PST Colombia

Partido Socialista de los Trabajadores

Petro y el Polo: ¿aliados naturales?

Gustavo Petro, Clara López y Juan Manuel Santos: los negocios del Distrito Capital.

A nombre de la izquierda, ya son cuatro los nombres que han pasado por la Alcaldía de Bogotá. Lucho Garzón, Samuel Moreno, Clara López Obregón y Gustavo Petro han llegado como representantes de un ‘modelo’ distinto de ciudad pero gobernado a favor del gran capital y en contra de los trabajadores y los pobres.
Desde la Alcaldía de Jaime Castro, la decisión de la burguesía fue convertir a Bogotá en una ciudad sin déficit fiscal, con una infraestructura que le permitiera ser un gran centro de negocios y servicios. Mockus y Peñalosa fueron los gerentes de estos planes: privatizaron los servicios domiciliarios, la educación y la salud; expulsaron de las calles a miles de vendedores; e impusieron el Transmilenio como nuevo negocio de transporte masivo en la ciudad.
Pero sus administraciones dejaron una gran crisis social por el encarecimiento de los servicios y el desempleo. Fue entonces cuando la burguesía entendió que debía contener la potencial explosión social de la ciudad y encontró en Lucho Garzón y el naciente Polo Democrático un socio ejemplar.
Lucho les hizo la tarea a través de una política asistencialista, similar a la del Gobierno de Uribe, mientras daba continuidad a los negocios de la burguesía en Bogotá. Después llegaría Samuel Moreno en una alianza con los uribistas, quien saldría en medio de las acusaciones por corrupción, y continuaría Clara López Obregón, quien retomaría el estilo de Garzón pero con un gabinete conformado por militantes del Polo.
En las pasadas elecciones el Polo sufrió una gran derrota electoral, reduciendo su bancada en el Concejo de Bogotá de once a cuatro curules y con menos de 40 mil votos a la Alcaldía, lo que muestra que la mayoría de sus dirigentes orientó la votación por Gustavo Petro.

Polo y Progresistas: sumas y restas
Petro ha conformado un gabinete en cabeza de su viejo socio Antonio Navarro Wolf y con un grupo en el que se encuentran varios miembros del Movimiento Progresista (como Guillermo Asprilla en Servicios Públicos, Guillermo Jaramillo en Salud, García Peña en Relaciones Internacionales y su esposa María Valencia en Hábitat), alfiles de la administración de Garzón (como Ana Luisa Flechas en Movilidad y Jorge Pulecio en Desarrollo) y algunos representantes del liberalismo como el Secretario General, Eduardo Noriega de la Hoz.
Sus primeros días han estado plagados de anuncios como la integración de Codensa, la ETB y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá; la prohibición del porte de armas; la suspensión de la financiación pública de la actividad taurina; la continuidad de la construcción de las vías y la necesidad de que los privados asuman compromisos de campaña como la masificación de pre-escolares. Y aunque algunas de estas ideas han causado irritación en los círculos cercanos a Mockus, Peñalosa y Gina Parodi, lo cierto es que ninguna de las fuerzas representadas en el Concejo de Bogotá ha tomado la decisión de hacer una abierta oposición a la Alcaldía.

Seminario Ideológico: el libre juego de la oferta y la demanda
El Polo Democrático ha manifestado a través de su Presidenta, Clara López Obregón, que los Progresistas son sus ‘aliados naturales’: “Lo que planteamos al interior del Polo es la necesidad de generar que un campo amplio de todos los sectores alternativos del país podamos confluir alrededor de un programa, y formar una posibilidad de poder en las próximas elecciones”, manifestó a El Tiempo.
Sin embargo, Jaime Dussán anunció la separación de los senadores Camilo Romero, Jorge Guevara y Luis Carlos Avellaneda y del ex gobernador Antonio Navarro Wolf del Polo Democrático por hacer parte de la disidencia progresista.
También anuncian la celebración de un Seminario Ideológico en el mes de febrero bajo la tutela de Carlos Gaviria Diaz. A este evento, el Polo llegará dividido en cuatro bloques: el MOIR, el PCC, la corriente que encabezan Alexander López, Wilson Arias e Iván Cepeda y un gran sector que está en una especie de libre juego de la oferta y la demanda, intentando conciliar con Petro y de buscar una ubicación en las próximas elecciones parlamentarias.
El MOIR y el PCC coinciden en que la organización debe ser una estructura más vertical, con reglas de juego más claras, pero su contradicción es programática pues el énfasis del MOIR es la defensa de la pequeña propiedad y la del PCC la negociación del conflicto armado.
La corriente de López, Arias, Cepeda y otras agrupaciones, se propone “aglutinar y articular la lucha política de los sectores populares” para lo cual aspiran a una organización con más representaciones sociales que políticas. Pero la principal dificultad que tienen como corriente son los intereses electorales que allí confluyen.