El Estado Colombiano, con una astucia impresionante, mantiene siempre su celada contra los trabajadores, quienes no paran de exigir una sociedad donde el trabajo prime sobre la arbitrariedad de los empleadores. El Gobierno, consiguió transformar la victoria de las madres comunitarias tras el paro de octubre del 2013 en una excusa para limitar sus derechos laborales.
Como menciona el periódico El Nacional “les había prometido un contrato laboral a término indefinido. Sin embargo, las madres comunitarias denuncian que solo les otorgaron un contrato comprendido entre febrero y septiembre”[1]. Cuando estaban en paro se les prometió el cielo, pero cuando retornó la calma se les ofreció un contrato de unos meses que solo puede generar indignación. El Estado actúa como un pillo ante sus trabajadores escondiéndose ante maniobras jurídicas, cínicamente cambió lo pactado y entregó un contrato lesivo a estas trabajadoras.
Una enseñanza para los trabajadores: la posibilidad de perder los derechos, garantías y victorias laborales está a la vuelta de la esquina. Solo la organización y movilización pueden defender al trabajador de la voracidad de los propietarios del país. ¿Cuál debe ser la respuesta ante semejante triquiñuela? Un movimiento de madres comunitarias exigiendo la vinculación directa con el Estado y contratación de manera indefinida. ¿Es posible dicha meta? Claro, durante años sostuvo el Estado que las madres comunitarias no eran trabajadoras, si no que su labor era un voluntariado comunitario, por tanto no se podía pagar un salario mínimo. Lo que demostró la realidad fue que en realidad eran trabajadoras a pesar de las leguleyadas de tantos años y que solo la movilización transforma la realidad jurídica y económica de los trabajadores.
Un alto funcionario señaló ante Caracol que “las comunitarias tuvieron un gran logro el año anterior al conseguir que la entidad las vinculara laboralmente con un contrato que cubre todos los requerimientos de ley, insistió en que este vínculo no puede ser a término indefinido por el modelo de contratación con operadores”[2]. Acá se reconoce de forma plena la tercerización de las ex madres comunitarias. Es decir, se reconoció que eran trabajadoras, un paso importante. Pero en una maniobra el Estado delegó su responsabilidad de empleador a los famosos Operadores, una forma de tercerizar el trabajo para burlar la relación laboral de las compañeras trabajadoras.
Así como los obreros luchan contra las cooperativas de trabajo para la vinculación directa con las empresas, de las misma forma las madres comunitarias más temprano que tarde, deben continuar su lucha por eliminar los operadores y convertirse en trabajadoras del ICBF, es decir del Estado.
[1] Por incumplimiento de un contrato, madres comunitarias de Caldas cesaron labores. La Nación, 27 Ene 2014.
[2] ICBF no puede firmar contratos a término indefinido con madres comunitarias. Caracol, 29 de enero de 2014.