CUT y FECODE: centralicemos la oposición a la burocracia

Editorial

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Frente a la guerra social que adelantan el gobierno y los empresarios contra nuestras conquistas laborales y garantías sindicales y políticas, hoy más que nunca necesitamos organizaciones fuertes, democráticas y dispuestas a la movilización de masas. No contamos con eso. Así se ha evidenciado de nuevo en las recientes elecciones en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Federación Colombiana de Educadores (FECODE).
Conscientes del escepticismo y malestar de los afiliados con una dirigencia cada vez más alejada de los problemas cotidianos de los trabajadores, se convocaron las elecciones sin realizar primero el Congreso ordinario de la CUT. Éste hubiera permitido motivar de alguna manera la participación de las bases en la elección de delegados, hacer un balance de las luchas de los últimos años y tratar de reorientar la actuación política de la principal central sindical del país, en una coyuntura signada por las negociaciones entre el gobierno y las FARC y el avance de las contrarreformas sociales y políticas de Santos.
Pero en estas elecciones el único propósito de la dirigencia era reciclarse en los Comités Ejecutivos y mantener el control burocrático de las organizaciones, del que derivan privilegios desmedidos, mientras se traicionan las expectativas de las bases. Así se constató en la negociación del pliego único estatal y el pliego de Fecode. Incluso se presentó un grotesco carrusel de dirigentes que se trasladaron de un Comité Ejecutivo al otro, en la medida que la Fecode constituye más de la mitad de los afiliados de la CUT.
Pero el malestar de las bases se hizo sentir. La mitad de los afiliados no acudió a las urnas; y de quienes votaron más del diez por ciento lo hicieron en blanco, anularon el voto, o no lo marcaron. Así, pasivamente unos y activamente otros, le dieron la espalda a quienes pretenden dirigir los destinos de las principales organizaciones sindicales del país los próximos años.
Este campanazo de alerta es un estímulo para quienes presentamos listas de oposición –que obtuvieron también un respaldo significativo– para que redoblemos la lucha por restablecer los principios de la clase obrera como ideario de nuestras organizaciones. Es necesario centralizar una fuerte corriente de luchadores que se ponga al frente de los conflictos en curso. Tarde o temprano lo vientos que hoy hacen ondear las banderas de protesta en Turquía y Brasil llegarán a Colombia y, si es superado el pesado lastre del conflicto armado entre el Estado y la insurgencia, podamos ir al enfrentamiento abierto entre las clases con nuestros propios métodos: la movilización democrática, beligerante y masiva de los trabajadores, los pobres y la juventud.
Bogotá, julio 5 de 2013