PST Colombia

Partido Socialista de los Trabajadores

Consulta Interna del polo: Todos pierden

 
Una vez se conocieron los resultados de la Consulta Interna al 3er Congreso del Polo Democrático Alternativo –que mostraron una reducción de 500 mil a 160 mil votos respecto a la consulta de 2008– las reacciones de los distintos sectores no se hicieron esperar.
Clara López manifestó que los resultados consolidaban la organización en medio de la crisis; los medios de comunicación centraron sus críticas en los altos costos de la consulta y la baja votación; y el Partido Comunista resaltó que la pérdida de más de más del 70% de la votación se debía a su expulsión.
Pero la crisis del Polo – más allá de la cantidad de votantes que acudieron a las urnas – está en el fraude que significó para cientos de luchadores que creyeron en su programa de conciliación de clases como una forma de obtener reivindicaciones sociales.
Tres sectores y una crisis
La consulta del pasado 30 de septiembre estuvo precedida por la exclusión de las listas del PCC y por la marginación de sectores afines a su programa político, debido a su vinculación a la Marcha Patriótica.
Así, el Polo Democrático quedó dividido en tres sectores. En el sector ‘oficial’ –que está de acuerdo con la expulsión del PCC– está la lista liberal de Clara López, Jaime Dussán y la Familia Moreno; la del MOIR; y la de los parlamentarios Alexander López y Wilson Arias.
En el sector de oposición –que no participó en la consulta y estuvo en contra de la expulsión del PCC– están las listas de Iván Cepeda, el Movimiento por la Constituyente Popular, Gloria Cuartas y Presentes por el Socialismo.
Y un tercer sector en el que están las organizaciones que no estuvieron de acuerdo con la expulsión pero que decidieron participar en la consulta, como el PUP, la Corriente Ecosocialista y Democracia Socialista María Cano.
Un proceso de paz que divide
La división al interior del PDA tiene como telón de fondo las distintas posiciones que han tenido los sectores que lo integran respecto al proceso de paz. Esta discusión ya había causado dificultades en el Polo, recordemos que Carlos Gaviria en diversas ocasiones ha señalado a algunas fuerzas políticas de esta organización de ‘combinar las formas de lucha’ y él mismo fue acusado por Petro de avalar la lucha armada. Por ello, cuando se abre un escenario de paz entre el Gobierno de Santos y las Farc se abre también una crisis al interior del PDA, porque el Moir y los sectores liberales ven en peligro el protagonismo que puedan tener como opción política.
El conflicto armado y las negociaciones de paz han dividido de manera estratégica a la izquierda en Colombia. Para el PCC y para el PUP la insurgencia es una expresión de las luchas populares y la guerra debe terminar en una negociación del conflicto social y armado. Para el Moir, la lucha armada es un obstáculo para ganar a sectores de la burguesía para la defensa de la producción nacional. Lo que no se puede olvidar es que la coincidencia entre todas las fuerzas que integran el Polo Democrático ha sido el Ideario de Unidad, un programa que busca alianzas entre trabajadores y campesinos con sectores ‘progresistas’ de la burguesía para lograr reformas, lo que se denomina como táctica de frente-popular. Por tanto, la posibilidad del proceso de paz y de la desmovilización de la guerrilla, pondría en el escenario político nuevos actores que cumplirían el papel de frente-popular que hoy cumple el Polo.
PDA: Todos pierden
La pérdida de la votación en el PDA no se debe sólo a la exclusión de unas listas, que en la pasada consulta sumarían algo más de 50 mil votos. La crisis del Polo Democrático tiene una razón programática y es que desde su existencia ha sido incapaz de orientar la movilización de las masas, pues su programa de ‘concertación’ con la burguesía los ha llevado a jugar un papel de administración de los negocios del capital y de contención de la lucha social.
El Polo ha privilegiado la participación electoral y las alianzas con sectores de la derecha que lo han llevado a ocupar dos veces la Alcaldía de Bogotá, con Luis Eduardo Garzón y Samuel Moreno, lo que ha significado un fraude para los trabajadores y los sectores populares que los han apoyado.
Hoy el resultado consolida al bloque oficial –escrutados al cierre de esta edición el 75% de los votos– con el 50% de los delegados, representado en las listas liberales de Clara López y Álvaro Argote, la del Moir y la de los parlamentarios Alexander López y Wilson Arias.
De esta manera, podemos decir que en el Polo no hay ganadores. El sector oficial pierde al quedarse con la dirección de una organización que es la tercera parte de votación de lo que tenían hace cuatro años y que además está descolgada de los procesos de paz que marcarán el quehacer político en la presente coyuntura.
El sector opositor ligado al PCC pierde porque debe cargar también con el fracaso de este proyecto político que ayudó a construir y del que sostuvo que era el espacio de la  unidad de la izquierda. Y el tercer sector pierde porque su incidencia en el Congreso se limitará a dejar una ‘constancia histórica’ pues las decisiones estarán en manos del oficialismo.
Pero sobre todo pierden las bases del Polo Democrático que confiaron en el discurso unitario y han soportado el caudillismo parlamentario, la corrupción y la instrumentalización de sus luchas.
La responsabilidad del PCC
El Partido Comunista –que apoyó los gobiernos de Lucho Garzón y de Samuel Moreno, que privilegió la táctica electoral y que fue aliado del Moir en el pasado– explica la situación actual del Polo como el resultado de las expulsiones y exclusiones. Así, llama renegados a sus otrora aliados y militantes, sin reconocer que el propio PCC es parte integral de esta crisis y que ha sido cómplice en la construcción de este engaño a miles de trabajadores y pobres que confiaron en el Polo Democrático. Ahora, se aprestan a convencer a las masas de que obtendrán algunas reivindicaciones sociales a través de la negociación política entre el Gobierno y la insurgencia.
Es necesario hacer una reflexión y entender que no se puede cambiar de ‘fe’ –del PDA a las negociaciones de paz– pues ni las mesas de diálogos ni las discusiones parlamentarias son el escenario para ‘resolver’ el conflicto social. Es con la movilización en las calles como podemos lograr al menos detener los planes de la burguesía o lograr reivindicaciones sociales.
La enseñanza que nos deja la experiencia del Polo a los trabajadores y los sectores populares es la necesidad de construir una alternativa política con independencia de clase que tenga como eje la movilización, sin alianzas con los supuestos sectores democráticos de la burguesía o los terratenientes.