1977-2007: 30 años luchando por la revolución socialista y la construcción de un partido mundial
Al calor de las luchas
El 23 de septiembre de 2007 conmemoramos los treinta años de fundación del Partido Socialista de los Trabajadores (PST). Pocos días antes, el 14 de septiembre, es también el treinta aniversario del Paro Cívico Nacional, la huelga general con la que el proletariado colombiano se puso a la cabeza de los oprimidos contra el gobierno de Alfonso López Michelsen. No es una simple coincidencia. La trayectoria del PST es parte de la historia del esfuerzo de la clase obrera colombiana por dotarse de una dirección revolucionaria, nacional e internacional, para sus luchas cotidianas y para la revolución socialista. A lo largo de estas tres décadas, el PST la ha acompañado, como la sombra al cuerpo, en sus avances y retrocesos, en sus triunfos y derrotas, y hoy resiste a su lado la dura ofensiva del capital criollo y el imperialismo mundial, porque seguimos convencidos de que “la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos” y que “la revolución socialista será mundial o no será”.
El incremento de la resistencia en América Latina y el Medio Oriente, y las luchas de los trabajadores y los jóvenes en el corazón de los propios países imperialistas, son la mejor prueba de que la lucha por la construcción de un partido revolucionario internacional es más vigente que nunca. Y en Colombia, las movilizaciones de educadores y estudiantes en mayo pasado, contra el gobierno de Uribe y la intervención imperialista en nuestro país, son el indicio de que se ha iniciado un nuevo ciclo de la lucha de clases, en el que se pondrá de nuevo a prueba la capacidad de la clase obrera para dirigir la revolución.
En Colombia, la dirección política y sindical de las organizaciones gremiales de los trabajadores, los campesinos, los indígenas, los jóvenes y demás sectores populares, hoy es copada por el Polo Democrático Alternativo y su programa de “defensa del Estado Social de Derecho”, taparrabos que utiliza el Estado burgués, su régimen autoritario y el gobierno bonapartista de Álvaro Uribe. En el otro extremo del espectro, aparece la insurgencia armada como una alternativa radical, pero totalmente alejada de las luchas cotidianas de los trabajadores y empleando métodos vanguardistas ajenos al movimiento obrero. Entre el polo reformista del PDA y el polo ultraizquierdista de la guerrilla, los trabajadores siguen huérfanos de una dirección revolucionaria obrera. Construir esa organización es la tarea que se impuso el PST hace treinta años.
La nueva generación de jóvenes rebeldes, que protestaron contra la visita de Bush y su agresión militar a Irak y, pocos días después, se tomaron las calles en defensa de la educación pública, tienen el deber de conocer las circunstancias de la lucha de clases en las que se ha construído nuestro partido, aprender de la historia y aspirar, como los obreros de la Comuna de París, a “asaltar el cielo”. Para lograrlo tendrán que ligarse a las actuales luchas de resistencia de la clase obrera, como lo hicimos los socialistas hace tres décadas, y participar decididamente en la construcción del partido revolucionario, agitando con nosotros la consigna: “¡Y venga, y venga, y venga compañero, que aquí se está formando un gran partido obrero!”