en una especie de tribunal de arbitramento con representación de gobiernos, empresarios y sindicatos.
Y a pesar de las ilusiones que despiertan los llamados gobiernos alternativos o de izquierda, e incluso la ausencia de algunos de ellos, lo que se muestra es la precaria respuesta de las organizaciones de los trabajadores y los sectores populares ante la magnitud de los planes imperialistas.

De Cumbre en Cumbre
La Cumbre de las Américas es un evento de la Organización de Estados Americanos, OEA, que se realiza cada tres años. Desde su primera versión en el 94 en Miami, esta reunión buscó la creación del Área de Libre Comercio para las Américas, ALCA, que se debía consolidar hacia el 2005. Dos Cumbres más se realizaron –Santa Cruz de la Sierra en el 96 y Santiago de Chile en el 98– continuando con los planes de crear una zona de libre comercio en la que Estados Unidos aseguraba su mercado y sus inversiones ante el surgimiento de la Unión Europea.
Pero al mismo tiempo crecían los movimientos de resistencia y en algunos países se daban procesos revolucionarios que dieron como resultado gobiernos nacionalistas y reformistas. En Venezuela, Chávez llega al poder en 1999 tras el período de convulsión social abierto en el Caracazo; en Ecuador, una rebelión tumba a Jamil Mahuad en el 2000; en Bolivia, la Guerra del Agua en Cochabamba en el 99 colapsa el gobierno; y en Argentina, una recesión a mediados de 1998 llevaría al Corralito en 2001 y a la posterior caída del gobierno.
Así, en la Cumbre de las Américas de Quebec se evidenciaban las dificultades de sacar adelante el ALCA y por ello se convoca una reunión extraordinaria en el 2004 en Monterrey. En 2005, en Mar del Plata, la Cumbre se vio opacada por la Cumbre de los Pueblos. Estados Unidos resigna la idea del ALCA e inicia los TLC con cada país. Para 2009 en Trinidad y Tobago, la Cumbre de las Américas fue la presentación de Obama en la región con su apoyo del golpe de Estado en Honduras y la militarización de Haití tras el terremoto.

El ‘Bloque’ del ALBA
En Mar del Plata, los gobiernos ‘alternativos’ anunciaron la creación de la Alianza Bolivariana para las Américas, ALBA, pero en Cartagena se muestra su crisis, pues a pesar de mantener un discurso contra el neoliberalismo, siguen profundizando la inversión de capitales en sectores como la minería y los agronegocios.
A pesar de que plantearon como temas centrales la inclusión de Cuba, el caso de las Malvinas y la legalización de las drogas –gracias a la negativa de Obama y a la labor de diplomacia de Santos– la Cumbre tuvo como discusiones principales la inversión y los acuerdos de seguridad.
El ‘Bloque’ no tuvo una posición unificada: Chávez no asistió por su enfermedad, Correa y Ortega no asistieron en solidaridad con Cuba, Cristina Fernández de Kirchner se fue después de la fotografía de los presidentes y sólo hizo un reclamo en secreto a Santos por su omisión de las Malvinas y Evo Morales asistió a la Cumbre seducido con el discurso de clausura.

Negocios son negocios
La Cumbre Empresarial reunió a 700 empresarios de todo el hemisferio, una rueda de negocios y una discusión acerca de la necesidad de abrir más las economías. Para Colombia –país en el que la inversión extranjera directa asciende en los tres primeros meses a 4 mil millones de dólares, con un incremento del 30,2 % frente a 2011– se anunció el inicio del TLC a partir del 15 de mayo.
Además se dio a conocer la construcción de una planta de Coca Cola por 200 millones de dólares en cercanías de Bogotá por parte de Femsa, la expansión de la cadena hotelera Marriott a cinco ciudades, la inversión de la chilena Falabella de 60 millones de dólares en tres nuevos almacenes, 470 millones de dólares en expansión de Homecenter de la chilena Sodimac y la inversión de 200 millones de dólares de Tenaris.
El balance para la burguesía fue tan positivo que Luis Carlos Villegas, presidente de la ANDI, manifestó: “así no haya cumbres políticas, las de empresarios seguirán existiendo porque queda claro que los mecanismos multilaterales no se pueden restringir a los gobiernos”.
En cuanto a la Cumbre Social, creada para debilitar la Cumbre de los Pueblos, es una especie de rueda de negocios de las burocracias sindicales y sociales, de las ONGs y de los organismos de cooperación de los imperialismos europeo, yanqui y canadiense. Incluso Vargas Lleras en su discurso de instalación trató como tema central la necesidad de que las comunidades hagan parte de las estrategias de seguridad de los inversionistas extranjeros.

Cumbre de los Pueblos: sin plan de acción
Las organizaciones sociales continúan sin recuperarse de las crisis de los llamados gobiernos alternativos que ellos apoyaron durante más de un decenio y que otrora asistían a la Cumbre de los Pueblos. Ya no llaman a las masas a apoyarlos pero siguen esperando que por fin se vuelvan ‘alternativos’.
En su Declaración sostienen: “Reconocemos los avances en los esfuerzos de integración regional autónoma, como los planteados en el ALBA, UNASUR y la Comunidad de Estados de Latinoamérica y del Caribe, CELAC. Sin embargo, la construcción y afianzamiento de gobiernos democráticos, progresistas y de izquierda debe avanzar hacia la superación del modelo basado en el extractivismo, la monoproducción agroexportadora y el acaparamiento de las tierras”.
Además hacen llamados contra la militarización, los tratados de libre comercio y la “promoción indiscriminada de la inversión extranjera”, reclaman una “nueva arquitectura financiera regional”, es decir, bajo el control de las burguesías latinoamericanas, el Banco del Sur.
Pero la Cumbre de los Pueblos, a pesar de ser un espacio de oposición, sigue sin plantear una salida a la situación. Mientras los gobiernos hacen acuerdos y negocios, las organizaciones de los trabajadores y de los sectores populares siguen pregonando un cambio de ‘modelo’ y no un plan de acción continental para enfrentar al capitalismo. Ese plan de acción es hoy más urgente que nunca ante los efectos inexorables que tendrán la crisis capitalista mundial en la región y la ofensiva de las transnacionales sobre América Latina y el Caribe.