Para enfrentar a Santos Urge un plan de acción
A pesar de que muchos comentaristas señalaron como un fracaso la Cumbre de las Américas realizada en Cartagena el mes pasado, porque no emitió una declaración final, en realidad fue un sonoro triunfo para el gobierno de Santos. Este se presentó como el amable componedor entre el imperialismo y los llamados “gobiernos alternativos” quienes, después de anunciar el saboteo a la Cumbre en caso de que no se invitara a Cuba, acudieron sumisos –con excepción de Ecuador y Nicaragua– a su cita con el amo del Norte. Obama se pudo pasear tranquilamente por Cartagena, ratificar el tratamiento militar al problema del narcotráfico, vetar el rechazo al colonialismo inglés en Las Malvinas y reiterar su postura frente a Cuba, mientras sus guardaespaldas estafaban prostitutas. Los tiburones de los negocios internacionales, por su parte, concretaron acuerdos comerciales nadando tranquilamente en las aguas del Caribe. El anuncio conjunto Obama-Santos de que el TLC se echa a andar fue el broche de oro de la Cumbre. Los noventa millones de dólares en gastos corren por cuenta de los bolsillos del pueblo colombiano.
Después de la Cumbre Juan Manuel Santos salió a recibir a Mariano Rajoy, representante de los piratas españoles, y le dio su respaldo en la disputa con el gobierno argentino. Mayor servilismo frente al imperialismo yanqui y europeo no se puede esperar.
En medio del baño de popularidad a nivel internacional, Santos continúa adelantando su agenda interna, como la regresiva reforma a la Justicia, cuyo objetivo de fondo es garantizar la “seguridad jurídica” que le exigen los empresarios imperialistas y criollos. La crisis social, en cambio, continúa afectando a la mayoría de la población que carece de empleo e ingresos suficientes y desgasta la imagen del gobierno. Por esa razón anunció el plan de entregar 100.000 viviendas gratis a quienes no pueden acceder a crédito bancario, pero muchos afirman que es sólo un “falso positivo” para garantizar la reelección.
Por otro lado, las liberaciones unilaterales de militares y policías retenidos durante años por las Farc sirvieron para seguir ambientando una posible negociación entre el gobierno y la insurgencia armada. El gobierno exige más “gestos de paz” por parte de las Farc, como la liberación de los secuestrados por motivos económicos, para sacarse del bolsillo la llave de la paz. El comandante de las Farc, por su parte, insiste en la “negociación política del conflicto social y armado”.
Frente a este panorama, donde se juega en las alturas el futuro de los trabajadores y los pobres, y se avanza en los planes del imperialismo y la burguesía de descargar la crisis capitalista sobre nuestros hombros, desde las bases sindicales y populares debemos exigir la definición de un plan de acción para enfrentar al gobierno.
Es necesario que las diversas instancias de coordinación sindical, social y política (Coordinadora Nacional de Organizaciones Sociales y Políticas, Marcha Patriótica, Congreso de los Pueblos, Minga Social y Comunitaria, Mesa Amplia Nacional Estudiantil, y otras) impulsen un Encuentro Nacional donde se defina ese plan de acción y jornadas efectivas de lucha para centralizar los conflictos en curso y frenar los planes de Obama-Santos.