La campaña por el voto en blanco: Carácter, resultados y perspectivas

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Durante el pasado ciclo electoral (parlamentarias, primera y segunda vuelta presidencial) se presentó un hecho nuevo, por su dimensión y carácter: una significativa masa de votación en blanco que, políticamente, se debe analizar en conjunto con los miles de votos nulos y no marcados; separándola claramente (así haya puntos de unión) de la masiva abstención (que en todos los casos superó el 50%).
Antes, a nivel municipal o departamental, en casos concretos como los de Bello-Antioquia, Huila, Cartagena y otros, se habían dado situaciones en que una parte significativa del electorado adoptó este comportamiento al acudir a las urnas. Lo nuevo es su expresión generalizada a nivel nacional, la dimensión que llegó a tener (altísima en parlamentarias y más baja en la primera y segunda ronda de las presidenciales). Si bien la expectativa fue inflada por las encuestas, todos los analistas serios coinciden en destacar el crecimiento que tuvo respecto de procesos anteriores.
Es conveniente reflexionar sobre el significado de esta votación, sus características, fortalezas y debilidades, para potenciarla; partiendo de la base que es un fenómeno progresivo, de rechazo y repudio al régimen político reaccionario, a la corrupción y clientelas de los partidos de la burguesía, a las traiciones e inconsecuencia de las opciones reformistas (Polo Democrático Alternativo, Alianza Verde, Progresistas).

Carácter consciente, democrático, libre, independiente
En primer lugar, si bien algunas columnistas de clara ideología reaccionaria (Salud Hernández y Mauricio Vargas) plantearon esta opción no pasaron de ser una posición individual; víctimas de las contradicciones que les genera conocer hasta en sus menores detalles la podredumbre y corrupción del régimen y de todos los representantes políticos de las clases dominantes e impotentes para enfrentarlos, incluso en su propio terreno ético o moral.
El voto en blanco, nulo y no marcado expresa un electorado que acude a las urnas en forma libre, sin vender su voto a las clientelas políticas. Es consciente de la conveniencia de expresar su posición sabiendo de antemano que no recibirá nada a cambio. En general tiene un conocimiento y comprensión significativos de los procesos políticos del país y sobre qué representa cada uno de los candidatos o partidos que compiten electoralmente.
Sin la menor duda, el voto en blanco (así como los nulos y no marcados) expresaron el rechazo y repudio a las reaccionarias instituciones del régimen político, a la corrupción del Congreso, a las negociaciones de los alcaldes, etc. en las pasadas elecciones. En ese sentido es una votación quetiene un carácter muy progresivo.

Perseguido por todos
Por su carácter, el llamado al voto en blanco y la campaña de impulso al mismo que se desarrolló por parte de una amplia gama de organizaciones y personalidades (entre ellas el PST, el exmagistrado Jaime Araujo Rentería, el cineasta Gustavo Bolívar e infinidad de otras más) se convirtió en punto de unión y acuerdo de todas las demás campañas, para atacarlo, combatirlo y negarle sus derechos a todo nivel, buscando silenciarlo. Se le combatió incluso más que a la abstención. El gobierno y el régimen (todas sus instituciones, comenzando por la Registraduría) actuaron por encima de la Constitución y la ley, desinformando y atropellando los derechos de quienes impulsamos el voto en blanco.
A pesar de lo anterior, sin hacer de la campaña un negocio (como lo hacen diversos partidos a través de la reposición de votos), la actividad de numerosos grupos contribuyó a mantener esos altos niveles de votación en blanco(niveles que muchos envidiarían, superiores al umbral para el reconocimiento legal) y una cohesión a toda prueba.

Expresión de las luchas y ansia de cambio
Los niveles de movilización y lucha que han aumentado en los últimos años en el país y el ansia de cambio de millones tuvieron un canal de expresión a través del voto en blanco. Muchas veces, en el terreno electoral, estos procesos se reflejan incrementando la votación de los partidos que se reclaman como de izquierda.
En las pasadas elecciones el PDA (que es la organización “de izquierda” más conocida) cargaba sobre sus hombros los escándalos de corrupción de su anterior alcalde en Bogotá, Samuel Moreno, ahora encarcelado. Su votación en parlamentarias fue significativamente menor que el voto en blanco (541.145 votos por PDA en Senado – 3.78% vs. 746.659 votos en blanco – 5,21%). Se compara contra la suma de votos en blanco, nulos y no marcados, que llegó al récord de 3.072.841 en Senado, la diferencia es abismal. En las presidenciales el PDA logró remontar su votación alcanzando, con la fórmula presidencial de Clara López – Aida Abella, la suma de 1.958.414 votos (15.23%) en tanto el voto en blanco, nulo y no marcado totalizó 1.135.362 (8.74%). Es indudable que las propuestas reformistas y conciliadoras del PDA no lograron atraer a esa significativa masa de votantes.

La lucha política se intensificará
Todos los factores de la realidad presionan para una intensificación de la lucha política en el país. La posible culminación de las negociaciones con las FARC y el ELN, con la consecuente desmovilización y desarme de dichas guerrillas, eliminará el “San Benito” que la oligarquía reaccionaria le colgó siempre a las propuestas profundamente democráticas o revolucionarias: ser expresión política o ideológica de los grupos guerrilleros.
La campaña por el voto en blanco y sus resultados muestran con claridad la posibilidad de que, manteniendo en alto las banderas de lucha por una transformación revolucionaria de la sociedad en lo económico, social y político, como las que levanta el PST, se pueda avanzar simultáneamente en una política de actuación y trabajo en común con diversas organizaciones, personalidades y miles de personas que están comprometidas con la lucha por amplias libertades democráticas y derechos económicos y sociales para la enorme mayoría de la población; así no compartan la totalidad de un programa revolucionario de un gobierno obrero y de los campesinos pobres.