El viernes 3 de junio rugieron las calles en Ibagué, pero no como eco telúrico, sino al contrario, por la acción de los hijos de la madre tierra enojados por el maltrato que los capitalistas le ocasionan a la naturaleza: miles de personas, destacándose los jóvenes, marcharon por las calles céntricas de Ibagué para protestar contra la Anglo Gold Ashanti, multinacional surafricana que pretende explotar la mina de oro de La Colosa en Cajamarca.
Desde el edificio de Cortolima y a lo largo de la carrera Quinta, hasta el Parque Murillo Toro frente a la Gobernación se movilizaron todo tipo de organizaciones: ecológicas, sociales, culturales, estudiantes secundarios y universitarios, maestros, ambientalistas y personas con mascotas, con todo tipo de pancartas y consignas: la más bella y variopinta presencia de las masas cuestionando la intromisión de la transnacional y exigiendo su expulsión del Tolima.
Locomotora de la explotación
La presencia de la Anglo Gold Ashanti en esta región es consecuencia de la política de recolonización del imperialismo, pero también es fruto de la “confianza inversionista” que desde el gobierno de Uribe se le garantiza a las multinacionales para que vengan a explotar y saquear los recursos del país y causar los más tenebrosos desastres ecológicos a los ecosistemas y sus comunidades; la confianza inversionista que se concreta en el Plan de Desarrollo de Santos en la “locomotora” de la explotación y asalto de la gran minería que profundizarán, si lo permitimos, la pobreza, la miseria y el subdesarrollo en Colombia.
La Anglo Gold Ashanti llegó al país y al Tolima desde el año 2000. Desde entonces, y a medida que la amenaza se cierne más inminente y nefasta para la región, son variados y cada vez con mayor ímpetu los procesos de resistencia que se han suscitado, especialmente en Cajamarca e Ibagué: conferencias, talleres de sensibilización, marchas, concentraciones y conciertos a cielo abierto son la medida del alto nivel de preocupación que asiste a sus habitantes. Al fantasma de la Anglo Gold se suma por supuesto la posición arrodillada de algunas instituciones y “personajes” del Tolima que le hacen coro y fungen al servicio de sus intereses.
Una tarea colosal
Este es un mal signo, porque las multinacionales no sólo van por el mundo explotando los recursos de los pueblos, sumiéndolos en la miseria y destruyendo sus entornos, sino también fomentando la división entre sus habitantes, mediante el soborno y la manipulación de sectores sociales y entidades públicas y privadas.
De tal manera que la tarea que deben emprender la comunidad y las organizaciones que se han constituido alrededor del Comité Ambiental por la Defensa de la Vida es colosal, en el sentido de que se desarrollen acciones pedagógicas y políticas de concientización que eviten no sólo que la bestia depredadora traiga desde Suráfrica al Tolima su apartheid de desolación, divisionismo y muerte, sino que también se le expulse de una vez y para siempre. Debemos impulsar la más amplia unidad para derrotar a la Anglo Gold Ashanti y al gobierno que la protege, y las centrales obreras deberían ponerse a la cabeza de esa movilización.
A los catastróficos daños ecológicos, se sumarían también problemas económicos, sociales y culturales muy serios, así que las masas del Tolima sólo tienen una salida para evitarlos: dar continuidad a jornadas como la del 3 de junio, vincularse con los sectores que a nivel nacional promueven la lucha y la movilización contra los depredadores proyectos de la gran minería, como es el caso de la lucha del pueblo santandereano por la defensa del páramo de Santurbán, y unificar la lucha por la defensa del medio ambiente a los demás conflictos en curso, en particular la lucha de los trabajadores y sectores populares por empleo, vivienda, tierra, salud y educación.
Un daño de alto impacto
El impacto que provocará la explotación del oro de La Colosa contra el ecosistema se traducirá en los siguientes hechos:
• Alteración y destrucción de ambientes nativos en el área de explotación, y afectación de ambientes naturales circunvecinos por el traslado de agentes altamente nocivos.
• Eliminación de la vegetación amortiguadora de los efectos de erosión y de sedimentación.
• Deforestación de importantes zonas de bosques nativos, bosques secundarios y páramos.
• Pérdida de la biodiversidad, alfa, gamma y beta, principalmente avifauna, anfibios y macroinvertebrados.
• Contaminación de los cuerpos hídricos presentes en la zona de influencia directa e indirecta del proyecto, con sedimentos, metales pesados, residuos sólidos y patógenos.
• 161 fuentes hídricas corren el riesgo de desaparecer por la actividad minera.
• Contaminación del aire por emisiones móviles y fijas de dióxido de carbono, óxido de nitrógeno, óxido de azufre y material articulado.