Paz ¿para quién?
Juan Manuel Santos fue reelegido –con el apoyo de la mayoría de la izquierda y un sector muy importante de la dirigencia sindical– con el argumento de que va a garantizar la culminación exitosa de las negociaciones de paz con las FARC y el ELN. Según algunos, el fin del conflicto armado justificaría olvidar que Santos ha sido responsable político de la definición y aplicación de todas las medidas contra los trabajadores y la población pobre del país, primero como dirigente gremial de los empresarios, después como ministro de todos los gobiernos liberales y conservadores desde hace un cuarto de siglo y ahora como Presidente de la República.
La agenda que se negocia en La Habana incluye temas trascendentales para todo el pueblo colombiano: desarrollo agrario, participación política, narcotráfico, fin del conflicto y víctimas, además de los mecanismos de implementación de los acuerdos. Por esta razón los trabajadores debemos asumir una posición frente a las negociaciones de paz que garantice nuestra independencia de clase respecto de los planes del gobierno, el imperialismo y la patronal. Nadie eligió a los comandantes guerrilleros para que negocien en nuestro nombre las políticas que el gobierno va a poner en marcha a cambio de la finalización del conflicto armado.
Debemos tener siempre presente que la paz que busca Santos es la de un “orden público” que garantice que las cuantiosas inversiones de las transnacionales y los grandes empresarios serán rentables y podrán disfrutar de sus ganancias “en paz”. La paz que necesitamos los trabajadores es la del cese de la explotación, la opresión y la discriminación social, la preservación de los recursos naturales para toda la sociedad y la satisfacción plena del derecho a alimentación adecuada, vivienda, salud y educación para todos. Santos quiere paz para la minoría capitalista, nosotros queremos paz para la mayoría trabajadora.
Esta es la razón por la que, ahora que se aproxima el VI Congreso de la Central Unitaria de los Trabajadores, CUT –la central sindical más importante del país–, debemos poner en el centro de la discusión el programa de paz de los trabajadores y las vías para conquistarlo.