Campo Rubiales: los campos de concentración modernos
En Puerto Gaitán (Meta) se ubica el campo petrolero más importante de América Latina. Ecopetrol es dueña del 67% y del otro porcentaje son propietarios la canadiense Pacific Rubiales Energy Pre y Cepcolsa (filial de la Española Cepsa). En esta región se producen 250mil de los 800mil barriles diarios que se producen en Colombia. La miseria, la destrucción ambiental y la sobreexplotación laboral han sido la retribución para los trabajadores y para las poblaciones de la zona, quienes remolcan en sus espaldas las locomotoras del gobierno Santos.
En esta explotación trabajan unas 14mil personas, la gran mayoría subcontratados a través de 27 empresas bajo la modalidad de contrato mensual de 21x7: 21 días de trabajo y siete de descanso no remunerado. Las jornadas de trabajo llegan a 18 horas diarias. Hasta 140 trabajadores duermen en una sola carpa en las que se instalan estrechos camarotes dobles, y hasta triples, en la noche deben extremar las precauciones con sus pertenencias, pues tampoco tienen sitios para guardar nada. Si se pierden objetos de dotación de la empresa, ésta automáticamente lo descuenta del pago, lo mismo ocurre con elementos que se dañen.
A las 4am empiezan las colas para bañarse (hay 40 duchas por cada 1.400 hombres), y para hacer las necesidades fisiológicas (un sanitario por cada 40 hombres). Las instalaciones sanitarias además de ser escasas y de mala calidad, se averían con frecuencia, el suministro de agua es insuficiente y generalmente no alcanza para abastecer las necesidades de todos los trabajadores. Las comidas son de pésima calidad y poco nutritivas. Los campamentos tampoco están provistos de sitios adecuados para la recreación y el único gimnasio lo usa el personal administrativo.
A la rudeza del oficio deben sumarse las altas temperaturas y el riesgo de accidentes (se trata de oficios de alto riesgo), que en su mayoría no se reportan, lo que hace que las contratistas mantengan un bajo récord de accidentalidad que no afecta su desempeño en futuro contratos. Los trabajadores accidentados y enfermos son despedidos. Los Comités Paritarios de Salud Ocupacional son administrados por las mismas empresas, convirtiéndose en juez y parte en los accidentes laborales. En el caso de las mujeres a las condiciones descritas se suman el acoso sexual y su nula estabilidad laboral: mujer embarazada es despedida.
El salario básico para un trabajador raso es 580 mil pesos, las bonificaciones (que no constituyen factor salarial) oscilan entre $200 y $400 mil. Los ingresos son insuficientes si se tiene en cuenta que en la región se ha encarecido el costo de vida: un almuerzo corriente vale $10mil y una pieza alquilada puede costar hasta $400mil. El salario no contempla compensaciones por el tiempo que el trabajador gasta en los largos recorridos por las pésimas vías de la zona, tiempo que se descuenta de su descanso.
Los campos petroleros se han militarizado. Para el ingreso a las zonas de explotación (que incluyen vías departamentales y territorios indígenas y campesinos), se han instalado sendos controles en los que son registrados todos los datos y fotografiadas las identificaciones. La emisora del ejército transmite desde las instalaciones de las petroleras. Las cámaras de televisión y las alambradas se encuentran instaladas en todo el campo, y tras las protestas registradas la presencia del ESMAD, ejército y policía, Dijín y CTI, se han vuelto permanentes con el anuncio de que el tratamiento a la protesta será de tipo militar.
El conflicto laboral: los trabajadores luchan por frenar la sobreexplotación
El 20 de junio 1.100 contratistas de Montajes JM pararon actividades para exigir mejoras salariales ajustadas al promedio de la industria petrolera y estabilidad laboral, la contratista despidió a todos los trabajadores. Un mes después estallaron nuevas protestas que incluyeron el cese de actividades de 7 mil trabajadores en Campo Rubiales (operado por PRE, que tiene una producción diaria de 177 mil barriles, siendo el campo más importante del país). A las exigencias se sumó el reintegro de todos los trabajadores despedidos.
Han sido incumplidos todos los acuerdos pactados: Además del despido de más de 3mil trabajadores (entre los que se encuentran varios líderes del Comité organizador), se adelantaron los turnos de descanso, lo que sumado a la militarización, significa que en los puntos neurálgicos la presencia de la fuerza pública duplica la de trabajadores. La estrategia de la empresa combina la represión oficial con la “zanahoria” administrada por el Vicepresidente Angelino Garzón, quien valiéndose de la CGT, creó un sindicato patronal con el que la empresa firmó un acuerdo laboral en menos de 24 horas.
El 21 de octubre se venció el plazo solicitado por la patronal para responder las exigencias de los trabajadores sin que se lograra llegar a ningún acuerdo. PRE y Ecopetrol insisten en negar la relación laboral con los trabajadores, pretendiendo mantener los niveles de explotación que se asemejan a los de inicios de la industrialización. Además se han incrementado las amenazas a los líderes de la región, quienes tienen la labor de fortalecer el movimiento de los trabajadores, que se ha visto golpeada por el despido masivo y la militarización. La solidaridad de clase con los trabajadores en Puerto Gaitán debe ser efectiva. Las tareas incluyen romper el cerco informativo tendido por el gobierno y las petroleras; impulsar la campaña de un día de salario en solidaridad con los trabajadores despedidos; denunciar el papel de Ecopetrol, que hoy constituye la punta de lanza de la precarización de los trabajadores del sector y preparar las condiciones para un paro petrolero, pues es absolutamente claro que las empresas sólo ceden ante la lucha directa de los obreros.
Los trabajadores petroleros han retomado los métodos tradicionales de la clase trabajadora: la organización y la huelga, en momentos en los que la concertación se encuentra al orden del día en el Gobierno de la Unidad Nacional. Se trata sin duda de una de las protestas más importantes de los últimos años por ubicarse en un renglón estratégico de la economía y por la radicalidad de los métodos. Un avance en sus reivindicaciones y en el fortalecimiento organizativo podría representar un importante paso en la recomposición de la clase trabajadora en Colombia.