PST Colombia

Partido Socialista de los Trabajadores

Las luchas de resistencia en Colombia: en ascenso

En Colombia los trabajadores y la juventud han comenzado a resistir los ataques de los capitalistas. El incremento de las luchas corresponde a hechos que no son aislados. Ellas hacen parte del proceso de huelgas, protestas callejeras y movilizaciones cada vez más radicales de los trabajadores y la juventud, que en Europa y Estados Unidos enfrentan las duras medidas contra su nivel de vida con el recorte de derechos conquistados y la miseria y los regímenes dictatoriales en el Norte de África y Medio Oriente. El imperialismo y los gobiernos de esos países pretenden que la crisis económica mundial la paguemos los trabajadores, pero la resistencia se hace presente y se extiende.

Los trabajadores tercerizados rompen el miedo a luchar y organizarse
Como los 12 mil corteros de caña que en 2008 protagonizaron una huelga contra las condiciones de explotación a través de la contratación de Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA), los 6 mil trabajadores explotados por la burguesía agroindustrial de la palma africana en Puerto Wilches, Santander, pararon durante 40 días por el derecho a la contratación directa, salario digno y derecho de asociación sindical. En esta empresa impera la contratación a través de cooperativas de trabajo asociado. Los obreros de la multinacional canadiense Pacific Rubiales que en asocio con la Empresa Colombiana de Petróleos S.A. (Ecopetrol), extraen el petróleo de Campo Rubiales en Puerto Gaitán, Meta, desarrollaron una huelga para exigir mejoras salariales ajustadas al promedio de la industria petrolera, estabilidad laboral y condiciones laborales dignas. Unos 14 mil trabajadores son subcontratados por 27 empresas bajo la modalidad de contratos a un mes. El movimiento huelguístico de los obreros de la mina de carbón a campo abierto en la Jagua de Ibirico, Cesar, consiguió su primera convención colectiva en la multinacional suiza Glencore International PLC. En ella se exige además de reivindicaciones salariales y laborales el derecho de asociación y negociación colectiva. Los trabajadores de Holcim, la multinacional cementera más grande del mundo, se sindicalizaron en Sintraholcim y presentaron pliego de peticiones. Finalizada la etapa de arreglo directo el sindicato convocó a votación para huelga o el Tribunal de Arbitramento. Ante ello la empresa recurrió a la intimidación para forzar a los trabajadores a que no participaran en la votación. A pesar de las artimañas de la patronal la gran mayoría de quienes votaron lo hicieron afirmativamente por la huelga.

Como en los ‘70, el movimiento estudiantil encabeza la resistencia
Estos conflictos obreros, desarrollados entre octubre y noviembre de este año, confluyeron en el tiempo con el paro de los estudiantes de las universidades públicas contra el proyecto de ley del gobierno de Santos para reformar la Ley 30 de educación superior y profundizar la privatización. Este movimiento, como no se había dado desde los años ‘70, por su masividad y fuerza, el apoyo amplio de la población y la protesta juvenil en otros países, en particular la lucha de los estudiantes chilenos, consiguió que el gobierno retirara del Congreso el proyecto de ley.

Las direcciones sindicales son un lastre para los que luchan
Sin embargo, la participación de las direcciones sindicales en las movilizaciones estudiantiles se limitó al apoyo económico y logístico. Esta precaria solidaridad se mostró insuficiente para imponer al gobierno la aspiración de un nuevo modelo educativo público, gratuito y de calidad. La Federación Colombiana de Educadores (Fecode), gremio que agrupa a todos los sindicatos de los maestros de secundaria del país, se limitó a llamar a sus afiliados a la acostumbrada jornada de cuatro horas. Por su parte, la Unión Sindical Obrera (USO), el sindicato de los trabajadores petroleros, no hizo el paro en solidaridad con los trabajadores de Pacific Rubiales. El día de la gran toma de Bogotá por parte del movimiento estudiantil, La CUT y Fecode se limitaron a emitir comunicados de solidaridad y aportar recursos para los eventos programados por los estudiantes. La unificación de los conflictos obreros con el sector educativo habría posibilitado que las luchas de estos sectores se hubiesen extendido y profundizado. En el sector educativo bastaba que la dirección de Fecode convocara a un paro nacional indefinido en solidaridad con el movimiento estudiantil y contra el plan de modificar el estatuto docente para que el gobierno retrocediera en sus planes frente a este sector.
Las luchas obreras antes mencionadas han finalizado y el paro universitario fue levantado, pero las causas que generaron esta oleada de movilizaciones no se han desactivado. La sobreexplotación de los capitalistas somete a la clase obrera y a la juventud a insoportables penurias y a un futuro incierto. La contratación sin estabilidad laboral, la consecución de un salario acorde con el costo de vida y el goce de todas las prestaciones aún está lejos de alcanzar. Al mismo tiempo la reforma a la Ley de educación quedó aplazada. Así, la lucha sigue planteada.

Reagrupamiento para la próxima batalla
En los primeros meses de 2012 posiblemente continúe el debate y el reagrupamiento del movimiento estudiantil. Quienes dirigen la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) tienen la responsabilidad de acoger el clamor de los sectores estudiantiles que desde las bases enarbolan la democratización de esa organización. Reagrupar el movimiento pasa, en primer término, por debatir democráticamente las necesidades más sentidas del sector estudiantil para que mediante el método de la movilización y el paro se exija al gobierno la solución de esos puntos. El paro pasado demostró que es en las calles donde se pueden conquistar los objetivos. Entrar en el terreno de la concertación y el debate parlamentario es ir a un pantano en el que el movimiento estudiantil no puede caer. La Mane debe llamar a las organizaciones del sector educativo, que se agrupan en el Frente por la Defensa de la Educación Pública, a la realización de un encuentro educativo en el cual se debata el futuro de la educación en Colombia, los mecanismos para enfrentar el plan privatizador del gobierno de Santos y las amenazas que se ciernen con el Tratado de Libre Comercio firmado con los Estados Unidos.
De otra parte los trabajadores debemos exigirle a las direcciones de las centrales obreras a que abandonen su política de concertación con el gobierno y se pongan al frente de la centralización de las luchas de los trabajadores contra la contratación tercerizada, por estabilidad laboral y condiciones dignas de trabajo, así como el respeto al derecho de organización y protesta de los trabajadores.