PST Colombia

Partido Socialista de los Trabajadores

Cumbre Chávez-Santos y creación de la Celac ¡Todo por los negocios!

Santos y Chávez consolidan acuerdos en Caracas.

El pasado lunes 28 se realizó la reunión de los presidentes Juan Manuel Santos de Colombia y Hugo Chávez de Venezuela. Las relaciones entre los dos gobiernos sufrieron una modificación sustancial respecto a las que existieron durante el gobierno de Álvaro Uribe, luego de la posesión de Juan Manuel Santos. Todo indica que ese nuevo marco se consolidará y se darán avances significativos en los proyectos y políticas comunes; incluso con la participación de Colombia en la conformación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que se conformará este fin de semana en Caracas, sin la participación de Estados Unidos y Canadá.
En los gobiernos Santos y Chávez tenemos los trabajadores colombianos y venezolanos dos caras distintas de la misma moneda; lo cual permite entender el nuevo marco de relaciones, así como permitía comprender las contradicciones y choques del pasado.
En un lado de la moneda el gobierno Santos representa a la flor y nata de la burguesía colombiana. Unida sólidamente al imperialismo norteamericano y europeo, agente de los intereses de las grandes multinacionales, esa burguesía colombiana está buscando blindarse por todos los medios ante el huracán de la crisis económica capitalista. Por eso se le hizo insoportable el deterioro de los negocios que generaron las turbulentas relaciones del gobierno Uribe con Chávez. Además de otras múltiples contradicciones, la necesidad de intentar recomponer los lucrativos negocios con Venezuela fue uno de los principales motivos para que los grandes burgueses colombianos obligasen a Uribe a “calificar servicios”, cortándole las alas a la nueva reelección que buscaba.
Al otro lado de la frontera, Chávez representa un fenómeno muchísimo más complejo que el relevo entre Uribe y Santos en Colombia. Chávez se hizo con el poder y se mantiene en él como reflejo de un profundo proceso revolucionario del pueblo venezolano, que propinó una fenomenal derrota política a los tradicionales partidos burgueses, Acción Democrática y Copei que lo habían sumido en la más absoluta miseria. Se conformó así un típico gobierno nacionalista burgués.
Aferrado al poder del Estado, aprovechando las gigantescas riquezas de Venezuela, especialmente la renta petrolera, tras el gobierno Chávez se reconfiguró un nuevo equilibrio entre las fracciones burguesas venezolanas. Si bien una tradicional burguesía estrechamente aliada con el imperialismo ha sufrido golpes significativos, otra floreciente “boliburguesía” ha logrado suculentas ganancias en sus negocios y en el control estatal.
Esa nueva clase ha tenido choques y enfrentamientos significativos con el imperialismo y esos choques se expresaron con el gobierno Uribe. Recordemos que el imperialismo directamente intentó el derrocamiento del gobierno de Chávez a través de un golpe de Estado, cuyo principal representante, el empresario Pedro Carmona, fue acogido con los brazos abiertos por el gobierno Uribe.
En medio de la fenomenal crisis económica actual del capitalismo todas las burguesías nacionales e imperialistas están buscan reacomodos, dónde guarecerse de la tempestad y cómo salir lo mejor librados. Eso explica los ajustes, desajustes y cambios de unos y otros. Los proyectos económicos comunes entre Colombia y Venezuela, al servicio de los cuales las nuevas relaciones “amistosas” son imprescindibles, son parte de ese proceso. Igualmente los procesos de acuerdos e integración entre los diversos gobiernos latinoamericanos, saliéndose un poco de la sombrilla y tutela que en el pasado expresaban su abyecta sumisión a las órdenes, planes y necesidades económicas de los Estados Unidos. Ahí está la razón de fondo de los procesos que vemos.
Distintas organizaciones de la llamada “izquierda” en el continente han estado atadas a la cola de las políticas y programas de unos supuestos gobiernos progresistas. Ha llegado a tal nivel su envilecimiento que, como ejemplo, en declaración del Comité Central del Partido Comunista Colombiano se incluye dentro de dichos “gobiernos progresistas” al de Cristina Kirchner de Argentina.
La crisis capitalista mundial está llevando, a distinto ritmo y con distinta intensidad, a que todos los gobiernos latinoamericanos, igual que en el resto del mundo, desaten planes de recorte de toda clase de conquistas y derechos de los trabajadores. La lucha unificada contra dichos planes, por encima de las fronteras de los estados nacionales es actualmente una necesidad urgente. La lucha de las organizaciones obreras exclusivamente en el terreno de su propio país facilita el accionar y planes de las burguesías imperialistas y nacionales.
Ha llegado la hora de que, reconociendo las diferencias, los trabajadores colombianos y venezolanos y de América Latina y el Caribe comencemos a buscar los puntos de acción y propuestas comunes que nos permitan enfrentar en mejor forma a los respectivos gobiernos. La pasada jornada continental del movimiento estudiantil muestra cómo son viables las tareas de movilización, denuncia y agitación por encima de las fronteras nacionales, reconociéndose como parte de una lucha unificada y común. La solidaridad, el internacionalismo, la unidad entre los pueblos, no pasa por los gobiernos; así ellos se recubran con el ropaje de nacionalistas, antiimperialistas o progresistas.