Carta Abierta al VI Congreso de la CUT

Compañeros
Comité Ejecutivo de la CUT
Junta Nacional
Delegados al VI Congreso de la CUT
Quienes suscribimos la presente carta somos dirigentes sindicales y activistas de organizaciones sindicales afiliadas a la CUT, otros no somos afiliados a la CUT, pero todos estamos por su recuperación para la lucha contra el imperialismo, los gobiernos capitalistas y la patronal. Igualmente estamos porque al interior de la Central se aplique de verdad la democracia obrera y sindical. Este es el único camino para que la Central pueda jugar el papel que le corresponde para sacar el movimiento obrero de su profunda crisis.
Todos los que suscribimos esta carta y nuestras organizaciones no tenemos posibilidad de participar en el VI Congreso porque no tenemos 500 o más afiliados o porque somos parte de corrientes sindicales minoritarias. Por lo anterior solicitamos el derecho a participar en las deliberaciones y en la toma de decisiones en el VI Congreso de la CUT. Nuestras posturas político-sindicales han sido defendidas durante muchos años al interior del movimiento obrero y sindical de Colombia y al interior de la CUT desde su fundación en 1986 y aunque sea una posición minoritaria, representan una alternativa de lucha anticapitalista, distinta a las concepciones y políticas que hoy predominan dentro de la Central. Todos los sectores políticos que hacen parte de la mayoría que hoy dirige la CUT afirman que son partidarios de la democracia sindical, en el ejercicio de ella reclamamos la participación en el VI Congreso y esta es la oportunidad para que la CUT aplique en la práctica la democracia sindical de manera real y plena.
A continuación presentamos una síntesis de nuestros análisis y propuestas.
La crisis del movimiento sindical
En los últimos 25 años (1990-2014) el movimiento obrero y sindical ha sido atacado violentamente por el imperialismo, las multinacionales y todos los gobiernos del país; llámense liberales, conservadores, del Centro Democrático, de la Unidad Nacional, neoliberales o no neoliberales.
Desde el gobierno de César Gaviria hasta el de Santos, todos ellos han tenido un mismo propósito: el ataque sistemático al nivel de vida de los trabajadores, salarios mínimos miserables, el desmonte de las principales conquistas laborales, la privatización de la seguridad social, la entrega de ésta a los banqueros. Un eje central de este ataque ha sido el aumento de la inestabilidad laboral: cooperativas de trabajo asociado, contratos de prestación de servicios, contratos a término fijo y, ahora, las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS).
El ataque sistemático a los derechos laborales ha estado soportado y respaldado por la violencia física contra el movimiento sindical: amenazas, atentados y asesinatos que han eliminado casi una generación completa de dirigentes y activistas sindicales y políticos.
El ataque al movimiento obrero y sindical también se expresa en la corrupción en sus organizaciones con acciones como la venta del fuero sindical por parte de directivos y otras prácticas igualmente condenables.
Todos los anteriores factores, en distintas proporciones, han contribuido a generar la profunda crisis político-sindical por la que hoy atraviesan los trabajadores y sus organizaciones.
Desgraciadamente la dirección político sindical mayoritaria ha coincidido en limitar la lucha de los trabajadores al llamado a enfrentar el modelo neoliberal, renunciando a la lucha anticapitalista; imponiendo una orientación basada en la concertación y la conciliación con los gobiernos y el régimen. Lo anterior se complementa con una conducción burocrática y antidemocrática de las organizaciones.
Es en el anterior contexto de crisis que se reúne el VI Congreso de la CUT. No compartimos ni la Convocatoria al VI Congreso, ni la Declaración Política emitida por la Junta Directiva, en nombre de la Junta Nacional. Llamamos a los trabajadores, a las organizaciones sindicales y a los delegados a dicho congreso a votar en contra de esos documentos y a que discutamos democráticamente unos posibles acuerdos para recuperar la CUT para la lucha de los trabajadores y para la democracia sindical.
Que se haga un balance claro de los últimos 8 años
El V Congreso de la CUT se reunió en el mes de agosto de 2006. Desde entonces han transcurrido 8 años y sólo ahora se cita el VI Congreso para los días 24, 25 y 26 de septiembre de 2014.
Aunque en los considerandos de la Convocatoria se afirma que “El Congreso que se convoca debe hacer una evaluación del desarrollo y ejecución de lo acordado en el V Congreso y de acuerdo con los resultados, trazar las nuevas tareas, procurando corregir los errores y falencias del período anterior, para adentrarse en los nuevos escenarios...”, ni en el orden del día ni en el temario aparece un punto, que tendría que ser central, sobre el balance de la Dirección de la CUT y de las políticas que ha aplicado durante los 8 años que han transcurrido desde el V Congreso. Tampoco aparece un balance de lo actuado en los últimos 8 años en las tesis políticas que han presentado el Polo Democrático, el Sindicalismo Democrático y la corriente sindical del Partido Comunista.
La Dirección de la CUT, con el concurso de todos sus componentes políticos (liberales, conservadores, socialdemócratas, reformistas), ha llevado la central a una de sus más profundas crisis en el orden organizativo, moral y político.
Hay por lo menos cuatro grandes hechos que hay que evaluar: i) el acuerdo suscrito con el gobierno nacional el 16 de mayo de 2013 sobre el pliego unificado estatal, que tiene relación con el supuesto derecho a la negociación colectiva para los empleados públicos consagrada en el Decreto 1092 de 2013; que ha sido un engaño para los trabajadores, engaño al que le han hecho juego todos los sectores políticos que dirigen la Central; ii) el apoyo dado por la Central a la fijación del salario mínimo legal vigente miserable para el año de 2014, que fue un golpe a la inmensa mayoría de los trabajadores colombianos y, lo más grave, a los más pobres y explotados; iii) los actos de corrupción en el proceso electoral para la Junta Nacional y en el manejo de recursos que ha recibido la Central, y; iv) el llamado a votar por Juan Manuel Santos, jefe de un gobierno enemigo de los trabajadores.
Por un congreso abierto a los sindicatos pequeños y una profunda reforma democrática de los Estatutos
Los estatutos de la Central son profundamente antidemocráticos desde todos los puntos de vista. Están hechos y diseñados para que la organización sea dominada y controlada políticamente con prácticas burocráticas a través de la cual se arrebata el control que deben tener las bases de la misma.
En cumplimiento de la orientación de la Confederación Sindical Internacional (CSI) y con aportes de miles de dólares, el V Congreso votó organizar todos los afiliados en 16 organizaciones sindicales de rama. Ocho años después esa tarea no se ha cumplido; por su cantidad, siguen predominando las organizaciones sindicales pequeñas.
Según informe del Departamento de Organización y Planeación de la CUT, sobre una población económicamente activa de casi 20 millones, en el país sólo hay 810.193 trabajadores sindicalizados, para una tasa de sindicalización del 4.1%. Del total de sindicalizados, los afiliados a la CUT son 521.128 (63%). Según el mismo informe, en el país existen 2.885 organizaciones sindicales; 2.096 sindicatos en el sector privado y 789 en el sector público. Sólo 592 sindicatos tienen más de 500 afiliados y menos de 1.000 (20.5% de sindicatos). Existen 2.097 organizaciones con 100 o menos afiliados, lo cual equivale al 72.6% de los sindicatos existentes. Si se trasladan estos porcentajes al interior de la CUT es casi seguro que la mayoría de sus sindicatos filiales son organizaciones con 100 o menos afiliados.
Todas estas organizaciones, de acuerdo con los estatutos que establecen 500 afiliados y fracción de 300 o más para tener derecho a un delegado, no tienen derecho a enviar delegados al Congreso. Sólo los sindicatos más grandes, más fuertes y con mejores prestaciones sociales extralegales son los que pueden tener presencia en el VI Congreso. Además, el plan de organización actual de la CUT en 16 organizaciones sindicales de rama obligaría todos los sindicatos a que se disuelvan en los sindicatos de rama, tiene como propósito ejercer mayor control burocrático y establecer la dictadura de los sindicatos más grandes, como sucede hoy con el Fecode que constituye más del 50% de la Central y de los delegados al VI Congreso.
Además, según el Estatuto actual el Congreso se compone de los delegados elegidos por los trabajadores de los sindicatos más grandes, la Junta Directiva Nacional y el Comité Ejecutivo Nacional. Los miembros de estos últimos organismos asisten al Congreso por derecho propio y con voz y voto, lo cual es completamente antidemocrático. Los miembros de la Junta Directiva Nacional y del Comité Ejecutivo deberían tener derecho a asistir al Congreso, sólo con voz, para defender su gestión anterior, pero sin voto, excepto que hayan sido elegido democráticamente como delegado en una organización sindical. Configurado en la forma actual, el Congreso será un Congreso de la “aristocracia” sindical, es decir de los sindicatos más grandes, que representan a los trabajadores mejor pagos y del Comité Ejecutivo y la Junta Nacional..
Queda claro que a la dirección de la CUT no le interesa la suerte de la inmensa mayoría de los trabajadores, es decir cerca de 19 millones de trabajadores que no están organizados y que ganan el salario mínimo o menos del mínimo; tampoco les interesan los trabajadores afiliados a los sindicatos más pequeños, que son la mayoría de las organizaciones de la CUT.
Estamos porque todos los sindicatos que tengan 50 o más afiliados y menos de 300 elijan por lo menos un delegado al VI Congreso y concurran a Santa Marta a exigir el derecho democrático de intervenir en el Congreso.
Necesitamos una reforma democrática de los estatutos
El problema de los estatutos no es un problema organizativo, es un problema político. Es el problema del poder al interior de la Central. El poder hoy lo tienen los altos dirigentes de la CSI, los sindicatos más grandes, sus dirigentes y de conjunto una pequeña aristocracia sindical, que la dirige con métodos burocráticos. Recuperar la CUT para la lucha anticapitalista y la defensa incondicional de los trabajadores y de los sectores más pobres del movimiento obrero, pasa por una profunda reforma de sus estatutos, la adopción de nuevas orientaciones políticas diferentes de las anteriores  y un cambio de su dirección para llevarlas a cabo.
Los estatutos deben contener los principios fundamentales que deben orientar la lucha de los trabajadores. Entre esos principios destacamos: la independencia de clase respecto a los empleadores, los gobiernos y los empresarios; la solidaridad; la unidad para la lucha; la democracia sindical y el internacionalismo proletario.
Unos nuevos estatutos deberían contener aspectos sustanciales como los siguientes: los congresos de la Central se tendrían que realizar cada año y todos los sindicatos que tengan 50 o más trabajadores tener derecho a elegir delegados. Los sindicatos grandes no deberían tener la mayoría en los congresos; el Comité Ejecutivo y la Junta Nacional sólo deberían tener derecho a participar en el congreso con voz pero sin voto, para tener voto tienen que someterse a la votación de la base. Se deben establecer mecanismos claros y fáciles de aplicar para revocar el mandato a todos los dirigentes que violen los principios de la organización, etc.. Sin estos cambios concretos, la democracia sindical seguirá siendo una frase vacía, que para lo único que puede servir es para hacer demagogia.
Por una política sindical anticapitalista
El 8 y 9 de mayo de 2014 el Comité Ejecutivo de la CUT, en nombre de la Junta Directiva Nacional, emitió una Declaración Política hacia el VI Congreso. Esta Declaración comienza diciendo que la CUT se encamina al VI Congreso en la lucha por la paz, la soberanía, la democracia y los derechos laborales. Reseña el saqueo de los recursos naturales por las multinacionales, las consecuencias desastrosas de los tratados de libre comercio firmados y aprobados por los gobiernos colombianos, la informalidad laboral que llega hoy al 70% y el incumplimiento de los convenios de la OIT.
En relación al Gobierno de Santos se dice en la mencionada Declaración:
“El Plan de Desarrollo del gobierno del Presidente Juan Manuel Santos ha entregado la economía a la gran minería y las grandes plantaciones agrarias en manos de las multinacionales, concediendo enormes gabelas que hacen de Colombia un paraíso para la inversión del capital extranjero con todas las garantías como: exención o reducción de impuestos y regalías; autorizaciones para depredar y destruir los ecosistemas; desconocimiento y violación de derechos y convenciones colectivas, circunstancias que atentan contra los intereses de la Nación, incrementa la informalidad laboral y el desempleo. A la par de esto, se han recortado los derechos fundamentales de la educación y la salud, mientras que los servicios públicos domiciliarios han sido privatizados para su enriquecimiento, martirizando mes a mes a millones de colombianos.
”Así mismo, manifestamos que el Gobierno ha incumplido los acuerdos y compromisos adquiridos con los trabajadores y pensionados, como la aplicación de las normas más favorables sobre el incremento de las mesadas pensionales; la eliminación del incremento (8%), que los pensionados hacen a salud un vez adquieren el estatus, asumiendo el aporte que antes hacían sus empleadores.
”La impunidad en los asesinatos de casi 3.000 sindicalistas en los últimos 20 años; sigue siendo superior al 94% en casos de homicidios y del 99% en casos de amenazas. Si bien el índice de asesinatos ha disminuido en los últimos años, las amenazas y acciones en contra de sindicalistas se ha incrementado notoriamente, constituyéndose en una situación de persecución al movimiento sindical que se ve reflejada en tasas muy bajas (menos del 4%) de afiliación sindical y una cobertura de negociación colectiva que no benefició a más de 287 sindicatos en 2013, sumado a las violaciones a los derechos humanos de los sindicalistas expresados en desplazamientos, desapariciones y homicidios”. (cut.org.co. Declaración Política de la Dirección de la CUT hacia el VI Congreso.
Esa Declaración hace parte de una formalidad para ubicarse políticamente hacía en VI Congreso. En el VI Congreso y después de él esa dirección seguirá implementando la misma política de conciliación con los gobiernos y los empleadores y aplicando su método burocrático de conducción. Bastan dos pruebas irrefutables. En primer lugar, el mismo gobierno de Santos que denuncian en la Declaración del 8 y 9 de mayo, fue el que llamaron a reelegir el 15 de mayo de 2014, es decir 6 días después. En segundo lugar, según señala la Declaración, “El costo de la crisis mundial del modelo neoliberal que sacude a Europa y Estados Unidos desde 2008, viene siendo descargado sobre países y pueblos, sometiéndolos a recortes fiscales, disminución de derechos a la población en todos los órdenes y precarizando las condiciones laborales, salariales y prestacionales de los trabajadores”; es decir, todos los atropellos contra los trabajadores y el pueblo son consecuencia de aplicar en Colombia el modelo capitalista neoliberal. (cut.org.co. Declaración Política de la Dirección de la CUT hacia el VI Congreso).
Lo anterior quiere decir que, según la actual dirección de la CUT, si se cambia el modelo capitalista neoliberal por el modelo socialdemócrata o por la Tercera Vía, como recientemente lo ha planteado Santos, se van a empezar a resolver todos los problemas de los trabajadores y del pueblo de Colombia. Quedaría así justificada la llamada a votar por la reelección. Esta es una mentira siniestra, que le ha causado mucho daño a la clase obrera.
Todo el capitalismo, en sus distintos modelos, tiene como propósito central explotar económicamente a la clase obrera, enriquecer a los burgueses y con tal de lograr este propósito están dispuestos a acudir a todos los métodos y a todos procedimientos políticos y militares. Tenemos que exigir que el VI Congreso vote una política anticapitalista, contra todos los modelos capitalistas, y una política de lucha y combate al gobierno de Santos en los próximos cuatro años.
La paz entre el gobierno y la guerrilla no traerá la paz para los trabajadores ni para los sectores populares
En la misma declaración política se definen aspectos de la orientación política sindical, en los siguientes términos:
“Preparar el VI Congreso de la CUT, en una ambiente pluralista y democrático redundará en fortalecer la Central como un proyecto político-sindical que de cara al país enarbole la bandera de la paz, la soberanía, la democracia y los derechos laborales y en esa perspectiva general, seguiremos luchando por nuestra agenda laboral consistente en la formalización laboral (trabajo decente-vida digna), libertades sindicales (asociación, negociación y huelga) y reparación colectiva” (cut.org.co. Declaración Política de la Dirección de la CUT hacia el VI Congreso).
Como se puede observar, este texto es un conjunta de afirmaciones generales y abstractos que le permiten a cada uno de los sectores políticos en los que está hoy dividida la Central, los liberales, la izquierda como el Polo Democrático, los progresistas, los unos partidarios de la Confederación Internacional Sindical (CIS), los otros de la Federación Sindical Mundial (FSM), interpretar y aplicar todo a su manera.
Lo del ambiente “pluralista y democrático” se tendría que empezar a aplicar permitiendo la participación de los sindicatos pequeños y minoritarios.
La democracia, otra abstracción vacía. Tendrían que decir con claridad si se trata de la democracia capitalista, parlamentaria y burguesa, la que compra votos y está corrompida hasta sus tuétanos; la que ha imperado durante 200 años y que no ha resuelto ninguno de los problemas de los trabajadores y del campesinado pobre. Esa “democracia” se ha sostenido, a sangre y fuego y hoy deja millares de muertos y desaparecidos en las tres últimas décadas.
Las organizaciones sindicales realmente democráticas y clasistas, para la lucha y la movilización, tenemos que reivindicar, y decirlo con claridad, que estamos por otra democracia, la de los trabajadores, del campesinado pobre y los sectores populares; democracia que para conseguirla es necesario derrotar a quienes han gobernado, saqueado, explotado y oprimido a las inmensas mayoría del país.
Se refiere la declaración a los derechos laborales cuya agenda se concreta en la formalización exigiendo trabajo decente y vida digna. Antes que nada, a los trabajadores hay que decirles que trabajo decente o sea bien pago, con estabilidad, todas las prestaciones sociales y seguridad social, es imposible dentro del capitalismo. Cuando los trabajadores luchan individual y colectivamente por sus derechos, lo que hacen es resistir a las tendencias naturales del capitalismo de transformarlos en bestias de carga.
El trabajo decente es la consigna de la OIT, aparato internacional tripartita (estado, patronos y trabajadores), dominado por los Estados capitalistas y por los empresarios. Hay que apoyarse en las medidas progresivas que esa organización, por la crisis capitalista y la lucha de los trabajadores, se ve obligada a aprobar, pero al mismo tiempo denunciarla como un aparato de control y engaño sobre la clase trabajadora en todo el mundo.
Si la dignidad es tratar a todos los seres humanos como un fin y no como un medio, entonces la vida digna es incompatible con la existencia del capitalismo; este nos utiliza a todos para generar plusvalía para los capitalistas, para fabricar armas y hacer la guerra, etc. Los trabajadores debemos luchar todos los días por que se nos respete la dignidad; pero al mismo tiempo ser conscientes que conquistar una vida digna pasa por derrotar el capitalismo y establecer una sociedad socialista, basada en la democracia de los trabajadores.
La Declaración menciona la paz, pero no dice una sola palabra sobre ella. ¿A cuál paz se refieren? ¿Se refieren a la paz del gobierno, el imperialismo y los empresarios, acordada con los comandantes de la FARC, a espaldas de la clase obrera y del campesinado pobre?
Los dirigentes de la CUT que llamaron a votar por Santos dicen que no llamaron a votar por Santos sino a votar por la paz. Pero vista desde una postura de clase su decisión no tiene justificación política. Adicionalmente fue burocrática, antidemocrática y de espaldas a la inmensa mayoría de las bases de la central. Las negociaciones que están realizando el gobierno, con el respaldo del imperialismo, y los comandantes de la FARC, tampoco han sido consultadas con el pueblo y los trabajadores.
La clase trabajadora no se debe oponer y no se opone a esas negociaciones, respeta la decisión que ha tomado la dirección de la guerrilla de negociar con el gobierno su desarme y desmovilización, una vez que ha fracasado política y militarmente.
De concretarse, esas negociaciones pueden traer la desmovilización de la guerrilla y el compromiso por parte de ésta de no realizar más acciones que son percibidas por la población como atentados y actos de terrorismo; dejando así de darle pretextos al estado y el gobierno para reprimir la lucha obrera y popular, como ha sucedido en los últimos 50 años. Lo anterior podría facilitar en algo la organización y movilización directa de los trabajadores y las masas populares. Pero esas negociaciones no necesariamente traerán la paz que necesita la clase obrera, el campesinado pobre y los sectores populares. A quienes más va a beneficiar esa paz es a las multinacionales y al capital nacional, porque van a tener mejores condiciones para intensificar la explotación económica de la clase obrera.
En La Habana está sucediendo exactamente lo mismo que sucedió en la Constituyente de 1991. No se discutió la derogatoria de la nefasta Ley 50 de 1990, que concretó el primer gran zarpazo contra los derechos de los trabajadores; zarpazo dirigido y coordinado por Gaviria como Presidente y Uribe como Senador. Entonces se dio a los trabajadores el contentillo del artículo 53 de la Constitución y el mandato al Congreso de que expidiera el Estatuto del Trabajo. Han pasado 24 años y el Congreso, símbolo muy importante de la corrupción, no ha cumplido lo ordenado por la Constituyente.
Por un Plan de lucha contra las multinacionales y el gobierno de Santos
Llamamos a todos los trabajadores, afiliados a la CUT y no afiliados a la CUT, a que discutamos democráticamente y hagamos todos los esfuerzos posibles por ponernos de acuerdo para ir al VI Congreso de la CUT a recuperar esa organización para la lucha contra el imperialismo, los capitalistas y el gobierno de Santos. Esto pasa por votar en el VI Congreso el cuestionamiento de la convocatoria y reglamentación del Congreso y abrir el congreso a todos los sindicatos, igualmente pasa por cuestionar a fondo la Declaración Política emitida por el Comité Ejecutivo de la CUT el 8 y 9 de mayo de 2014.
Es necesario votar por una plataforma de lucha anticapitalista, clasista, independiente e internacionalista.
Les proponemos levantar y luchar por que se aprueben como programa de la CUT en su VI Congreso, entre otros, los siguientes puntos:
1 La Central se define como una organización antiimperialista. Luchará sin tregua contra todas las multinacionales y la depredación de los recursos naturales y la fuerza de trabajo que llevan a cabo con el beneplácito, permiso y apoyo del Congreso y el Gobierno Nacional.
2 La Central se define como una organización anticapitalista. Luchará contra todos los modelos capitalistas (liberales, neoliberales, socialdemócratas, tercera vía, etc.); explicando constantemente a los trabajadores que cualquiera sea la modalidad que adopte el capitalismo siempre será para explotar económicamente y oprimir políticamente a los trabajadores, a los campesinos pobres y al pueblo; que dentro del capitalismo no habrá paz para los trabajadores.
3 Los trabajadores respetamos la decisión tomada por la dirección político militar de la FARC de negociar las condiciones del cese de su actividad armada y reinserción para desarrollar actividad política no armada; dejando claro que los trabajadores no hemos sido consultados democráticamente sobre esas negociaciones. Nuestros problemas concretos (estabilidad, salarios, prestaciones sociales, seguridad social, derechos de asociación, negociación colectiva y huelga), no están, ni solicitamos que estén en la agenda de La Habana. Afirmamos que después de esos acuerdos la explotación económica y la opresión política contra los trabajadores continuarán y nosotros seguiremos luchando contra estas y por la defensa de nuestros derechos.
4 Los trabajadores, y particularmente la CUT, se colocarán al frente de la lucha porque los 5 o 6 millones de colombianos que han sido víctimas de la violencia Estatal, paramilitar, de los terratenientes, de los capitalistas y las multinacionales sean reconocidos y reparados, hasta donde sea posible reparar el inmenso daño causado. Pero también, y de manera especial, luchará para que los trabajadores, los campesinos pobres y los sectores populares que han sido víctimas de los actos de terrorismo que la FARC y el ELN han realizado, sean reconocidos como víctimas y sean, igualmente, reparados.
5 La reparación colectiva a los trabajadores, de la que habla la dirección de la CUT, debe comprender la reparación de los daños ocasionados a la clase obrera de conjunto, por el imperialismo y la burguesía, e igualmente a los familiares individualmente considerados de todas las víctimas.
Entre las principales exigencias que la CUT debe levantar como exigencias para una reparación colectiva al conjunto de los trabajadores destacamos:
a) Derogar todas las leyes, decretos y demás decisiones en las que se ha concretado el más grande asalto a los derechos de los trabajadores en los últimos 25 años. Esto es, levantar la exigencia que la leyes 50 de 1990, 789 de 2002 y todas las otras leyes y decretos mediante los cuales se concretó la contrarreforma laboral y el despojo a los trabajadores de sus más importantes conquistas laborales, sean inmediatamente derogadas. Esto significa entre otras cosas, restablecer la vocación de los contratos laborales a su permanencia, los contratos indefinidos y la estabilidad laboral, prohibir los contratos de prestación de servicios, ninguna empresa puede tener más del 10% de su nómina con contrato a término fijo; restablecer la acción de reintegro cuando se despide al trabajador sin justa causa, después de 10 años de servicios, la pensión sanción, la retroactividad de las cesantías, etc.
b) Derogatoria de la ley 100 de 1993 y todos sus decretos y leyes reglamentarias, regresando al Estado todos los servicios de la salud, las pensiones y los riesgos laborales.
c) Derogatoria de todas las leyes que permiten y regulan la intermediación laboral, todas las empresas, grandes y pequeñas deben contratar su personal directamente, derogatoria del inciso segundo del artículo 1º de la ley 1258 de 2008 que establece que los accionistas de las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS), que han reemplazado a las Cooperativas de Trabajo Asociado en la intermediación laboral, no están obligados a responder de las obligaciones laborales contraídas por la sociedad.
d) Los Contratos Sindicales sólo se pueden suscribir entre la Empresa y el sindicato cuando se vota y se hace efectiva la huelga y solo para realizar las labores de mantenimiento en aquellas actividades que no se pueden suspender.
e) En toda empresa donde exista una organización sindical, mayoritaria o minoritaria, no se pueden suscribir pactos colectivos y los beneficios convencionales se deben extender, por mandato de la ley, a todos los trabajadores.
f) Derogatoria del Decreto 1092 del 2012 que de una manera tramposa dice que se establece la negociación colectiva para los empleados públicos, cuando realmente no es así. Que en desarrollo de los Convenios 151 y 154 del OIT se establezca el derecho de todos los empleados públicos a presentar pliegos de peticiones, a negociarlos con el Estado-patrón, a optar por huelga o tribunal en los mismos términos que el resto de los trabajadores de la Empresa privada y de los trabajadores oficiales.
La reparación colectiva implica, desde luego, reparar a la clase obrera por el asesinato de más de tres activistas y dirigentes sindicales e igualmente reparar a los familiares de estos activistas y dirigentes.
6 La CUT luchará por una reforma agraria democrática que le de tierra de buena calidad a los campesinos pobres.
7 La CUT defiende la educación pública, laica y gratuita, en todos los niveles; quitándole el negocio de la educación a los capitalistas y comunidades religiosas de cualquier credo.
8. La CUT debe buscar la manera para que los 15 o más millones de trabajadores que son víctimas del salario mínimo participen en las negociaciones de ese salario a final del año y en ninguna circunstancia dicho aumento podría ser inferior al 10%.
9. La CUT orientará para que todos sus sindicatos filiales incluyan en los pliegos de peticiones puntos con reivindicaciones específicas para la mujer trabajadora como igualdad salarial, con relación a los trabajadores hombres, guarderías para los niños hijos o familiares de las trabajadoras, etc. La CUT también procurara dar participación a la mujer, en igualdad de condiciones con los hombres, en los organismos sindicales.
10. La CUT desplegará la más amplia e incondicional actividad internacionalista en solidaridad y apoyo a la lucha de todos los trabajadores y pueblos del mundo contra el imperialismo y sus gobiernos capitalistas. Llamará a la más amplia unidad en la lucha con los trabajadores de Asia, África, Europa y América Latina. Brindará especial apoyo concreto y práctico al pueblo de Palestina contra el Estado y el gobierno terroristas de Israel..
11.- Finalmente, será parte de las posiciones programáticas y de principios de la CUT llamar a todos los trabajadores a desconfiar de las multinacionales, de los gobiernos imperialistas, de los gobiernos capitalistas, de los patronos y de sus partidos políticos, sean estos liberales, conservadores, de la U, Centro Democrático o socialdemócratas. Sólo se puede confiar en la lucha y la movilización.
12.- La CUT explicará constantemente a los trabajadores, a través de todos los medios a su alcance, que la lucha sindical es de fundamental importancia, que ella concreta la resistencia contra la tendencia del capitalismo a reducirnos a todos en bestias de carga para producir riqueza. Pero a la vez explicará que la lucha sindical sólo combate los efectos del capitalismo depredador pero no ataca sus causas. Por eso los trabajadores no sólo deben luchar por mejorar las condiciones en que trabajan asalariadamente, deben igualmente organizar y realizar la lucha por abolir el sistema de trabajo asalariado y reemplazarlo por un sistema socialista, basado en la democracia obrera. Para esto es indispensable organizarse en su propio partido político, dejar de votar por los candidatos de los empresarios a la presidencia de la república, al congreso, a las asambleas departamentales, los concejos municipales y a las gobernaciones. La clase obrera y sus organizaciones deberán levantar sus propios candidatos, en abierta batalla contra los candidatos de los partidos burgueses. Con esta política se concreta el principio de la independencia de clase.
Fraternal saludo,
Cartagena, 24 de agosto de 2014, firmada por 70 directivos y activistas sindicales de Sinaltrainal, Sintratucar, Sinaltrametal, Ustrial, Sintrabiofilm, Sintraprodenvases Astrinal, Sintraemsdes, Sintraimagra, Sintragyptec, Sintratextil, Sintraemdes, Siunedian y magisterio.