Decenas de miles de manifestantes recorrieron las calles de todo el estado el pasado 15 de mayo, expresando la bronca acumulada desde que comenzó la crisis. Estas manifestaciones, las más masivas tras la huelga general del 29 de septiembre, suponen un soplo de aire fresco, tras el chaparrón de contrarreformas y recortes sociales, de paro masivo y pensionazo. Se demuestra así que había condiciones para haber dado continuidad a la huelga general y las manifestaciones masivas e incorporar a esa lucha a una parte importante de la juventud y las clases medias. Se trata sin duda del más serio revés a “la paz social” firmada por el Gobierno, la patronal y la burocracia sindical de CCOO y UGT.
La juventud y el pueblo salieron a la calle y tomaron las Plazas
La prohibición de las ocupaciones de las Plazas y el desalojo por parte de la policía solo hizo que actuar como efecto llamada para que miles acudieran a la Puerta del Sol a defender a los acampados y convertir las Plazas en un instrumento de la organización de la lucha, en un reducto de libertad, de asambleas y manifestaciones permanentes por el que desfilaron decenas de miles de personas.
Resulta difícil decir cuanta gente pasó por plazas como la Puerta del Sol. El mismo día de reflexión, la Plaza estuvo llena desde la noche del viernes y por toda la mañana hasta muy tarde en el sábado. De los trenes y del metro durante todo el día llegaba y se iba gente, mayores, jóvenes, madres con niños, desempleados, trabajadores, jubilados...todos a apoyar el movimiento 15-M aunque fuera por un rato. Una enorme pancarta donde se leía “Abajo el régimen. El Pueblo sin miedo” era descolgada desde un edificio y saludada por los manifestantes con su canto principal “lo llaman democracia y no lo es... Oe, Oe, Oe...lo llaman democracia y no lo es”, para luego continuar una de las consignas más coreadas “que no, que no, que no nos representan”.
Si parte de los organizadores apuntaban como su fin un programa democrático radical, la gente mostraba toda su indignación con el gobierno, con el régimen, con el PP y PSOE, con la Monarquía, con la burocracia sindical de CCOO y UGT, con el sistema capitalista, centrado en un odio especial a los banqueros. Ha sido y es el grito de la indignación, del basta ya, del ¡falta pan para tanto chorizo!
También el internacionalismo está muy presente, desde la reivindicación de las movilizaciones y revoluciones de Egipto, Grecia y hasta Islandia, porque se suspendió el pago de la deuda... En Barcelona, la Plaza de Catalunya para la mejor organización de la acampada fue “dividida” en tres Plazas, denominadas: Tahrir, Palestina e Islandia.
Para seguir adelante es necesario unirse a los trabajadores.
Sin duda es muy importante y progresivo el impulso de auto-determinación, la disposición de lucha, el sentimiento antiburocrático y las tendencias claramente anticapitalistas del movimiento. Como son también muy progresivos los puntos de programa hasta el momento votado en las asambleas, como, entre otros, la defensa de empleo para todos, 35 horas semanales manteniendo los salarios, el subsidio indefinido a los parados mientras no se garantice el empleo; vivienda para todos y todas; educación pública; defesa de la sanidad pública y no al copago; suspensión del pago de la deuda, nacionalización de la banca; fin de la monarquía y de los privilegios de los políticos….
Pero para seguir adelante es preciso lograr la unidad con los trabajadores y para eso, además de incorporar a los sectores en lucha (sanidad, educación, Telefónica, Bomberos, UPS…) y a las organizaciones que quieren luchar, se hace necesario un plan de acción unificado.
En los próximos días se han convocado manifestaciones en Galicia y Catalunya. En Madrid están anunciadas asambleas en los barrios de Madrid y seguramente estas acciones seguirán extendiéndose.
La decisión de mantener la ocupación de las plazas debe ayudar a implementar estos planes y que el movimiento no se desorganice.
Lograr centralizar todas esas acciones en una jornada estatal de lucha, de asambleas en los barrios, facultades, institutos y empresas, de manifestaciones masivas que superen incluso al 15M, sería un gran impulso para todo este movimiento.
Problemas y puntos débiles que necesitan ser superados para poder avanzar
Sectores de los organizadores, que, incluso, hacen parte de organizaciones políticas –autonomistas, altermundistas, anarquistas, incluso anticapitalistas- apoyándose en el legítimo sentimiento antiburocrático del movimiento, de rechazo a la burocracia sindical y a los partidos del sistema, al manejo, alientan prejuicios anti toda organización sindical y política. Y esto se convierte en un problema para lograr la unidad con la clase obrera y todos los trabajadores, porque no aceptan que sus organizaciones de lucha, antiburocráticas y de base puedan expresarse y participar del movimiento, o sea, rechazan que los trabajadores participen de forma organizada y colectiva de la lucha. Y esto simplemente debilita la lucha y la unidad. Es incluso un problema con respecto a la democracia, porque una cosa es asegurar la autodeterminación y que la burocracia no cope el movimiento, lo que está muy bien y otra es cohibir la libertad de expresión de corrientes políticas y sindicatos que hacen parte de la lucha. Eso es anti-democrático, dificulta la unidad para luchar y fomenta la burocracia, porque al final corrientes políticas, sin decir que lo son, se adueñan de la conducción y, peor aún, impiden que más sectores se expresen y participen.
Los trabajadores/as para salir de las amarras de la burocracia y luchar necesitan de organizaciones, democracia y unidad. Por eso, para que se sumen a este movimiento las luchas obreras es necesario que se unifiquen todos los que quieren luchar, por lo tanto, todas las organizaciones que llamen la lucha tienen no solo que poder participar y defender sus puntos de vista, deben ser convocadas a sumarse al movimiento.