PST Colombia

Partido Socialista de los Trabajadores

Senador Robledo: ¡El voto en blanco sí sirve!

La Unidad de Trabajo Legislativo del senador Jorge Robledo del PDA difundió un texto jurídico-político argumentando contra el voto en blanco y señalando cómo él “le hace daño al Polo Democrático Alternativo”.
Dicho texto es sólo una parte minúscula de lo que es la más gigantesca campaña política que une –esa sí– a todos los aspirantes a curules en las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales.
Contra el llamado al voto en blanco están férreamente unidos todos los candidatos de los partidos burgueses y todas las opciones “progresistas”, de “izquierda” o “verdes” que buscan obtener unas cuántas curules para continuar haciendo más de lo mismo, sin lograr producir ningún impacto ni efecto político significativo. Algunos incluso se muestran aterrados, se salen de sus casillas o tildan de ignorantes a quienes promueven el voto en blanco, que actualmente bordea el 30% de intención de voto, según las últimas encuestas.

¿Qué es lo que no ven los detractores del voto en blanco?
Los que se lanzan contra la opción de voto en blanco, cada uno por sus particulares intereses en el juego parlamentario, desprecian el hecho político profundo que refleja.
En el proceso político colombiano nunca antes se había presentado un hecho de estas dimensiones. Sólo existe un antecedente similar en la opción de la séptima papeleta que abrió el proceso político de la Constituyente de 1991.
Es posible que en sus resultados finales llegue a ser muchísimo menor de lo que actualmente señalan las encuestas. Pero aun así el hecho político está ahí, hay que reconocerlo en su real dimensión y magnitud pues muestra posibilidades inéditas para la acción política de izquierda o revolucionaria; contra las cuales están atentando quienes actualmente, desde la supuesta izquierda, lo combaten.
La opción del voto en blanco recoge una amplísima franja de ciudadanos, ilustrados y motivados políticamente, que conocen bastante bien a los partidos y opciones que se disputan los puestos parlamentarios así como los métodos que utilizan.
¡Y todos ellos repudian esa política! ¡Están hastiados de ella y quieren expresar su más absoluto rechazo! ¡No se consideran representados en esas opciones! Como el reaccionario régimen político colombiano ha imposibilitado el surgimiento de otras propuestas, masivamente, desde diversas concepciones ideológicas y programáticas, han optado por votar en blanco.
En el voto en blanco se están reflejando las movilizaciones estudiantiles del 2011 que lograron derrotar los proyectos privatizadores de Santos y que vieron cómo las organizaciones ‘alternativas’ burocratizaban esa lucha. Se están reflejando las masivas y combativas movilizaciones del campesinado contra las políticas económicas que los hunden en la miseria. En el voto en blanco se refleja el repudio a quienes hacen de la actividad política la fuente de sus negocios, privilegios, prebendas y que, sin el menor empacho, trafican, negocian y roban descaradamente el erario público.
Todo lo anterior es lo que no quieren ver los que, reclamándose de posiciones de “izquierda” o democráticas, han lanzado una enardecida campaña contra el voto en blanco.
En el voto en blanco se refleja la más completa indignación contra las arbitrariedades reaccionarias y las trapisondas de las instituciones del régimen que, como en el caso de las acciones de la Procuraduría buscando destituir al alcalde Petro, se manifestaron abiertamente contra esas posiciones reaccionarias sin necesariamente compartir o respaldar la totalidad de políticas de la Administración Distrital.
El voto en blanco es una refracción nacional de profundos fenómenos de las masas y pueblos trabajadores a nivel mundial. Nos referimos a los Indignados de España, a Occupy Wall Street, a las manifestaciones multitudinarias contra los regímenes reaccionarios en el norte de África, a las masivas manifestaciones en Grecia e Italia contra las políticas económicas de los gobiernos. Son los pueblos buscando caminos para defenderse ante la ofensiva en contra que han desatado los explotadores y contra sus mecanismos de opresión y dominio político.
En fin, en el voto en blanco se está condensando, en su aspecto dominante y mayoritario, lo más progresivo y democrático en la actual realidad política del país, excepto algunos contados y excepcionales casos.

¿Por qué votar en blanco y no a la “izquierda”?
Bien sencillo: atados a sus intereses y prebendas en la actividad parlamentaria los partidos y movimientos que aparecen como representación de propuestas de izquierda o democrática se han enlodado hasta la coronilla en los últimos años.
Basta y sobra señalar el lamentable espectáculo del Polo promoviendo, respaldando y defendiendo a hampones de la peor especie como los Moreno Rojas en la alcaldía de Bogotá. Basta mirar el bochornoso espectáculo de acuerdos, expulsiones, alianzas y separaciones en la más abierta concupiscencia política, sólo determinada por el desespero de luchar contra unos umbrales de votación impuestos por el propio régimen. Vale mencionar el respaldo a dichos umbrales por quienes, como el PDA, ahora se aterran de ser sus víctimas y tratan de descargar su culpa en quienes impulsamos el voto en blanco; señalando en forma casi que suplicante que “el voto en blanco le hace daño al Polo Democrático Alternativo”.

Unidad para dar un fuerte golpe al régimen
El centro de la argumentación es que, en cualquier variante, “si gana el voto en blanco no pasa nada”.  Con franqueza, pero con cordialidad, tenemos que señalarles: ¡Enorme miopía! Un viejo maestro de los trabajadores del mundo, Lenin, les señalaría en forma más enérgica tildando su posición del más craso cretinismo parlamentario.
La acción política, sobre todo la revolucionaria, no toma como referencia fundamental la conquista o pérdida de una posición parlamentaria. A la inversa, busca la posición parlamentaria si ella brinda las mejores condiciones para impulsar la lucha por las reivindicaciones políticas, económicas y sociales de la enorme mayoría de la población.
Y es evidente que, en el actual momento político del país, con el descrédito de sus instituciones reaccionarias y de su régimen político, la opción de unir todas las fuerzas democráticasestá planteada y es viable, propinando un fenomenal golpe al régimen.
Bastaría lograr que el voto en blanco fuese mayoritario para que una crisis política sin precedentes quedase a la orden del día, la cual obligaría a replantear todas las opciones y propuestas. ¡Es falso que no pase nada! ¡Mucho pasaría! ¡Esa es la dinámica de las grandes propuestas políticas! Y la más revolucionaria propuestas política, viable en el momento actual en el país, es lograr que la tendencia de las encuestas a favor del voto en blanco se consolide y amplíe en los resultados electorales.
A ello llamamos a todos los luchadores honestos que siguen a direcciones que, equivocadamente, valoran más conquistar una curul que producir un fenomenal golpe político al régimen y los partidos que lo sustentan.