PST Colombia

Partido Socialista de los Trabajadores

Frente a los planes de Santos ¿Luchar o concertar?

Como una prueba del cambio de relaciones entre el gobierno y los sindicatos se presentó el “Pacto Social” entre el presidente Santos y los presidentes de la Central General de Trabajadores (CGT) y de la Confederación Nacional de Pensionados (CPC). El propio acuerdo explicitaba que la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Central de Trabajadores de Colombia (CTC) aunque no firmaban estaban invitadas a suscribirlo. Este episodio no es intrascendente, pues muestra la reorientación política que la burguesía y el imperialismo han definido para Colombia.
Este “Pacto” se presenta poco después de destapada la corrupción del sector salud, y de aprobada la Ley de Tierras y Víctimas, que ha sido presentada como un cambio histórico que reivindica los derechos del campesinado desplazado violentamente de su tierra, poblaciones afrodescendientes y comunidades indígenas.

Desuribizando
A estas medidas de corte social se les suma los procesos judiciales a algunos funcionarios del gobierno anterior. Se pretende así demostrar que hay un cambio radical en el régimen político y la intención decidida de resolver democráticamente las profundas contradicciones sociales que fracturan la sociedad colombiana. Incluso el fallo de la Corte que anuló como prueba el contenido de los computadores de Reyes distensiona las relaciones con Chávez y Correa y rehabilita a muchos posibles intermediarios en una futura negociación con las FARC y el ELN. Hasta la configuración de la terna para reemplazar a Samuel Moreno en la Alcaldía de Bogotá, que incluyó al presidente de la CUT, ha servido para demostrar el talante “democrático” del actual gobierno.
Pero las decenas de miles de víctimas del paramilitarismo, a quienes se ofrece ahora una pírrica indemnización por sus muertos, los desplazados que son asesinados por tratar de recuperar su tierra, las comunidades negras e indígenas acosadas ahora por la gran minería y las plantaciones extensivas, los trabajadores sometidos a la precarización laboral de las Cooperativas de Trabajo Asociado, los despedidos por intentar organizar sindicatos, los usuarios de los criminales servicios de las EPS privadas, los estudiantes amenazados con la privatización de la educación pública, los millones de desempleados; en fin, la gran mayoría del pueblo pobre y trabajador, sabe que la remodelación de la fachada no cambia el carácter de un régimen al servicio de los capitalistas nacionales y extranjeros. Por eso siguen librando diariamente luchas dispersas y sectoriales.

Unificar las luchas
Depende de la alta dirigencia de las centrales sindicales y las organizaciones sociales, populares y juveniles, conducidas en su gran mayoría por el Polo Democrático Alternativo, si se da una tregua frente a las promesas mentirosas de concertación del gobierno o se persiste en la dura brega por unificar exigencias, coordinar un plan de acción y seguir ahora el ejemplo de decenas de miles de españoles que se tomaron las plazas para reclamar, no la caída de una dictadura sino “¡Democracia Real Ya!”, entendiendo este reclamo como la exigencia de una reorientación radical de la sociedad hacia un sistema que garantice trabajo para todos, bienestar social y plenas libertades.
Las sucesivas jornadas de protesta del magisterio, cruzadas con las manifestaciones de los universitarios, el rechazo a la corrupción en el sector salud, la movilización contra la gran minería, aparte de los reclamos de otros sectores sociales afectados por los impuestos, la amenaza del TLC, o la ineptitud frente a la catástrofe invernal, siguen dispersas y desarticuladas. En los próximos meses existe el gran riesgo de que todo se diluya en medio de una campaña electoral que no concita ninguna expectativa, como se pudo confirmar con el desánimo del electorado en las fraudulentas consultas partidistas. Sólo si se toma como tarea principal profundizar la movilización y la coordinación entre los que luchan, usando incluso la tribuna electoral para ese objetivo, podremos derrotar ahora la trampa del “Pacto Social” y la “concertación” de los planes del gobierno contra los trabajadores y los pobres.