El tema de la homosexualidad nuevamente está ‘de moda’, en la pluma de los periodistas han estado en los últimos días las palabras gay, lesbiana, clóset. Podría pensarse que se trata de una apertura de mentes, que el mundo por fin se está transformando para bien y que las personas valdrán lo mismo sin importar sus razas, sexualidades, opiniones, etc. Nada más lejos de la verdad.
Repasemos los acontecimientos; en primer lugar se presentó el fallo de la Corte Constitucional en el cual se permite la adopción de una menor por una pareja del mismo sexo, triunfo pírrico para la democracia y los derechos humanos que tanto se pregonan, si tenemos en cuenta que únicamente podrán adoptar las parejas de los padres biológicos del menor, es decir, que no hay esperanza de que los miles de niños sin hogar puedan encontrar estos hogares sin niños. No por ello hay que desconocer que se trata de un triunfo muy merecido de los activistas y las dos madres. Sin embargo, aunque en la realidad sólo cambió la situación jurídica de una niña que desde su nacimiento ‘de hecho’ siempre ha tenido dos mamás, los ataques homofóbicos y plagados de discursos religiosos, ignorantes y medievales no se hicieron esperar, encabezados por el Procurador y su defensa de la ‘familia’, es decir, de la familia patriarcal.
Desde luego la cosa no es pareja, entonces tenemos la ultraderecha, que continúa su lucha militante contra los pocos y recortados derechos adquiridos, un abogado cristiano pretende lograr que se caiga la elección de las diputadas Claudia López y Angélica Lozano al acusarlas de haber violado el régimen de inhabilidades dado que, según él, son compañeras permanentes, mientras ellas argumentan que son novias. Pero en realidad no se trata de hacer respetar el régimen de inhabilidades, sino de una persecución por su orientación sexual.
Pero estas discusiones, que son importantes en el terreno de los derechos democráticos, importantes porque pueden definir la vida de personas, porque pueden tratar de la vida de los niños, son presentadas a la opinión general como un tema de farándula, no como un tema de derechos, sino para la sección de chismes de los noticieros.
Fue justo en este contexto que una atrevida periodista ‘sacó del clóset’ a la Ministra de Comercio, Cecilia Álvarez, y poner en la palestra su relación con Gina Parody recién posesionada de la cartera de educación. Las lesbianas y activistas por los derechos sexuales salieron a celebrar ese gran triunfo de la democracia, comparándolo con la victoria obtenida por las madres en la Corte. Nos quieren vender el país de la inclusión, Santos el gran demócrata que permite que dos lesbianas sean ministras, un mundo en el que con esfuerzo todos somos iguales y podemos llegar lejos, la ideología de los poderosos. Ante la ‘euforia’ de los unos y la falsa indignación de los otros, algunos nos preguntamos: ¿De qué le sirve a las mujeres trabajadoras y pobres, a las lesbianas que se ocultan en el colegio, en la fábrica, en las calles, el hecho de que haya ministras mujeres y lesbianas? ¿Estas mujeres lucharán por los derechos de las mujeres o al menos de las personas con identidades y orientaciones sexuales disidentes?
Mientras que activistas honestos celebran, el Procurador y su séquito rezan y maldicen y las ministras Álvarez y Parody siguen, lejanas de las mujeres, de los gays, de las personas de a pie, su vida de personas ricas, que hasta el respeto lo compran con dinero, y sobre todo siguen con sus planes ministeriales, los planes del Gobierno de Santos contra las trabajadoras y los trabajadores, planes entre los que se destacan el paquetazo contra la educación desde el Ministerio de Educación y la continuidad de los TLC desde la cartera de Comercio Exterior.
Los estudiantes y maestros de Colombia se preparan para luchar contra un anunciado embate contra la educación, la persecución laboral, la sobreexplotación de los docentes, la criminalización de la protesta estudiantil y el desconocimiento de los derechos de los trabajadores de las universidades. Esto es lo que nos espera con la gestión de la señora Parody, desprecio por la universidad pública a tal punto que la Ministra se fue a trotar en lugar de asistir a su primera sesión en el Consejo Superior Universitario de la Nacional, el cual preside. Nada bueno podemos esperar los trabajadores, las mujeres, las lesbianas o los gays de una burguesa ministra de Santos, uribista arrepentida, conocida ya por maestros y estudiantes del SENA por sus políticas represivas y privatizadoras.
La ministra Álvarez, quien viene de la cartera de Transporte, en la que desde luego colaboró con la represión de los campesinos y transportadores, ahora en Comercio cumplirá seguramente un papel similar, fomentando la aplicación de los TLC que arruinan a los campesinos, entregando las riquezas del país a las multinacionales y permitiendo el saqueo de las materias primas y la explotación de la naturaleza por las grandes cadenas hoteleras.
Y mientras llegábamos a estas conclusiones, un terrible hecho de la realidad ponía de manifiesto cuán indefensos seguimos ante el sistema capitalista y patriarcal: un joven de apenas de 16 años, Sergio Urrego, militante anarquista y muchacho estudioso, se lanza de la terraza de un centro comercial, acabando con su vida como último acto de protesta, apabullado por la homofobia y la discriminación en su colegio, la presión fue más fuerte que el apoyo de sus padres, de sus compañeros del Unión Libertaria Estudiantil y de sus amigos del colegio. El joven y su familia quedaron inermes contra el acoso de los defensores de la ‘familia’. El hecho de que la ministra de educación fuera lesbiana no le haya ayudó en nada. Desde luego ahora todos lo lamentan y desde el ministerio hasta se amenaza con cerrar el colegio, pero Sergio ya no está y la pantalla de todos los que ahora posan de democráticos seguramente no cambiará la vida de otros Sergios.
Es por eso que debemos ser muy claros y no permitir que nos engañen haciéndonos creer que estas personas son nuestros aliados. Las ministras lesbianas son tan aliadas de las lesbianas y gays pobres como lo es Obama de los negros pobres de Ferguson, en nada ha cambiado el racismo en los Estados Unidos porque el presidente sea negro, miles de jóvenes siguen siendo víctimas de la violencia policial, la mayoría de presos siguen siendo negros. La única forma de combatir el racismo, la homofobia y todo tipo de discriminación es logrando la unidad de todos los trabajadores y explotados del mundo contra aquellos que lo tienen todo, contra el capitalismo y su amigo el patriarcado. Creer en la hermandad de las mujeres, de los negros o de los gays sólo nos lleva a una trampa mortal, la misma trampa del racismo y la homofobia: dividirnos de nuestros hermanos y aliados, y ponernos del lado de nuestros enemigos.
¡Alto a la homofobia! ¡Abajo el gobierno de Santos y sus ministras! Toda nuestra solidaridad con la familia y los camaradas de Sergio Urrego.