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El Instituto de Medicina Legal revela que entre enero y diciembre de 2012, se reportaron 16.053 casos de abuso, de esta cifra a Bogotá le corresponden 3.216 víctimas. En el mundo el panorama es sobrecogedor. Sólo nos referiremos a algunos países. En los Estados Unidos, un tercio de las mujeres asesinadas cada año, mueren a manos de un compañero íntimo; en Suráfrica, una mujer es asesinada cada 6 horas por su pareja; en la India, en 2007, hubo 22 asesinatos de mujeres por día, por razones de la dote y en Guatemala son asesinadas dos mujeres cada día. No puede producir menos indignación saber que se causan más muertes e incapacidades de mujeres por actos de violencia que por el cáncer, la malaria, los accidentes de tráfico y la guerra juntos.
Este comportamiento de los hombres que raya con lo aberrante, se explica en gran medida por el machismo como expresión de la opresión contra las mujeres. La ideología machista sigue vigente y se fortalece a pesar de que se dice que la desigualdad entre hombres y mujeres es cosa del pasado. Históricamente las clases dominantes y hoy como nunca la burguesía, han utilizado el machismo como un mecanismo de opresión para incrementar la explotación. Si bien la incorporación de la mujer al trabajo fue una conquista, ésta se hizo a costa de cargar consigo el trabajo doméstico no remunerado; además, la mano de obra femenina con salarios más bajos obra como mecanismo de reducción del salario para aumentar la ganancia de los patronos.
Los ropajes del machismo
La ideología machista considera a la mujer económica, política y socialmente inferior al hombre, y en una sociedad enferma como la capitalista, a un ser inferior puede tratársele de cualquier manera, incluso asesinársele.
El machismo toma cuerpo bajo diferentes formas de violencia, algunas tan atroces como el feminicidio o la violación. Pero hay otras como la violencia simbólica y psicológica, que se han naturalizado a tal punto que la mayoría de los hombres, incluso de las mujeres, no las valoran como tal. Nos referimos a los chistes machistas, los piropos morbosos o la utilización del cuerpo femenino para fines comerciales. En el mundo laboral, el acoso sexual es pan de cada día. Las mujeres lo sufren en silencio por temor al despido. En el ámbito familiar es “natural” que el trabajador trate a su esposa, también trabajadora, como una empleada que tiene que atenderle, servirle y asumir las tareas domésticas y el cuidado de los hijos. Sin ser consciente de ello, el trabajador hombre está reproduciendo la ideología del patrón, en muchos casos utilizando la violencia física o psicológica para obligar a las mujeres a resignarse a una vida de sumisión y humillación.
Las mujeres también son presa de la ideología machista. Cuando ejercen la tarea de la crianza reproducen en sus hijas e hijos los roles femenino y masculino que culturalmente les ha asignado la sociedad patriarcal. Éstos se trasmiten desde la cuna en los colores del vestuario o los juguetes. Cuando la niña crece, tiene que realizar los oficios domésticos y ser sumisa ante el padre, el hermano o el tío.
En otra faceta están las mujeres emancipadas que incursionan en el mundo intelectual, político o sindical, ámbitos reservados a lo masculino. Ello genera en los hombres recelo y temor de establecer relaciones de pareja con mujeres que han roto con el machismo porque creen que su rol de macho dominante queda en entredicho. La disyuntiva para estas mujeres es la sumisión en pareja o la soledad. Contradictoriamente, la emancipación trae consigo algunos “costos”. Algunas mujeres reclaman con nostalgia la pérdida de la caballerosidad cuando no son objeto de lisonjas o atenciones por parte de los hombres.
Es preciso combatir el machismo
La idea de que combatir el machismo enfrenta las mujeres contra los hombres y a las propias mujeres es falsa. Por el contrario, la clase trabajadora no logrará unificarse contra la explotación, si las mujeres son discriminadas y si las reivindicaciones específicas de las trabajadoras no son recogidas en la lucha contra los patronos; en consecuencia, la mitad de la clase obrera constituida por las mujeres no será ganada para la lucha. Por eso es tarea de las mujeres y hombres conscientes del nefasto papel que cumple la ideología machista, de luchar diariamente contra su propio machismo y toda expresión de discriminación o violencia en el ámbito privado y social. Es la batalla que deben librar los trabajadores contra la burguesía representada en sus gobiernos.
Comisión de la Mujer del PST
Machismo y violencia
El 25 de noviembre se conmemora el día internacional de la no violencia contra la mujer. Ello nos impone pasar revista a la situación de las mujeres. Esta constatación revela que la violencia en el país ha aumentado en forma alarmante. Este fue el término utilizado por el vicefiscal General, Jorge Fernando Perdomo quien informa que se han interpuesto 10 mil denuncias por violencia contra la mujer.