PST Colombia

Partido Socialista de los Trabajadores

Diálogo político y crítica marxista de las “tesis del sexto congreso de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia”

La discusión sobre la orientación política de la Central Unitaria de Trabajadores ha continuado después de realizado el VI Congreso de la Central. Como una manera de promover esa discusión publicamos estas notas críticas de un compañero del PST. La Redacción

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III PARTE del texto: “VI Congreso CUT y Sindicalismo Clasista en la Colombia del siglo XXI: problemas y retos”. Fuente: https://sergestuschrevolutions.wordpress.com/

ÍNDICE
1.1. Introducción: ideología oficial y clasismo revolucionario
1.2. Ideología sindical polista – Partido Polo Democrático
I. Aspectos positivos del análisis polista: Imperialismo, he ahí el enemigo.
II. Polismo y situación política mundial: la clase media se piensa el mundo.
III. Estrategia nacional y modelo político polista: “Nada nuevo bajo el Sol”.
IV. Conspiración del silencio: manifestación de burocratismo sindical.
V. Conclusión sobre el PDA: girasol amarillo, un programa reformista.
1.3. Ideología sindical democrática – Partido Progresistas
I. Valoración de la Corriente Democrática: reformismo agridulce y vergonzante.
II. Espíritu camaleónico y paráfrasis oficialista: la CSA, el mismo libreto de siempre.
III. Diálogo obrero patronal y concertación entre iguales: una pócima mortal.
IV. Humanitarismo verdeprogresista: “cómo les duele”.
V. Antiuribismo progresista y Frente Amplio por la Paz: esquirolaje, un premio a Santos.
1.4. Ideología sindical oportunista – Partido Comunista Colombiano
I. Valoración de la Corriente Clasista: el mal menor también indigesta al obrero.
II. Aspectos progresivos y límites en la mirada clasista del ángel de la muerte: crisis capitalista global y ojo de tigre.
III. Etapismo abortado y viejo baile del zigzag: vacilación y renuncia a la estrategia revolucionaria.
IV. En busca de salvadores y reconstructores: cambio de Dioses, ¡salve FSM!
V. Reforma educativa de las mentes obreras: sin traspasar la tradición.
1.5. Conclusión: clasismo revolucionario y contra-oficialismo
1.5.1. Ideología clasista revolucionaria – Partido Socialista de los Trabajadores
I. Unámonos y forjemos las Coordinadoras de Luchas: bajo un solo puño.
II. Por un Frente de Lucha contra Santos y el imperialismo: seamos los que marquemos los goles.
III. Recuperemos la CUT y nuestras organizaciones obreras: en pie de lucha.
IV. Reparación integral al movimiento obrero y popular: memoria de lucha de los vencidos.
V. Construyamos el partido obrero y socialista: herramienta de la victoria.
NOTAS
BIBLIOGRAFÍA

1.1. Introducción: ideología oficial y clasismo
Cuando analizamos en la PARTE I los problemas teóricos tales como el significado del “SC” Sindicalismo Clasista (P1) y el marco categorial explicativo del movimiento sindical colombiano y mundial (P2) de la actual época, percatamos una grave limitación. Habíamos olvido tocar otro asunto crucial de íntima relación con la PARTE II (problemas prácticos) y I:
Las famosísimas y “avanzadas” tesis políticas/programa (P4) presentadas al VI Congreso de la CUT, celebrado en Santa Marta (2014) bajo la consigna “Por la paz, soberanía, democracia y derechos laborales”, de parte de la llamada “Corriente Sindical del Polo”, la “Corriente del Sindicalismo Democrático” y la “Corriente Sindical Clasista”, como tal, el documento político oficial cutista, que versa sobre el averno y lo mundano, pero central y en lo que básicamente ponen énfasis es en la situación política mundial y nacional, en el estado del sindicalismo colombiano y la propia Central, en una serie de propuestas, ajustes de organización y plan de lucha de la Central.
Dicho “libro” constituye la ideología oficial (1) de la CUT, con sus 3 “corrientes de opinión que hacen presencia dentro de la CUT” (Autores Varios, 2014, pág. 5), como llama el Presidente de la CUT, Luis Pedraza; en realidad, más que corrientes de opinión, se trata de tres fracciones o fuerzas políticas influyentes al interior del movimiento obrero organizado con bases obreras de influencia, “pescando en río revuelto” dentro de una muestra de más de 500.000 asalariados afiliados a la principal Central del país, sindicatos independientes y asalariados, delegados, con finalidades de capturar para sí en la organización partidaria “centrífuga” y aportar al desarrollo gremial, cada una de ellas está aglutinada en una concepción teórica del mundo y en nociones discursivas programático-políticas, singulares, que de uno u otro modo ejercen influjo y reproducen el discurso oficial del MSC (Movimiento Sindical Colombiano) y MSM (Movimiento Sindical Mundial) y de toda la sociedad capitalista contemporánea.
Dicho lo anterior, en este “tortuoso cierre” del curso, escrito a modo de “trilogía”, es necesario analizar dichas tesis desde un lente crítico, es decir, con las gafas del obrero avanzado puestas. Por eso es necesario que los revolucionarios marxistas y trabajadores de diversas condiciones del país, los más avanzados, interesados en el devenir futuro del movimiento sindical y obrero en este Nuevo Siglo, contribuyamos a dicha labor.
A modo de “anexo”, abordaremos el problema de la ideología sindical al interior de la CUT (P5), a la luz de las “Tesis del VI Congreso” bañadas con el barniz político-sindical izquierdista, de estas, “propio de la CUT”, al ser estar nucleada por partidos de izquierda, en sentido genérico.
Este diálogo crítico de izquierdas con las tres corrientes sindicales son apenas unas “notas críticas” primarias, unas “glosas marginales”, dicho sea, un “borrador en obra negra” insuficiente y rudimentario, limitado en muchos aspectos, con pocas aclaraciones y profundizaciones, debido a las presiones materiales en el ejercicio de la escritura militante y la formación política; por ende, en ningún modo pretende ser algo sistemático y acabado en sí, más si útiles como bases iniciales de contribución, polémica, orientación y escrutinio a esta tarea colectiva crítica, desde distintos ángulos y temas, que debemos realizar los trabajadores y pobres de Colombia, sindicalizados o no, para que no nos dejemos embaucar, cuando pasemos una y otra vez por “ideas en boga”, “idearios de izquierda” y lenguajes del “mundo sindical”, también “empresarial” y “la política”, de las Centrales Obreras, los Departamentos de Recursos Humanos y los Medios, en nuestras Empresas, las charlas-parlas de Asambleas de empleados, conferencias, Eventos de las compañías y propaganda de los Partidos, movilizaciones y huelgas sociales, como en espacios más privados como el recinto de la sala y las charlas familiares y sociales de entretención, como los bares, al calor de unas frías, en el debate entre nosotros mismos.
El llamado es a politizarnos, sin miedo, a estudiar y conocer las opiniones de “nuestros Dirigentes de la Central”, a leer y digerir las Tesis del VI Congreso con una mirada crítica, obrera, explorar otros horizontes, etc, ¡sin tragar entero!
Sobre el tema de la discusión pre congreso, hay algo que debemos señalar, antes de proseguir a nuestra tarea:
El “librillo” de las VI Tesis al Congreso de la CUT ha sido “imprimido” y difundido con “masividad” entre miles de trabajadores afiliados y sindicatos de la CUT, según la Junta Nacional, aunque, ciertamente, fue discutido muy poco por la base obrera, las mayorías, apenas un puñado de mesas de trabajo “express”, sesiones de juntas directivas de burócratas sindicales y grupos de estudio discontinuos, encuentros de burócratas y de nuevas generaciones interesadas, lecturas individuales, ninguna participación de los des-sindicalizados y la sociedad, poco impacto social del evento, etc, etc.
No por ello la prensa independiente Desde Abajo no pecaría de incauta al señalar con la lucidez democrática que muchas veces caracteriza a su editorial: “este congreso de la CUT termina siendo un escenario de disputa de las fuerzas expresadas como corrientes dentro del ejecutivo nacional (corriente democrática, corriente del Polo y corriente clasista) y no en un amplio evento democrático en donde las tesis fuesen elaboradas y discutidas por sitio de trabajo, por rama de la producción y por territorios, propiciando que la cita del 24 al 26 de Septiembre no entusiasme a nadie más que a algunas juntas directivas, transformándose más bien en un insípido debate de trámite [y búsqueda burocrática de consensos]”. (Desde Abajo, 2014).
En efecto el periodo “democrático” de discusión pre Congreso y los tres días de deliberación democrática en la hermosa Ciudad de Santa Marta, siguieron dicho patrón de minorías a puerta cerrada y tufillo burocrático, discusiones con poco filo polemista y más de consensos burocráticos, sin eco público del grueso de los veintidós millones de laborantes, pese a las buenas intenciones de reuniones y encuentros, lo cual es una de tantas muestras de la crisis del sindicalismo de este país.
Este año se realizará el Congreso Extraordinario CUT y el II Congreso de la Juventud Trabajadora de 2015. Amanecerá y veremos. Será una nueva oportunidad para mejorar, seguir con el continuismo o empeorar ostensiblemente. Esperamos que sea lo primero, los obreros así lo desean y los revolucionarios, siguiendo sus anhelos, también lo impulsarán.
En esta III “entrega” buscamos:
Primero, examinar la ideología oficial, su tripartición y desdoblamiento (polista/democrática/clasista) así como su comunión, sus flancos débiles y fuertes, mediante un diálogo crítico con las izquierdas insertas en el movimiento obrero organizado, polemizando con sus posiciones.
Segundo, en aras de la democracia sindical y el espíritu cualitativo del SC (véase I Parte), paralelo a la crítica, de tanto y tanto, permanentemente, emergerá una ideología no oficial, una concepción política alternativa, alterna y en contraste con el “Libro Oficial” de la CUT y el criterio de verdad oficial, emanada del Partido Socialista de los Trabajadores de Colombia (PST-C), la LIT y la aglutinación de posturas clasistas revolucionarias y apreciaciones independientes socialistas.
Tercero, para concluir lo anterior, se plantearán un serie de conclusiones generales sobre la ideología sindical del movimiento sindical colombiano y la contra-ideología oficial del SC (“Sindicalismo Clasista”), unos ejes de lucha para el próximo periodo de parte del PST y una síntesis de esta “batalla de ideas”, del diálogo crítico acaecido entre izquierdas, con las respectivas “armas” que desenfundaron burócratas y oportunistas y reformistas honestos, del lado del rin del oficialismo sindical, revolucionarios socialistas, bases obreras y posturas marxistas independientes y coincidentes clasistas, del otro, la contra-oficialidad.

1.2. Ideología sindical polista – Partido Polo Democrático

Aspectos positivos del análisis polista: Imperialismo, he ahí el enemigo.

A modo inicial, si algo cabe reconocer como positivo de las tesis de la Corriente Sindical del partido Polo Democrático Alternativo (PDA), es en buena medida su uso lacónico del lenguaje, un poco más digerible a los trabajadores que las otras corrientes, lo cual remite a los viejos vestigios de la gran didáctica del maestro de escuela chino, Mao Stung, que muy pronto los maoístas criollos de derecha, como el MOIR, en cabeza del honorable Senador vitalicio, Jorge Enrique Robledo, aprendieron a su modo, también, la magistral política de comunicaciones y propaganda, de la militancia polista, en sus diversas tendencias, en el contexto actual, los cuales son uno de los mejores exponentes.
Otro aspecto importante de las referidas tesis es el análisis geopolítico de la situación política internacional –independiente de sus conclusiones pequeñoburguesas o de los enunciados filisteos, que son muchos– el cual no merece menos que una honda reflexión interna sobre nuestra época, debido a las implicaciones y profundidades del asunto tocado.
Ante la geopolítica que vive el globo, el documento polista, en sus primeras líneas empieza con una frase contundente –y de cliché–: “El mundo está convulsionado” (Autores Varios, 2014, pág. 9). En efecto, lo es, aunque, como dicen ellos, en América Latina, no se siente todavía como la misma fuerza dicho “huracán”, pues no se vive de cerca otras situaciones continentales de gran envergadura. Para constatar el enunciado, los polistas apelan a monumentales hechos actuales, con cierto acento reflexivo: la anexión de Crimea por Rusia y la guerra entre las dos partes, de Ucrania versus Rusia y sus respectivos aliados, fenómeno que “amenaza con ser un conflicto de consecuencias mundiales” y que “constituye el centro de un nuevo conflicto mundial”, dicen; como hilo conductor, el conflicto israelí-palestino y lo que ellos llaman “las recientes intervenciones militares de Estados Unidos y la OTAN en Libia y Siria”, con la financiación de mercenarios autóctonos, luego de las “empresas similares” de Irak y Afganistán, del mismo talante neocolonial y fratricida.
Independiente de la interpretación pequeñoburguesa y fraseología reformista engañosa de los polistas sobre el “mundo internacional” –que ya tocaremos–, preguntémonos: ¿Qué es lo “valioso” de su análisis? En ese mar negro de la Corriente Sindical del Polo, repleto de “detritus” y “basura marítima”…¿dónde yace la “perla”, así sea esta en extremo “diminuta”? En primer lugar, como decíamos, lo significativo de sus líneas son los cambios geográficos geopolíticos que han transformado el mundo desde la posguerra, en segundo lugar, el lugar de Colombia como “neocolonia” del imperialismo estadounidense y europeo.
A nuestro juicio, ¿por qué son importantes y dan en el punto?
1. Porque, contrario a todo augurio sobre “el ocaso de las tendencias colonialistas del Imperialismo”, del periodo de las viejas guerras mundiales y la época decimonónica, ¡la lucha por el reparto –territorial– y financiero del mundo, continúa vigente! Las recientes disputas bélicas de Ucrania y Palestina, las jurídicas por los límites fronterizos de Colombia y Nicaragua, la invasión consumada del dolor de cabeza por el control de Irak y Afganistan, junto a la emergencia de las fuerzas militares del Estado Islámico, naciones en vía de la “inversión” y la “modernización económica” –eufemismos liberales de la reconolonización–, son tal vez las muestras más contundentes de los cambios de “cartografía” e interdisputas entre los estados capitalistas, sean estos imperialistas o no.
2. Porque, desestimando los análisis ultraizquierdistas, reductivos y ridículos de “clase contra clase”, dicho sea, de lucha de los obreros chichombianos y gringos contra los capitalistas de sus respectivos países, sin nada más que eso; estos optan por pararse –aunque de modo oportunista– desde una óptica de una cierta “lucha entre países”, de distinta condición, por ejemplo, de Colombia con respecto a los Estados Unidos de América, pues nuestra nación es dependiente tanto económica, diplomática, militar y política, cultural, etcétera, en relación con la otra, de ahí que la “liberación nacional” y la “cuestión nacional” esté a la orden del día y sea algo crucial para nuestro país. El grueso del asunto es qué clase hegemonice y lleve adelante y de qué modo esas demandas independentistas, si un sector burgués oportunista o la clase obrera.
En resumen, el documento polista, ante la situación política internacional, mencionan algunas de las tendencias del imperialismo capitalista del siglo XXI, como lo son “las guerras y la lucha por el reparto del mundo”, de un lado, la “lucha entre países capitalistas colonialistas y los que no lo son”, del otro. El rastro de uno de los stalinistas colombianos más visibles, Francisco Mosquera, todavía revolotea en sus cabezas, en su mirada analítica sobre la situación mundial.
En todo esto, cuando se habla de imperialismo se trata de “lo que está en juego”, que no es otra cosa que el territorio para la instrumentalización del capital transnacional y financiero, el “hábitat” vital de los pueblos dominados, usurpados de sus territorios y traficando con su soberanía, los “recursos” con que disponen las naciones, entre ellas, la “mano de obra” nativa de la clase obrera con residencia permanente, el “nivel de vida” que comparten en común los trabajadores que residen desde Punta de Gallinas hasta la Quebrada de San Antonio, en la región del Amazonas, junto a la clase obrera de toda América Latina, África y Asia, nuestros hermanos, no solamente de clase, sino también, como pueblos neocolonizados, las bestias de carga que soportan con más dolor, la opresión política y la desigualdad económicas, generadas por el imperialismo y un puñados de países ricos.
Hasta ahí, todo luce bien, color de girasol. Ahora pasemos a examinar y confrontar las posturas “amarillas” socialdemócratas, stalinizadas por el discurso mosquerista-moirista.

Polismo y situación política mundial: la clase media se piensa el mundo.

La ideología polista habla de “convulsiones mundiales”, pero no las comprende en su extensión y contenido, más bien, las lee según su singular visión de clase (2). Para la Corriente Sindical Polista, la naturaleza de los conflictos estriba en las pretensiones hegemonistas de Estados Unidos, con sus aliados europeos y los “contrapesos antiimperialistas” de parte del BRIC, el gigante asiático y el oso ruso, junto a los gobiernos “de corte democrático y nacionalista” de América Latina.
Como ya apuntó la Declaración Política de la CUT, cuyo precedente son estas tesis, los polistas, pese a que hablen de “contradicciones interimperialistas” (Autores Varios, 2014, pág. 10) entre EEUU y Federación Rusa ven a los últimos como un campo progresivo y desde ahí que se ubican y que “juzgan”, a diestra y siniestra, las políticas de las potencias dominantes del mundo, como EEUU y, también cabe decir, de los pueblos y masas que se sublevan contra ambos bandos y las naciones aliadas de estos.
El Polo habla de “golpes de estado y subversiones” (Ucrania), “grupos rebeldes de la OTAN” contra un “gobierno constitucional y legítimo y destruyen el país” (Siria), “ataques e intentos de desestabilización” (Ibíd., Venezuela, otros coetáneos), dejando en claro que condena toda suerte de intervencionismo extranjero.
El argumento del intervencionismo y de los campos, entonces, les hace caer en el negacionismo pequeñoburgués de revoluciones antidictatoriales como las de Egipto y Siria y Libia. Del mismo modo, los lleva a respaldar fracciones burguesas de los gobiernos latinoamericanos contra la clase trabajadora y el pueblo, acusando a todos de “oposición derechista y neoliberal”. En Ucrania, por ejemplo, no se ponen del lado de los trabajadores ucranianos, en contra del hegemonismo de Rusia y Ucrania, mediante sus titiriteros, lo cual les obliga a ponerse del lado y apoyar el gobierno autoritario de Putin, saludar la anexión colonialista de Crimea y Sebastopol a lo que algunos cándidos y “filorusos izquierdistas” llaman la “resistencia antifascista” y la republica “popular” de Donetsk y Lungansk, unificadas por tiempo bajo el nombre chovinista y reaccionario de “Nueva Rusia”.
El Partido Socialista, al igual que nuestra corriente internacional, la Liga Internacional de los Trabajadores, aun sabiendo de las intervenciones imperialistas en las luchas justas de las masas y de los pueblos, rechazando con vehemencia su injerencia, no concuerda con las teorías “negacionistas”, de naturaleza “idealistas”, en clave “conspirativa” y “pseudoantiimperialistas”, levantadas y reproducidas por amplios sectores de izquierda, entre ellas, por los genios polistas y la corriente “clasista” de la CUT (Autores Varios, 2014, pág. 68). Estas se traducen en hablar de un sofisticado y meticuloso complot imperialista y reproducen montañas de basura, como buenos oportunistas de derecha, sobre el otanismo y postura pro imperialista, de corte calumnioso, de quienes apoyan la derrota revolucionaria de gobiernos y se pusieron a lado de la barricada del pueblo, una vez comenzaron los levantamientos masivos. Necesariamente una de las dos posiciones es cierta y revolucionaria, pero no ambas. La historia de los pueblos y la memoria histórica, en las próximas décadas, lo dirá.
Por el contrario, los socialistas apoyan de modo decisivo la lucha del pueblo libio contra el dictador Al Assad, el carnicero de Damasco, desde que, en el 2011, estos se movilizaron contra el mandatario con una serie de demandas democráticas y materiales, este respondió con guerra, a la que el pueblo opuso la legítima sublevación armada, ante un gobierno ilegítimo, que sin pena ni honra lanzó ráfagas de fuego contra la ciudadanía pacífica y luego bombardeo ciudades y arrojó gases tóxicos y químicos contra su mismo pueblo, tras la intransigencia de llevar once años en el poder y 30 años del régimen autoritario. Lo mismo de los egipcios contra el régimen militar de cinco décadas y su triada titiritera continuista, Murabak-Morsi-Alsisi, que ha recibido el apoyo histórico de EEUU y el FMI.
Ante el panorama latinoamericano, aun desligándose del oportunismo derechista burgués, de pifias post - puntofijistas como María Corina Machado, Capriles y el “huelguista” Leopoldo López, por sólo nombrar a los que más retumban, se pone del lado de la barricada de los obreros, comunidades indígenas y campesinos y estudiantes pobres que luchan contra el ajuste neoliberal de Maduro, Dilma, Kristina y demás “gobernantes izquierdistas” que representan el rostro humano del capital nacional y foráneo, todo esto, más allá que el Polo y sus coetáneos pretendan lavarles la cara y de que muchos sectores honestos del pueblo, intelectuales progresistas y del activismo social se dejen confundir todavía por la retórica izquierdista de estadistas al mando de estados capitalistas, muchos de los cuales empiezan a entrar en razón, adquiriendo conciencia política de clase, eso sí, a paso de tortuga.
Las bases sindicales de la CUT, los trabajadores colombianos y del mundo –de manera especial, los obreros organizados– cuando miremos para afuera en busca de nuestros hermanos y aliados, debemos ubicarnos y saber muy bien quiénes son nuestros amigos y quiénes no.
Una política internacionalista y de independencia de clase, de solidaridad, debe entonces procurar y respaldar “sin peros”, la lucha de los obreros y masas populares de todas las nacionalidades contra sus gobernantes patronales y el imperialismo, los levantamientos de todos los pueblos sublevados hermanos contra dictaduras burguesas y contra planes de ajuste lesivos de gobiernos del capital y la patronal. De ahí que, como trabajadores y pueblo, atendamos la “situación internacional”, a primera vista, como algo distante de nuestros intereses inmediatos de nuestra fábrica o país, familia (apariencia), para divisar, en la realidad (esencia material, objetiva), lucha política y económica, mixta, contra un enemigo internacional de diversas caras diplomáticas, organizada como clase capitalista contemporánea.
El Polo y sus cuadros intelectuales, arrogantes como el que más, “olvidan” –con toda la sapiencia y la cómica originalidad– las convulsiones revolucionarias de la Primavera Árabe (3), las niegan; el polismo desestima las resistencias obreras y populares, de nuestros hermanos de clase, a los Gobiernos “progresistas”, de los países más cercanos a Colombia, calla; el PDA no percata el cambio de la situación, de los procesos revolucionarios antineoliberales y permanentes de las masas a comienzos del siglo, al freno reaccionario, ajuste neoliberal y crisis de desgaste de los gobiernos reformistas de América Latina, es invidente; el Polo pasa de largo la lucha de los pueblos oprimidos y tan sólo reseña la lucha que libran estados capitalistas con intervenciones colonialistas, como el caso de Ucrania y Occidente imperialista versus Rusia y sus “áreas de influencia”, una pelea de perros capitalistas, luego de una sublevación social del Maidan provocara la caída del gobierno represivo y de ajuste de Yanukovich, el Polo no levanta ninguna postura independiente del pueblo trabajador de ambas naciones ante las arremetidas oligarquías empresariales y la política colonialista y mercenaria de ambas burguesías caninas y gobiernos, lo mismo ocurre con las administraciones burguesas de los países suramericanos y su relación con la clase obrera.
Los compañeros del Polo se alinean con regímenes nacionalistas burgueses y coaliciones de frente popular, es decir, con las burguesías gobernantes del PSUV, PT, FpV, contra el pueblo trabajador y los sectores sindicales independientes. Bajo sofisterías sobre su carácter “antiimperialista”, democrático, el PDA apoya las castas burocráticas sindicales parasitarias de estos países, cadenas de contención de la agencia social obrera, que dan espaldarazos a estos gobiernos, lo cual se explica por el burocratismo polista en la CUT, FECODE y la ADE.
Tal es la “lectura” de la situación mundial del partido amarillo y de izquierda democrática, sin duda, el más importante de Colombia. La vanguardia política de la clase media se piensa el mundo entero y el país, por supuesto.

Estrategia nacional y modelo político polista: “Nada nuevo bajo el Sol”.

 
Pasemos rápidamente al ámbito nacional, para ver lo que traen en mente.
El Polo tiene trazada una “estrategia política” de largo aliento para el conjunto del movimiento obrero sindical y todo el pueblo colombiano, al que quiere mover y encarrilar, tal cual “rebaño” hacia la “estrella de Belén”. La lucha del Polo Democrático Alternativo es la lucha por la superación estratégica del “modelo neoliberal” y por el restablecimiento efectivo del Estado Social de Derecho y la carta del 91, del paraíso perdido en las6 regiones geográficas de Colombia.
El “faro” del PDA son los gobiernos alternativos, menos vituperados, al punto de que para el Foro Internacional del IV Congreso del Polo (PDA), en el lujoso Hotel Tequendama, sobre “Experiencias de Unidad y Gobernabilidad en la Región”,  los invitados ponentes fueron Guillaime Long, Mónica Yelpo y Emilio Delgado, en representación del Gobierno correista de la Revolución Ciudadana, del Frente Amplio urugayo y del Partido castrista y restauracionista cubano, mal llamado Comunista, un muñeco caribeño ligado a la gran tragicomedia reaccionaria de los “PC´s” de China, Vietnamita, Corea del Norte, Soviético, etc. Las burocracias políticas izquierdistas y burguesas de América Latina, los farabundos y sandinistas, bolivarianos, lulistas, también se hicieron presentes en el Acto de Instalación.
No invitaron siquiera el neo reformismo de Zyriza y el protagonismo de Podemos, apoyados como es lógico y tenía que ser, por amplias ciudadanías inconformes y sectores masivos medios, obreros y populares en el medio de la crisis, el nacionalismo burgués del chavismo y sus fichas edificantes –hoy en crisis–, a contar sus experiencias y presentar ponencias, por la sencilla razón de querer guardar el perfil polista de “centro”, de izquierda “moderada”, civilista, democrática, con vocación de poder y de luchar por un “proceso único” en la historia de Colombia, según lo dijo Jorge Robledo en su intervención, etc, etc, para ello resultaba inoportuno enlodarse y comprometerse. El polismo es tan poco consecuente con el reformismo que dice pregonar y con la supuesta estrategia reformista que se dice trazar.
Los aliados, amigos y hermanos internacionales dicen mucho de un partido y de una Corriente Sindical, si se está con los movimientos sociales, con las organizaciones de la clase obrera y el campesinado pobre, los sectores oprimidos y pueblos oprimidos en lucha, o bien con los gobiernos del capital en sus diversas caretas, las burocracias sindicales y políticas tradicionales, que mal hacen al posar de izquierda.
De ser un partido revolucionario, con una estrategia anticapitalista y con aliados internacionales, es más, si en el seno y dirección del Polo hubiese una corriente interna democrática y avanzada, habría al menos bregado por invitar a algunas delegaciones como el inestable pero valioso Frente de Izquierda y de los Trabajadores de la Argentina, a voceros avanzados y consecuentes de la Resistencia Armada Palestina –el Polo tuvo en su instalación al embajador palestino y de la conciliadora OLP, Mohamed Amer Oder–, las mujeres armadas y luchadoras Kurdas, la Siria, etc, a líderes sindicales y políticos revolucionarios que luchan contra la austeridad europea ante la debacle del estado de bienestar capitalista –una paraíso obrero del capital que ahora se quiere replicar en un país semicolonial, como Colombia, ¡osados amarillos!–, a la apenas en gestación Red Sindical Internacional impulsada por la Central CPS - CONLUTAS del Brasil que en junio 2015 realizó su II Encuentro y se posiciona como oposición social por izquierda a Dilma Rousseff y los gobiernos burgueses, a los obreros y movimientos sociales que ponen cara a los regímenes autoritarios y ajustes neoliberales en África, Asia y Medio Oriente, así como aquellos que luchan y desenmascaran los planes antipopulares del progresismo gubernamental latinoamericano y su complicidad y apoyo militar y logístico directo con la ocupación imperialista y abusos coloniales de los Cascos Azules de la ONU –tipo Haití, la operación infame Minustah–.
Como ya se mencionó con anterioridad, es importante el “enfoque anticolonial” y la “cuestión colonial”, el énfasis de concienciación de la “condición neocolonial” que padece Colombia, la verdadera llaga del país, es decir, las ansias de independencia nacional, que la tendencia mayoritaria del MOIR irradia y “conecta” con el Ideario y de Unidad y programa político del Polo; más, lo que hay que desaprobar con ahínco es la estrategia reformista oportunista y la teoría revisionista del antiimperialismo, que ellos sostienen, amparados en la doctrina “sindicalista-política” del antineoliberalismo y de la resistencia al Consenso de Washington (Autores Varios, 2014, pág. 10) (véase nota n. 3).
La prensa El Socialista (#685), órgano político del PST, comentando la Declaración Política de la CUT hacía el VI Congreso (9/5/2014), señalo muy bien, lo siguiente:
“[para la CUT, en cabeza de la Corriente Sindical Polista y reformista,] todos los atropellos contra los trabajadores y el pueblo son consecuencia de aplicar en Colombia el modelo capitalista neoliberal, [como ellos mismos dicen: “el costo mundial de la crisis mundial del modelo neoliberal que sacude a Europa y Estados Unidos, desde 2008…”, ¡no de la crisis económica mundial del imperialismo capitalista!].
Lo anterior quiere decir que, según la actual dirección de la CUT, si se cambia el modelo capitalista neoliberal, por el modelo socialdemócrata o por la tercera vía, como recientemente lo ha planteado Santos, se van a empezar a resolver todos los problemas de los trabajadores y del pueblo de Colombia. (…) Todo el capitalismo, en sus distintos modelos [económicos y regímenes políticos, como el fascista, el democrático, keynesiano o neoliberal], [más allá de sus matices] tiene como propósito central explotar económicamente a la clase obrera [en consecuencia, tender a su pauperización y frenar sus luchas legítimas], enriquecer a los burgueses y con tal de lograr este propósito están dispuestos a acudir a todos los métodos [legales e ilegales] y a todos los procedimientos políticos y militares [en los marcos de la ley y por fuera de esta]” (2014, pág. 4).
Ante la “noble” estrategia política de los compañeros del polismo democrático, cabe decir, sin tapujo alguno, unas cuantas verdades:

La narrativa histórica polista y su estrategia política, es tan simple, como un “cuento adámico”, al punto de que el Senador Robledo, emplea expresiones poéticas como la “larga noche de Colombia”, y el paraíso de una “nación prospera, soberana e independiente”, de todos los “colombianos”, donde quepan, “pobres, capas medias y el empresariado nacional”, etc, según el credo mosquerista.

Según el Polo y, en consecuencia, su Corriente Sindical, “el mal de males” de Colombia y sus gentes laboriosas fue la Apertura Económica de Gaviria, la continuación del modelo privatizador de los gobiernos pronorteamericanos de Samper/Pastrana/Uribe y Santos, que en esencia, son lo mismo, una salida del túnel, de la larga noche, está en un Nuevo Gobierno, de Clara López o del mismísimo Robledo –Senador de la República con el “record” de ser el más votado por la ciudadanía y con las apuestas presidenciales para el 2018– que asuma otras riendas del país, con un modelo de economía mixta y proteccionista, de derechos sociales y de defensa de la soberanía nacional.
Un paraíso capitalista paralelo y porvenir…¡miremos a nuestros homólogos latinoamericanos!, ¡pensemos como una nación desarrollada, al modo de Corea del Sur y Alemania!, nos dice la mente de Aurelio Cheveroni y la Roblelandia, ¡una industria nacional consolidada y una prosperidad social de todos los colombianos…!, ¡…en marcha al socialismo!, con el ya cacareado y viejo cliché maoísta-etapista de derecha, bagaje ideológico del stalinismo.
¡Saquemos adelante este país, con un frente único nacional, amplio, de convergencia nacional!, de la mano de sectores burgueses Claristas-Dussanistas, ¡como bien nos lo enseño nuestro Maestro Mosquera! Luego, el día de mañana, ante los cambios socialistas estratégicos, ¡ya veremos y nos las arreglaremos con el Nuevo Poder emergente del pueblo colombiano, que nazca con el Estado pos neoliberal!

A finales de la primera década del siglo XX, cuando el bolchevismo (el partido comunista revolucionario de Lenin y Trotsky, su proyección internacional partidaria, tercista) derrotó en varios niveles a la socialdemocracia y al reformismo y formó el primer Estado obrero de la historia, la URSS, los fundamentos que heredó y transmitió, no eran la lucha por el capitalismo con rostro humano o democrático sino por el socialismo mundial; la doctrina y espíritu de lucha de los partidos no era el antiliberalismo económico y modelos de estado de bienestar capitalista sino el anticapitalismo.

Tal fue la tendencia del pasado siglo, no sin la convivencia poderosa con su antítesis reformista y pequeñoburguesa.
No fue sino hasta la contrarrevolución de los 90, cuando aconteció una debacle, un retroceso ideológico y programático sin magnitudes de las organizaciones obreras, es decir, de los partidos políticos de izquierda y los sindicatos. En este contexto nacieron estrategias neoreformistas en nuestro país, como la lucha por el “Estado Social de Derecho”, los “Gobiernos Post-neoliberales”, la resistencia y superación del “Modelo Neoliberal”. De lado del stalinismo chichombiano, se renegó incluso del etapismo “revolucionario”, se ensancharon aún más, al punto de sólo quedar la etapa de lucha por la democracia.
De ahí que en el actual debate político y teórico volvieran a resurgir en el estado del arte y las organizaciones los clásicos problemas sobre la disyuntiva “Reforma o Revolución”, planteados por la mujer revolucionaria Rosa Luxemburgo –antítesis superior a mujeres pigmeas y enanas, en un sentido político y moral, como las polistas Clara López (Presidente del Polo), Maria Antonieta Cano (Fecode), “vergüenza de género”, como le diría la maestra de base y colega, Margoth Palomino Muñoz, luego de avalar los acuerdos del paro magisterial de 2015, y la joven abogada, Karola Enriquez (Asonal Judicial)– hace más de 80 años, pues de tal magnitud fue el retroceso y la contrarrevolución en las organizaciones de izquierda, incluso, las que se llamaban “revolucionarias” o “progresistas”. No son hijas de Maria Cano, Rosa Cecilia Lemus y Mónica Baena, Myriam Bregman ni Rosa Luxemburgo, entre muchas otras verdaderas flores revolucionarias del trabajo y el socialismo, no medias tintas reformatorias.
Lo mismo podemos decir de los hombres. El movimiento sindical y la izquierda política de Colombia, necesitan dotarse de una política de cuadros y generacional, de emulación a dirigentes sindicales obreros, clasistas y socialistas, de la talla de figuras como el venezolano Orlando Chirino, los argentinos Pollo Sobrero, Raúl Godoy, Néstor Pitrola, Alejandro Vilca, los hermanos y camaradas de la LIT como los gauchos Eduardo Barragán y Roldolfo Vidal, el brasileño Cleber Ravelo, el inmortal Didi Travesso y visible Zé Maria, el españolete Ángel Luis Parras y la italiana Fabiana Stefanoni, los colombianos José Gámez “El Rojo”, Freddy Ruíz Ayala, Wilson Castro y Freddy Marrugo, del PST, todos los cuales tendrán sus limitaciones presentes de sus fuerzas políticas y en las cualidades gremiales y políticas de diversa y muy variada índole, a futuro otras más, pero alumbran más sus méritos y talante luchador, muy diferente al talante de burócratas sindicales reformistas y polistas de vieja data como Gustavo Triana, Tarsicio Mora y Pedraza.
Frente a este panorama nauseabundo de predominio ideológico de la socialdemocracia amarilla, la lucha revolucionaria de Sísifo es, como se sugirió en la II Parte, la reconstrucción ideológica, obrera sindical clasista y partidaria, las cuales son las tareas políticas del actual periodo, recuperando el terreno perdido.
En contraposición a las posiciones de la Corriente Sindical del Polo, el PST y la Liga Internacional de los Trabajadores luchan denodadamente por revoluciones socialistas, de forma nacional y contenido mundial, que construyan “Gobiernos Obreros y Populares”, por el desmantelamiento del “Modelo Multifacético Capitalista” y la implantación de “Estados Obreros Revolucionarios”, con amplia democracia obrera, de “Economía Planificada” y “Democracia Soviética” de las organizaciones obreras y las masas, así como de un “Estado de Dictadura” transitorio hacía los bienes monopólicos y fuerzas sociales minoritarias de los grandes capitalistas y potentados nacionales y aliados sociales, lo mismo las fuerzas militares, económicas y políticas, que osen atentar contra los gremios obreros y las instituciones revolucionarias del nuevo estado o grupo de estados erigidos.

En realidad el MOIR, a estas alturas del partido, como tendencia dirigente del Polo e indudablemente un elemento crucial de la posguerra proveniente de la matriz histórica del “movimiento marxista colombiano” –pues el stalinismo maoísta ha calado con cierta fuerza moderada en Colombia, tras la colaboración de clases del mamertismo pceísta, guiados por el patriarca Gilberto Vieira White–, hace tiempo renunció a la lucha por el socialismo, debido a los golpes noventeros; inclusive, bajo la lógica maoísta-mosquerista, de revolución por etapas, creado por el stalinismo, pero adjudicado ingenuamente a los dirigentes del “Pensamiento Guía” (Mao, Francisco Mosquera, Abimael), esta estrategia etapista que todavía defiende con “ortodoxia”, para conservar su identidad partidaria, con su discurso soberanista renovado, “anti yanqui”, en efecto existe; más no porque sea una lucha efectiva y sincera, del moirismo.

El polismo de hoy (¿cuándo lo ha hecho?) ni siquiera reivindica la revolución democrática, antineoliberal, de masas, para tumbar el régimen actual; más bien, le apuesta a una revolución de las urnas, electoral, transitoria, acompañando y respondiendo a la conciencia reformista de amplios sectores de la población colombiana y bogotana, para ser poder quién sabe cuándo, a largo plazo, una coalición democrática, que permita tener un gobierno desneoliberal victorioso, el coletazo tardío del proceso latinoamericano. Esto se debe a su adaptación parlamentaria al juego y lobby de la democracia burguesa, del Congreso de la República y las curules. Ni revolución etapista ni revolución democratista, reforma del régimen, tal es la situación pragmática de la izquierda democrática amarilla, aunque si bien, no esté descartado a futuro un giro histórico en el post-conflicto capitalista, por la presión de las masas y una situación revolucionaria tras la acentuación de la crisis del modelo nacional, del régimen.

Conspiración del silencio: manifestación de burocratismo sindical.

Una última anotación sobre las cuestiones organizativas (Autores Varios, 2014, págs. 16 - 21).
La ideología sindical polista, en cabeza del Presidente de la CUT, al ganar la mayoría de puestos dirigentes de la Central en las elecciones del año pasado, se place de tener un tono realista y pragmático, en suma, burocrático, para “mantener el orden en la casa y criticar poco la polvareda”, antes esconderla, debajo de la alfombra.
Prescindiendo de toda autocrítica severa y de abordar asuntos de democracia interna, con toda la serie de errores que yacen en la superficie –como lo hacen a su modo, sus competidores, la “Corriente Sindical Clasista”, con el fin de capitalizar descontento y luchar burocráticamente, por puesticos en la CUT– los amarillentos se place más bien de pedir el “acatamiento de la base”, la “centralización de mando” de la CUT y sus “directivas regionales”, el respeto por los “mecanismos de elecciones” y la política de “crecimiento sindical”, enfocada en sindicatos de industria, etc, sin mencionar todas las heces y el mal hedor que existe en la democracia sindical, que ya se mencionó en la II y I Parte. No menos bochornoso son sus posturas ante las relaciones organizativas de carácter internacional de la CUT.
El Polo, en alianza con la Corriente Democrática (Autores Varios, 2014, pág. 47) –quién propone una reforma reaccionaria de los principios de la Central y habla, sin pena ni gracia, de un “nuevo internacionalismo de trabajadores”–, se muestra complacido de que la CUT continúe desarrollando una “cooperación internacional” con la Confederación Sindical Internacional (SCI), siempre y cuando se cumplan –dicen ellos, los herederos morales de Carlos Gaviria Díaz– cinco criterios básicos: independencia (i), ayuda internacional para los proyectos de la CUT, no viceversa (ii), no recibir ingresos económicos los miembros del Comité Ejecutivo (iii) y rechazo de condicionamientos de tipo ideológico o político (iv), manejo de proyectos bajo responsabilidad del Comité Ejecutivo y los Departamentos (v) (Autores Varios, 2014, págs. 15 - 16).
En términos generales, la CUT incumple todos estos criterios normativos, los giros de recursos y corrupción, requisitos que los atan a dictámenes, avalamiento de políticas reformistas y reaccionarias, etc, parece decir otra cosa, por lo que, en realidad, las razones por las que el Polo opta por la SCI, no sólo por algunas afinidades ideológicas, sino fundamentalmente, por conservar su poder e influencia en la CUT, algo así como “con la SCI y la Corriente Democrática”, para combatir otra postura diferente que sostenga que hay que desafiliar la CSI, socialdemócrata y pro imperialista, su reflejo nacional, a su vez, que denuncie los vínculos de la burocracia sindical criolla con la burocracia internacional como la malversación de fondos y degeneración por el veneno de la financiación privada y gubernamental imperialista y nacional.

Conclusión sobre el PDA: girasol amarillo, un programa reformista.

Para finalizar y sintetizar:
A juzgar por el “lenguaje” del documento polista, los contenidos políticos que emanan de esta “fuerza consensual”, vienen a ser una “mezcla” de salsas, en las que predomina y hegemonizan ideológicamente las ideas políticas del moirismo robledista (MOIR) sobre la soberanía nacional y de cuanto en cuanto terminología marxista para fines reformistas y usos revisionistas, aupadas con el socialdemocratismo liberal, lopista-dussanista, reaccionario, en el acápite de la democracia económica (Autores Varios, 2014, págs. 14 - 15), también con influjo de las víctimas y derechos humanos, para darle cierto contentillo a los Cepeda (págs. 27 - 31), de parte de los primeros, en lo que atañe al “conflicto social y armado”, cediendo en los ataques –como en el IV Congreso–, manteniendo la unidad partidaria, más sólo dejando constancia de los efectos lesivos de la reelección santista para los trabajadores y la nación (págs. 13 - 14).
Dicho en otros términos, el documento del Polo como un todo, es centro izquierdista, es “izquierda democrática” muy moderada, notablemente influenciada por el MOIR y el sector liberal de izquierda de Clara López Obregón, académica burguesa y política liberal trepadora, ajena al mundo obrero sindical.
Recordemos que el actual Presidente de la CUT, el señor Pedraza, esquirol en la lucha de los obreros de Bavaria de 2000 y burócrata profesional dentro del mundo sindical internacional, así como el actual y reelecto Secretario General del PDA, Gustavo Triana, a su vez segundo vicepresidente de la CUT, en el anterior periodo, son polistas, militan en este partido electorero y reformista pequeñoburgués –véase, elementos primarios de caracterización del Polo en la I-II PARTE–, luego, responden a este vergonzoso documento y al programa polista, en cada coyuntura económica y política que involucra a los trabajadores de este país y los sectores populares, en cada situación de la lucha de clases oriunda y foránea contra los patronos y el gobierno que se les pase por sus refinadas narices y sus avanzadas decisiones político - gremiales.
El documento sindical polista es entonces una “sopa” reformista de antiyanquismo moderado pasado como “antiimperialismo” y apoyo “consecuente” del campo “progresivo” de los BRICS, negacionismo “convulsionado” de las revoluciones árabes y los procesos de luchas obreras en el mundo, un amargo “mutismo”, “simpatías” y postura políticas colindantes con el nacionalismo burgués de los “gobiernos democráticos” de América Latina y sus expresiones más moderadas de gobernabilidad, “antineoliberalismo” pequeñoburgués y rampante en sincronía con un desarrollismo burgués, capitalismo humano como “estrategia” política reformista, levantada desde antaño, la segunda posguerra mundial, reencauchada en el nuevo milenio post-muro de Berlín, conciliación de clases y “frente único interclasista” con el empresariado nacional, en el tema de los TLC (Autores Varios, 2014, pág. 12) y las elecciones, Sindicalismo Reformista (SR) en la “envoltura” del partido polista pequeñoburgués, vanguardismo burocrático y “aparatismo” en la CUT, socialdemocracia electoral reciclada, de color amarillento, amplio y diverso, como un girasol de innumerables pétalos.
De dicha sopa negra y comida, con “suculosos ingredientes” –en verdad pobres y dañinos, para la sed de hambre y conciencia política de los trabajadores colombianos– son muchas las “cucharas”, de aquellos que “beben el agua del mismo grifo”, que comparten en muchos aspectos –sin bien, no en todos– el “mismo festín” de análisis, en razón a que pertenecen al Sindicalismo Reformista (SR, véase concepto, I PARTE), nos referimos a la Corriente Sindical Clasista y Democrática, junto a la mesa de la Corriente Sindical del Polo y los Grupos sindicales del país, secundarios.
Como veremos a continuación, mediante el método o línea de consensos y disensos, dicho discurso reformista oficial, “cutista”, al igual que la originalísima reproducción de los amarillos de las mercancías discursivas del mundo, permean en la mayoría de la izquierda, no sólo colombiana, no sólo las tres corrientes de la CUT, sino de la izquierda mundial.
En virtud de la mecánica política del capitalismo y el retroceso de los últimas décadas, los reformistas van “siempre adelante”, “se miran entre sí” y compiten en diversas latitudes y “se aconsejan” y se “buscan” (visita a Colombia del profe progre, gran cuadro intelectual de Podemos y del núcleo-movida intelectual de la Universidad Complutense Madrid, Juan Carlos Monedero), “hegemonizan ideas” y sectores sociales “masivos”, “van a la par” con las “mareas” oportunistas y “mecanismos” reformadores del capitalismo que la burguesía global está dispuesta a ceder, no sin lucha (véase explicación, nota n. 1).

Ideología sindical democrática – Partido Progresistas

Valoración de la Corriente Democrática: un reformismo agridulce y vergonzante.

Siguiendo el mismo procedimiento, pero a la inversa, diríamos y confesaríamos algo sobre las tesis de la Corriente Sindical Democrática: estas son las más reaccionaristas, execrables y repugnantes, a lo sumo, las más conservadoras. Evidentemente, no es un documento de derecha, pero si de centro izquierda, más a la derecha que el mismísimo Polo, aunque este último es, de suyo, lo suficientemente derechizante, desde el punto de vista de las ideas de clase: es en esencia procapitalista conciliador, reformista.
Hasta donde se sabe, el documento democrático, responde en buena mdida al “partido político” (si es que se le puede llamar así) de la Alianza Verde, es decir, al Progresismo petrista y a los verdes oportunistas, en un vergonzante coqueteo, toque-toque y mezcolanza con el liberalismo santista y el abierto sindicalismo social liberal, tipo SCI.
Resulta difícil reconocer algo progresivo o positivo en ellas, independientemente que no se comparta sus contenidos o enfoque de análisis, a diferencia de los compañeros luchadores del Polo Democrático, su militancia más combativa. A decir verdad, la única virtud de la Corriente Sindical Democrática es, a todas luces, el no eludir u esconder su oportunismo y su reformismo agridulce y vergonzante, sino que lo saquen a la luz, muestren su piel de lobo y defiendan con agallas y a viva voz su ideario izquierdista movedizo y moderado, amoldado a la situación y los actores del país, que más rindan, tanto en lo electoral como en lo social.
Merecen señalar unas pocas apreciaciones, muy puntuales, de los compañeros de la Corriente Democrática, diferentes a las ya señaladas arriba y del anterior capítulo.

Espíritu camaleónico y paráfrasis oficialista de la CSA: el mismo cuento de siempre.

El consenso general con la “doctrina antineoliberalista” del Polo y las ubicaciones políticas que esto suponen, aunque con un matiz más conciliador y vergonzante, menos consecuente y fanático, más traicionero, cuestión que explica que hoy no estén en las toldas amarillas, de por sí, bastante tibias y estrechas.
A diferencia del tufillo moirista, estos transcriben literalmente, línea por línea, “in extenso”, las posiciones políticas del campo internacional, que levanta el documento de plataforma 2014 de la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de la Américas (la SCI de estas tierras), con ellos se “casan” completamente, como buenos y obedientes –y poco originales– burócratas sindicales, incapaces de usar su propio aparato cognitivo, prefirieron usar el recurso de la paráfrasis y la citación textual escuelera. Pero todo esto son meras cuestiones formales, que poco interesan. La Corriente Democrática, al igual que la Polista, está en la línea de consenso de la estrategia reformista contrarevolucionaria; pese a que los reformistas sean de distinto matiz, de diversos grados oscilantes, en el fondo son “arena del mismo costal”: reformismo capitalista, pequeñoburgués.
En el documento democratista se leen frasecillas reformistas bellísimas, maquilladoras del capital, caracterizaciones socialdemócratas, narrativas de indignación, sus tópicos y propuestas lo muestran así: “En la actualidad –dicen los progresistas– asistimos al desarrollo de una crisis internacional de largo alcance…el cual nos exige cuestionar el modelo neoliberal hegemónico” (Autores Varios, 2014, pág. 37), “nuestros Estados deber retomar el control y poder sobre el mercado…la intervención estatal debe asegurar el pleno empleo y contribuir a la redistribución de la riqueza…El Estado debe garantizar servicios públicos de calidad…abasteciendo de agua potable, garantía de electricidad, sistema de salud universal e integral, educación, seguridad” (Autores Varios, 2014, pág. 39), “Colombia, contrario a la mayoría de países de América Latina, mantiene gobiernos que siguen aplicando en materia económica, social y laboral los ortodoxos principios neoliberales (Apertura Económica, TLC) lejos todos ellos de relaciones progresistas entre estado y sociedad” (Autores Varios, 2014, pág. 40).

Diálogo obrero patronal y concertación entre iguales: una pócima mortal.

La desvergüenza de seguir defendiendo –de manera abierta y soterrada– y con el mismo arsenal ideológico de marras el sindicalismo de concertación (Autores Varios, 2014, pág. 50), con los entes gubernamentales y patronales, pese a las incontables derrotas a la clase, como la del decretazo del 4.6% al salario de 2015, una décima arriba, de lo que proponían los empresarios, o el levantamiento del paro magisterial de 2015. Los democratistas sugerían ratificar la resolución n. 2 del pasado Congreso de la CUT (2006), sobre la movilización y los “espacios de concertación”, continuismo puro y duro. Al menos estos son sinceros, a diferencia de los concertistas solapados, radicaloides en apariencia, conciliadores en los hechos, tal como lo mostró el paro magisterial de 2015 y los 25 años de neoliberalismo imperialista.

Humanitarismo verdeprogresista: “cómo les duele”.

Los “demócratas” se placen de reseñar las calamidades que sufren los trabajadores, víctimas del “modelo neoliberal”, pero sin ninguna perspectiva o mira de resolución de la crisis económica mundial, tan solo para convencer al lector, de que les “duele los sufrimientos de los trabajadores” tanto como su propia suerte de burócratas sindicales privilegiados. Es un viejo truco, muchas veces sincero, del discurso humanitarista y las propuestas políticas de mejoramiento sindical de la Corriente Democrática, sin duda, valiosas muchas de ellas y necesarias para el sindicalismo contemporáneo, en especial en el tema de juventud trabajadora, la erradicación infantil y las mujeres (Autores Varios, 2014, págs. 51 - 55), con múltiples barajas tácticas, que si las aceptáramos sin chistar, diríamos que las Tesis del VI Congreso, son la última palabra santiguada y sacrosanta de la izquierda colombiana, unos angelitos. Por fortuna: no es así.

Antiuribismo y Frente Amplio por la Paz: esquirolaje, un premio a Santos.

El alienamiento del movimiento obrero, organizado o no, hacia las posiciones del antiuribismo (Autores Varios, 2014, págs. 41 - 43), sin un criterio de independencia de clase, es a la que se refiere la lectura “progresista” que hacen de las elecciones presidenciales del año pasado (2014). Los “demócratas”, con aire justificador, hablan y sostienen la justeza del “voto crítico a Santos”, o como dicen ellos, contra el uribismo, argumento compartido por la mayoría de los que componen la “Corriente Clasista” –a excepción, quizás, de los luchadores consecuentes del MODEP–. En total, fueron 140 dirigentes sindicales de las tres centrales obreras, en su mayoría de la dirección patronalista de CGT y CTC, por lo que el registro periodístico señala, además, presuntamente, 8 de 21 directivos de la CUT, –muchos de ellos de la Corriente Democrática como su Secretario General Fabio Arias y algunos de la “Clasista”–, al igual que los altos mandos de FECODE, en cabeza de su Presidente Gruber y el Secretario Cuello, fueron los que respaldaron a Chucky-Santos.
Aparte de lo dicho sobre la coyuntura electoral en la II Parte, no sobra decir algo sobre el Partido Centro Democrático y lo que este representa, pues que no vaya a ocurrir que, los trabajadores, queriendo curar el veneno reaccionario, no hagan sino intensificarlo o, mucho peor, no combatirlo realmente, con dicho alienamiento político de repudio de la ultraderecha burguesa uribista, el “coco” del pueblo.
Cuidémonos de lanzar los dardos al punto central y medular, no a sus círculos periféricos, menos próximos, y no nos digamos mentiras:
El bloque del anti uribismo fue totalmente progresivo en 2002 – 2010, pero es absolutamente insuficiente y limitado en el actual periodo santista 2010 – 2018, más aún, cuando está más acentuado y consolidado después de su reelección, el gobierno erigido, que cogobierna con la oposición en los temas fundamentales.
Durante el gobierno de la seguridad democrática, cuando las grandes fuerzas políticas de la burguesía marchaban relativamente unidas, con una unidad de mando férrea, repudiar los falsos positivos y el paramilitarismo, los asesinatos extrajudiciales, la persecución de movimiento sociales, el cierre de la cartera ministerial laboral y la política antilaboral, etc, todo el régimen, era progresiva, pues polarizaba al movimiento de masas, la ciudadanía, de modo frontal, con el aparato gubernamental, el establecimiento.
Tiempo después, cuando una fracción, encabezada en Santos, se desligó de dichas arcas, el momento exigió una respuesta distinta, de respuesta a los victimizadores y crímenes de Estado, al ajuste y a los planes económicos del actual gobierno. Luego, hoy no se puede ser “antiuribista” sin lindar con los senderos del oportunismo ambidiestro, en sus dos desviaciones. El frente antiuribista es un frente interclasista y amplio por la paz liberal, ajena y lesiva en muchos aspectos, a los trabajadores, aunque masivos sectores populares y medios caigan en la trampa.
Si bien, el uribismo y su figura, “El Innombrable”, tienen profundas deudas con el movimiento de víctimas, obreras, populares y del espectro de la izquierda, de ahí que sea una necesidad ineludible el recurrir y fomentar de manera independiente la movilización de masas y concurrir a los estrados judiciales con el uso táctico de la justicia institucional, todo en aras de mitigar la impunidad y denunciar a “El Chucky”, su inconsecuencia y crímenes de cohecho con los uribistas, como lo fueron los Falsos Positivos y el gatillo fácil de las patronales y las multinacionales, todo para poder lograr verdad y castigo penal a los descuartizadores, paramilitares y fuerzas represivas, sus máximos líderes ejecutivos, como Uribe, que podría estar en la cana, lo cual sería una gran victoria de las víctimas, aunque muy improbable por la inmunidad presidencial y ante todo por el pacto uribosantista, encarnado en la propuesta de Gaviria y de Montealegre, no por todo ello hay que estar y apoyar la Casa de Nariño de Míster Santos y el Congreso de la Unidad Nacional y su oposición de derecha ficticia. El movimiento sindical, sin claudicar a la política de victimas del Gobierno santista y el pacto de impunidad con el uribismo, debe luchar por una reparación colectiva e individual integral, justicia y verdad (véase II Parte), sobre las victimas obreras y populares de los últimos 25 años.
La Corriente Sindical Democrática, con dicha postura seguidista, traiciona los intereses en cada pliego y conflicto laboral, su postura cooptada por el gobierno santista, su correlato político, es de acompañamiento a los Diálogos de la Habana, sin cuestionar ni luchar consecuentemente con los planes patronales y gubernamentales, a cambio de recibir todo tipo de dádivas, económicas, electorales y partidarias.
Hoy en día, columnistas liberales, politicastros de derecha, empresarios “civilizados”, hipócritas y calculadores, como su clase, lanzan diatribas contra la parapolítica y la violación de los DDHH, en suma, el delinquir uribista, a la espera que la sociedad asalariada y popular –incluido el movimiento obrero organizado– vaya de “seguidista” crítico –de uno u otro modo– por una segunda opción política oligárquica: el santismo. El progresismo petrista y los verdes, en la esfera estatal, lo mismo su contingente sindical, en la esfera gremial, vienen haciendo muy bien su parte. En este sentido, la negación social dual y radical, ni Santos ni Uribe, tienen un gran potencial de independencia de clase, que hay que saber estimular.
Ante este panorama lamentable, desolador y conciliador de los voceros de la izquierda en el movimiento sindical los socialistas proponemos conformar un urgente y necesario Frente de Lucha social contra el segundo gobierno de Juan Manuel Santos y el Imperialismo, al que es terriblemente fiel, concretado en la Comando Unitario de las Centrales Obreras y emplazando al Dpto. Sectores Sociales de la CUT, la reactivación de la Comosocol y la Comosopol, entre otros espacios e iniciativas de frente único, a la par que rechazamos que la burocracia sindical se alié y declare una tregua social a Santos, so pena de afectar los derechos y condiciones de los millones de trabajadores y el pueblo colombiano, de las víctimas, pues el frente antiuribista, el Frente Amplio Por la Paz –de naturaleza ambigua, que impulsa, por ejemplo, el “clasista” PCC y demás dirigentes firmantes de una Carta Abierta a la CUT, al final de las tesis– (Autores Varios, 2014, págs. 94 - 95) de algún u otro modo “lleva agua al molino de la burguesía, la segunda la lleva al molino de las luchas obreras y populares” (PST, 2015, pág. 10).
 

Ideología sindical oportunista – Partido Comunista Colombiano

Valoración de la Corriente Clasista: el mal menor también indigesta al obrero.

Ad portas de finalizar el libro de las tesis, después de haber acabado de mirar las dos corrientes y pasear por la otra, un trabajador de a pie y curioso no puede menos que preguntarse: ¿Con cuál de las tres “me caso”? ¿Con cuál de ellas “simpatizo” más?: –Uhmmm: a decir verdad, con esta; con la siguiente; o mejor, con ninguna, ¡por supuesto!–. Algo aún más corchador es cuando se limitan las opciones y se le pregunta al asalariado organizado: ¿Si te vieras “obligado” a optar por una de las tres –por ninguna otra–, cuál elegirías? ¿Por qué esa?
En nuestro caso, si se estuviera entre la espada y la pared, sin duda, elegiría la menos peor, la menos reaccionaria, aunque no por ello deje de ser nociva, estercolera, ambientada en una fraseología “humanista verdosa”, de carácter pseudo “comunista” y critica de la burocracia cutista, es decir, la ideología sindical oportunista (SO), las elaboraciones de los compañeros de la llamada “Corriente Sindical Clasista”, cuyos integrantes son el Partido Comunista Colombiano, las arandelas y aliados útiles, el Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo y la Colectivo Nacional Sindical Guillermo Marín –aunque sus dirigentes obreros no suscribieron las tesis, sólo consensuaron una tibia Carta Abierta–, entre otros luchadores y aliados tácticos, en pasadas elecciones de naturaleza sindical, de FENSUAGRO, FECODE y la CUT, como la Marcha Patriótica.
Las posibles simpatías que puedan “despertar” (aunque ciertamente, no del letargo), estriban en algunos de los Principios Fundacionales de la CUT, que los clasistas oportunistas reivindican, eso sí, a su modo (Autores Varios, 2014, págs. 65 - 67) (4); otra de las cosas, que ya dijimos, sería el reconocimiento de la existencia de una profunda crisis sindical, la adopción de una postura más crítica e independiente, aunque tibia y acomodaticia, de la burocracia cutista (Autores Varios, 2014, págs. 76, 80 - 81), el gobierno y la patronal, no por ello sea en extremo limitada; finalmente, a pesar de las diferencias fundamentales, el clasismo obrero-sindical, en sus matices oportunistas-revisionistas y revolucionarios y progresivos, vienen de un mismo tronco común, de larga data, del movimiento marxista internacional, cuyas banderas son la liberación del yugo del capital y la construcción de una sociedad socialista libre, a diferencia de demócratas amarillos y verdes.
Que algunos de ellos hayan desmembrado las rama, minado las raíces y sean los maestros de la inconsecuencia con su clase, ya es otra cosa y es la razón madre de estas contra-tesis, contra-ideología oficial, no obstante, es muy probable que, para la restructuración del movimiento obrero, se necesiten del concurso de todas las fuerzas independientes, luchadoras progresivas y las que se reclaman clasistas, un contra-frente clasista, en este sentido, no está descartado que algunos sectores de la Corriente Sindical Clasista y bases obreras del Sindicalismo Reformista jueguen un rol progresivo y haya que hacer una unidad de acción con las bases obreras y acuerdos, en primer medida, de disputa con la dirección sindical del derechismo patronal y la socialdemocracia sindical (SR, SP), pasando un plano superior de lucha.
Por fortuna, la realidad colombiana y sindical, a pesar de lo visible, lo dominante y lo trágico de la oficialidad sindical, es más rica que estos arrinconamientos, disyuntivas y tercerías aparentes y trepadoras, signos de la crisis de dirección revolucionaria del proletariado nacional. En este orden de ideas, el documento de la Corriente Sindical Clasista, merece algunos apuntes centrales de su andamiaje constitutivo.

Aspectos progresivos y límites en la mirada clasista del ángel de la muerte: crisis capitalista global y ojo de tigre.

Un valioso aporte que reconocer y atesorar al documento ´clasista´ es su análisis sintético, empírico, documentado y técnico, su sincera preocupación por la “la nueva crisis económica capitalista” (Autores Varios, 2014, pág. 68) que asola al mundo entero hace más de un quinquenio, a la que dedican un capítulo especial (4 páginas valiosísimas) dentro de la situación internacional, crisis con cientos de miles de vidas de trabajadores y sectores medios destrozadas y pauperizadas han quedado, con una piara de cadáveres tras de sí bajo el fuego flameante del capital, el ángel de la muerte, fantasma vivo, recorre el mundo.
Pese a que la crisis no haya impactado con igual potencia en otras latitudes y naciones como Colombia y este no sea el epicentro ni el catalizador de ella, la caída real de los precios del petróleo y contingente de los commodities en la región y la nación, la tasa de crecimiento por debajo del 3% y la disminución de presupuesto del PDN, la desfinanciación de las universidades públicas y el futuro incierto de los estudiantes, la m