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Como un campanazo de alerta, y una nueva prueba de que los problemas sociales de fondo continúan agravándose, el 5 de junio, diez días antes de la segunda vuelta, miles de pobladores se tomaron las calles de Ibagué en la VI Marcha-Carnaval contra la megaminería que amenaza la supervivencia del pueblo tolimense. La masividad de su movilización es un ejemplo para todos. Es necesario también destacar el triunfo obtenido por estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad Distrital, quienes derrotaron el intento de contrarreforma de la principal universidad de Bogotá. El magisterio por su parte demostró de nuevo su capacidad de convocatoria y ahora debe estar vigilante y crítico frente a los acuerdos firmados por la burocracia de Fecode. Numerosos conflictos sindicales se encuentran en curso, unos por la negociación de pliegos de peticiones, otros luchando por preservar el derecho al trabajo. La dirigencia campesina, por su parte, está pendiente de los compromisos arrancados al gobierno como respuesta al paro agrario.
No podemos dejar en manos de la ultraderecha uribista, que sale fortalecida en las urnas, la labor de oposición al gobierno. Desde ya debemos proclamar nuestra independencia de clase frente a las dos fracciones de la burguesía que hoy se reparten el poder. Para presentar batalla contra los planes antipopulares del gobierno debemos rechazar el apoyo político que le ha brindado la izquierda reformista al gobierno de Santos, exigiéndole que se ponga a la cabeza de la movilización.
La profunda división de la burguesía, que se evidenció en la reñida campaña electoral, debe ser aprovechada por los trabajadores y los pobres construyendo nuestra unidad para la acción. Debemos exigir desde las bases la convocatoria inmediata a un gran Encuentro Obrero y Popular donde definamos un pliego de exigencias para conquistarlo por la vía de la movilización e imponérselo al gobierno de Santos.
Bogotá, junio 19 de 2014
Unifiquemos las luchas
Editorial