Avanza el plan Santos-Obama ¡No a la concertación, sí a la movilización!
Para la segunda legislatura del año Santos ya anunció nuevos proyectos de ley que considera fundamentales. Son contrarreformas al sector judicial –que viene pactando con las altas Cortes–, a la educación superior –para la que busca el apoyo de los estamentos universitarios– y al sector salud, en medio del agravamiento de la crisis hospitalaria. Todas estas medidas las envuelve con la demagogia de la “concertación”, pero las impone “legalmente” con la mayoría de la bancada parlamentaria de la Unidad Nacional, ahora fortalecida con el Partido Verde.
Durante la primera mitad del año logró que se aprobara un paquete legislativo al que califican como “histórico”, en el que se destacan su Plan Nacional de Desarrollo y la Ley de Tierras y Víctimas, cuyo objetivo es volcar la economía del país a la producción minera y de materias primas agrícolas. La Regla Fiscal, por su parte, le pone una camisa de fuerza a las finanzas públicas, subordinando los derechos sociales como salud y educación al pago de la deuda estatal y a la financiación del aparato represivo del Estado. Todas son leyes preparatorias de los Tratados de Libre Comercio con Europa y EE.UU., en vía de ratificación.
Pero mientras la Unidad Nacional de Santos actúa en el Congreso como una aplanadora aprobando sus leyes, la resistencia de los trabajadores continúa dispersa, facilitando el avance de los planes del gobierno. El mejor ejemplo ha sido la burla a las exigencias del magisterio público que puede sufrir una derrota, si la dirección de Fecode insiste en tratar de concertar un nuevo Estatuto Docente, en lugar de defender las conquistas establecidas en el régimen del 2277 y exigir que se extiendan a todos los maestros nuevos. Es la misma disyuntiva que enfrentan los universitarios frente a las reiteradas declaraciones del gobierno de entregar el sector a las “entidades con ánimo de lucro”, que no serán otras que los empresarios privados y las transnacionales de servicios educativos.
La ilusión de la concertación adopta en Bogotá características trágicas: la Alcaldía del Polo, en cabeza de Samuel Moreno, propició el proceso de privatización de la Empresa de Teléfonos (ETB), mientras las bases sindicales la han rechazado y los partidos de izquierda, que usufructúan la burocracia del distrito, hacen malabares políticos llamando a preservar su carácter estatal. La ambigüedad del Polo confunde y debilita la resistencia.
Mientras tanto, por abajo, los trabajadores y los pobres enfrentan día a día los efectos nefastos del Plan Santos. Son los trabajadores que construyen sindicatos en lugar de esperar a que la OIT sancione al gobierno, como en Ustrial, Domesa, Colsubsidio, Famisanar y Holcim; son las víctimas de la inseguridad industrial que se organizan para reclamar el derecho a una pensión como en Colmotores, en las empresas mineras de Santander o en Manos Muertas de Cartagena; son los pobladores que serán afectados por la gran minería y luchan contra los megaproyectos de Santurbán y La Colosa; son los trabajadores de Caves, quienes suministran alimentación a los obreros de la Drummond y luchan por la estabilidad laboral. O los trabajadores petroleros de Puerto Gaitán y Campo Rubiales que, sin organización, se enfrentaron violentamente con los empresarios y el gobierno. Sin lograr centralizar sus luchas, las bases resisten y desechan en la práctica la ilusión de la concertación. Potenciar estas luchas de resistencia y tratar de unificarlas debe ser la tarea principal de los revolucionarios y los sectores clasistas, como lo trata de poner en práctica la Coordinadora de Conflictos de Bogotá.
Al mismo tiempo debemos exigir a la alta dirección sindical y política que rompa con la política de la concertación y se decida por un verdadero plan de acción unificado contra los planes de Santos y Obama. El magisterio, los profesores universitarios y los estudiantes pueden unificar su lucha con las agremiaciones del sector salud, los obreros petroleros y los comités de lucha contra los megaproyectos mineros. La defensa de la salud y la educación públicas puede ser el catalizador de la acción unificada nacional que tanto necesitamos los trabajadores y los pobres de Colombia para resistir a los planes de Santos. La Coordinadora de Movimientos Sociales de Colombia (Comosocol) está planteando que el 12 de octubre sea la fecha que unifique la protesta en una gran jornada nacional. Fecode por su parte está programando una nueva movilización para inicios de septiembre que puede hacerse coincidir con la protesta universitaria y de los estudiantes secundarios. El ejemplo de los estudiantes chilenos y los trabajadores griegos debe ser nuestro punto de referencia para concretar estas acciones y potenciar la resistencia contra los planes de Santos.