Julia Abril, dirigente histórica del magisterio colombiano fallecida recientemente.
Como sobrina de Julita Abril y como maestra quiero agradecer este espacio, para hacerle un reconocimiento a esta gran mujer, que a los que tuvimos la fortuna de conocerla y compartir su vida nos dejó muchísimas enseñanzas.
Julita se merece este y muchos más homenajes.
Me parece muy importante para las nuevas generaciones de docentes que conozcan algo de la historia de nuestro gremio. Que conozcan de esa vieja generación de maestros que lucharon toda su vida por DIGNIFICAR esta profesión, tan maltratada por los distintos gobiernos. Que sepan que gracias a esos compañeros y compañeras como Julita, que lo entregaron todo por los derechos colectivos, hoy tenemos una organización de las más fuertes, sino la más numerosa del país.
Ella fue fundadora de la ADE- Asociación Distrital de Educadores-. Hizo parte de un selecto grupo de maestros que estuvieron DESTITUIDOS por más de un año, por organizar y participar en los primeros paros nacionales por la conquista de un estatuto docente. Gracias a su lucha y a la de los maestros lograron el reintegro y también la expedición del estatuto docente 2277 que le otorgó la estabilidad y un sinnúmero de derechos a los docentes de todo el país.
La valentía de ella y de muchos más maestros los hizo continuar la lucha a pesar de la persecución y las sanciones de que fueron objeto y a ellos les debemos gran parte de las conquistas que aún nos quedan.
Su compromiso con la lucha por los derechos del magisterio, su compromiso por la conquista de una sociedad distinta a la capitalista se refleja en esta anécdota: En 2008, durante el gobierno de Álvaro Uribe, el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado- MOVICE-, convocó una movilización en contra del apoyo de Uribe a los paramilitares, en contra de las masacres y la complicidad de estado.
Ella tenía en ese entonces 90 años y hacía más de un año largo que había pasado por una complicada cirugía de corazón. En los días previos me dijo que ella quería marchar y efectivamente nos acompañó en la protesta. Marchó por la carrera séptima hasta donde sus fuerzas le alcanzaron.
Así era su compromiso con las luchas de los trabajadores. En Suecia, donde tuvo que vivir después de pensionada por el exilio obligado de su hija Yadira, participó activamente en la organización y todo tipo de actividades de los asilados políticos de distintos países de América Latina.
Por eso el mejor homenaje que le podemos hacer a Julita y a los maestros de su generación, es defender lo que ellos nos dejaron. Es defender y mejorar el estatuto docente 2277 y lograr la unidad de todos los maestros, con los mismos derechos, con las mismas condiciones laborales, frente a la intención del gobierno de profundizar la división y unificarnos por lo bajo.
Estas banderas las tenemos que levantar de nuevo. Maestros como Julita Abril deben ser siempre recordados y su ejemplo puesto en práctica por las nuevas generaciones.
Rosa Cecilia Lemus Abril.
Intervención en el programa Radio Proyección, programa radial de la ADE, el 15 de Abril.