Este primero de mayo los trabajadores colombianos y los de todo el mundo salimos a conmemorar el día internacional de la clase obrera. Es un día de lucha internacional contra el capitalismo que en su decadencia pretende arrastrar a la humanidad y al planeta a la barbarie y la destrucción.
Es la barbarie de la burguesía imperialista europea que ve morir a miles de inmigrantes ahogados ante sus costas, que solo buscan huir de la miseria y la violencia que el mismo imperialismo europeo causó.
Es la consecuencia de una crisis económica mundial de la que el capitalismo no sabe salir, y que por causa de la ambición sin medida de la minoría que se apodera de la mayor parte de la riqueza del planeta condena a millones al desempleo, el hambre y la miseria.
El sistema que apoya su explotación en las más infames opresiones contra la mujer, las negritudes, los indígenas, las nacionalidades oprimidas, la juventud y toda condición humana que le permita perpetuar su dominación y explotación sobre la mayoría de la población mundial, descargando sobre los oprimidos, las peores lacras de la violencia y la explotación.
Frente a esta situación los capitalistas imperialistas pretenden perpetuar sus privilegios sobre la base de lo único que saben hacer, aumentar la explotación, despojar de derechos a los trabajadores y profundizar el saqueo de los recursos naturales y de la riqueza de naciones bajo su dominio.
Frente a la barbarie los pueblos se levantan, luchan, tumban gobiernos, enfrentan planes de austeridad, y en plazas y calles -como actualmente la clase obrera en Francia- enfrentan los planes antiobreros de los gobiernos. Quienes han capitalizado estas luchas lo han hecho sobre la base de ilusiones en un capitalismo supuestamente democratizado y humanizado, pero apenas llegan al poder le han vuelto la espalda a las masas y han procurado la confianza de los capitalistas, consignando su lealtad con los poderosos, ante lo cual las masas, decepcionadas se ven obligadas a luchar contra esos gobiernos. Así pasó en gran parte de América Latina y pasa actualmente en Brasil.
La salida no está dentro del capitalismo
No habrá mayor margen de libertades democráticas sin el triunfo de revoluciones que derroquen los regímenes cada vez más autoritarios, así se escondan tras la máscara de las elecciones. No habrá cese a las penurias de millones si no colectivizamos los medios de producción expropiando a quienes se han apoderado de la riqueza, y la devolvemos a sus reales dueños, los trabajadores del mundo que la han forjado con su trabajo. No habrá paz mientras los ricos, los dueños de las tierras y los invasores sigan asolando campos y ciudades con la violencia institucional de ejércitos y aparatos represores, y con las fuerzas asesinas del paramilitarismo y las bandas fascistas que siembran el terror.
Socialismo o barbarie
La salida está en tomar el destino en nuestras propias manos construyendo la verdadera alternativa a la barbarie. Como lo pregonó Rosa Luxemburgo hace décadas: Socialismo o Barbarie. La alternativa del socialismo solo se materializará construyendo una verdadera dirección revolucionaria, un partido internacional que luche en cada país por que la clase obrera llegue al poder y lo ejerza a través de sus organismos con democracia obrera. Que no cese ni un minuto de luchar contra el imperialismo, hasta derrotarlo y liberar a la humanidad de su principal lacra. Por eso salimos en este día a refrendar nuestra convicción por un mundo mejor, sin opresores ni oprimidos, por un mundo socialista.
Nos declaran la guerra social
Este primero de mayo salimos a enfrentar en las calles los planes del gobierno de Santos, que mientras habla de paz nos declara la guerra social legalizando la tercerización laboral, con más impuestos y deteriorando aún más los servicios de salud y educación. Mientras sigue clamando ante los pies de la OCDE el ingreso a este club, en la Guajira los niños siguen muriendo de hambre; mientras el dólar sube, los salarios bajan su poder adquisitivo; mientras los ricos consignan sus botines en paraísos fiscales como Panamá, el gobierno prepara más impuestos para los pobres; mientras Santos habla de paz, le sigue entregando las empresas del estado al capital privado y los recursos naturales a las multinacionales. La paz de Santos es guerra económica y social contra la población.
Los nuevos amigos de Santos, son enemigos de los trabajadores
Ahora con su renovada banda de amigos, el nuevo gabinete ministerial, prepara la recta final de las negociaciones en la Habana y las negociaciones con el ELN. Ex alcaldes, ex gobernadores y politiqueros de profesión prepararán el terreno en las regiones para refrendar los acuerdos con los mecanismos antidemocráticos que discute el congreso. Dentro de los nuevos ministros, Clara López, presidenta del Polo, ocupa un lugar especial, el lugar que ya ha ocupado Lucho Garzón y Angelino Garzón, el lugar de los que han llevado las luchas de los trabajadores a la traición. Clara será la encargada de seguir conduciendo el apoyo político de la izquierda reformista y la alta burocracia sindical al gobierno Santos y por esa vía intentar canalizar el descontento y la protesta hacia el apoyo irrestricto a las negociaciones de paz. Así, en nombre de la paz, reformistas y santistas, (con mermelada) avalan lo que se pacta en la Habana. Pronto, a los dirigentes de la guerrilla, también les ofrecerán cargos para que se incorporen al putrefacto régimen político colombiano. Mientras tanto parapoliticos, terratenientes, empresarios y militares, responsables de décadas de genocidio, despojo y violencia serán absueltos y seguirán gozando de impunidad.
A derrotar los planes de Santos
Ante esta situación se necesita salir a las calles en forma lo más masiva posible para buscar rebasar a las direcciones mayoritarias de la izquierda y las centrales obreras que tienen como política concertar los planes, a cambio de buscar derrotarlos.
Por eso desde el Partido Socialista de los Trabajadores seguiremos impulsando la movilización para derrotar en las calles los planes del gobierno. Impulsamos la organización de los trabajadores y construyendo un partido de la clase obrera para la lucha directa y para cambiar esta sociedad capitalista de explotación.
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