Un haz de luz ha viajado
desde el sortilegio
como el eco del rasta
de la antigua Etiopía
en busca de la tabla astronómica
que un dios andino
depositó en el centro del mundo.
Pero en un paraje cosmogónico
ha extraviado el jinete azul
su brújula de encantos,
sólo que el talismán
es también el haz de luz,
que como una amazona
en el país de las maravillas
atesora aún su utopía
tras la ruta sagrada.
La pesquisa del escriba
rompiendo la noche,
ha iluminado el camino
que condujo a la belleza
al gitano desencuentro;
pero un error de cálculo
ha prolongado la hipotenusa,
como una ecuación arisca
en la penumbra de la alquimia,
como un escollo que extravía
la nave del argonauta;
es el vórtice que Odiseo
deshiló desde Troya a Ítaca,
es la espera del viaje,
este trasegar de miradas
desde la incertidumbre;
pero es también el canto del ave
que te anuncia,
el murmullo del agua que festeja
la llegada del navegante;
son estas calles que rugen
bajo tus pasos,
que llevan el sueño de Trotsky
y de Rosa Luxemburgo;
es esta luz al final del algoritmo,
esta vigilia del poeta
que canta el regreso del sol,
el hallazgo del arcano,
este evento celeste que ha vuelto
de los valles del cóndor.
Premonición o yo volveré a pisar estas calles nuevamente
Poema dedicado a Stephany Carolina Garzón Ardila
En la victoria siempre