FECODE: Necesitamos una nueva dirección política y sindical

 
El segundo semestre de 2012, será un semestre de elecciones en el magisterio. El próximo 30 de agosto la Asociación Distrital de Educadores (ADE) elegirá nueva dirección sindical y los delegados por Bogotá al XIX Congreso de Fecode; durante los meses de octubre y noviembre otras regiones elegirán sus delegados al Congreso. Estas elecciones se convierten en un reto para el magisterio pues es urgente un cambio en la política y conducción sindical del gremio.
Es necesaria la movilización y el paro
Las razones para la protesta, la movilización y el paro son más que justas: los educadores debemos defender el régimen laboral del estatuto 2277, los derechos pensionales y el servicio de salud que se deteriora aceleradamente. Además es urgente un incremento salarial que compense el costo de vida y acabar con la inestabilidad laboral de los contratos por prestación de servicios y provisionalidad.
Lamentablemente la lucha por estas reivindicaciones tiene como lastre la política de “concertación” de la mayoría de la dirección, aplicada durante más de dos décadas y mediante la cual se han perdido las principales conquistas laborales y sociales de los docentes.
La concertación: un método equivocado
Los docentes de básica y media, nos encontramos ante una verdadera trampa. La dirección de Fecode está tratando de negociar con el gobierno un estatuto unificado, renunciando a parte sustancial de los derechos contemplados en el 2277 e incorporando aspectos muy lesivos del estatuto 1278, como es la evaluación sanción.
Esa ambigüedad desconcierta a las bases y aleja a los nuevos docentes para quienes se deberían exigir las mismas garantías laborales de que gozan los antiguos. El argumento de la dirección de Fecode es el mismo: ceder mucho para conservar algo. Esta actuación es la que defienden como “concertación” de los planes con el gobierno.
Son conocidos los intereses de los dirigentes en el manejo del Fondo de Prestaciones Sociales del Magisterio, del cual derivan muchos privilegios. Esa es la explicación material para su comportamiento político, contrario a los intereses de las bases, que se constituye en freno a la movilización. Una situación similar se vive en el conjunto del movimiento sindical hoy disminuido numéricamente, dividido organizativamente y profundamente burocratizado.
No es casual que de ese proceso paulatino y sistemático de derrotas hayan surgido personajes como Angelino Garzón, quien fue presidente de Fenaltrase hace tres décadas, y hoy funge como Vicepresidente de Juan Manuel Santos, después de transitar sin vergüenza por varios agrupamientos de izquierda.
El comportamiento de Angelino y el de Lucho Garzón, quien fue presidente de la Central Unitaria de Trabajadores y hoy es dirigente del Partido Verde, después de desertar del Polo que lo eligió como Alcalde de Bogotá, son la apoteosis de la concertación, que beneficia a los dirigentes mientras se traicionan los intereses de las bases.
En los sindicatos del magisterio se han formado (o deformado) personajes como Jaime Dussán, dedicados a lucrativos negocios y a usufructuar a nombre de la izquierda cargos parlamentarios. O Tarcisio Mora, hasta hace poco presidente de la CUT, quien en la reciente crisis política de la cúpula de la central mostró su capacidad de maniobra quedándose con la Secretaria de Relaciones Internacionales, la que utilizará como peldaño para seguir trepando en la pirámide de la burocracia de la Central Sindical Internacional. Otro ejemplo indignante es el de los ex-directivos de Fecode, integrantes de Alma Mater, que hicieran el famoso contrato fraudulento con la Secretaría de Educación del Distrito, contribuyendo a la corrupción de las administraciones del Polo.
Prepararse desde las bases para la lucha
El paro del 30 de mayo, tardío en su convocatoria y sin un plan que le de continuidad a la lucha, mostró que el magisterio quiere pelear contra la política del gobierno pero la dirección lo utiliza para presionar la concertación, no para derrotar a Santos. Si esta política no se modifica servirá para conducir al magisterio a una nueva derrota.
La única forma de avanzar realmente sería convocar a los docentes a asambleas amplias, que incluyan también a los que no están afiliados, para que se apropien de los objetivos del movimiento y se preparen para una lucha en la que no hay ninguna posibilidad de obtener alguna conquista si no es por la vía de la movilización y el paro indefinido. Eso quedó demostrado en el pasado reciente con la derrota que el movimiento estudiantil universitario provocó al intento reaccionario de reformar la Ley 30.
Un largo ciclo de convocatorias fallidas, concertación inútil y pérdida de conquistas, contribuye al escepticismo y desmoralización de las bases sindicales quienes no ven en Fecode y la ADE las herramientas eficaces para defender sus derechos, sino aparatos en beneficio de los dirigentes.
Hoy el magisterio se tiene que preparar para una lucha por recuperar sus conquistas, elaborando un pliego nacional que recoja todas sus necesidades. En ello Bogotá y la ADE deben ser baluarte.
Para que sea posible necesitamos una nueva dirección que se comprometa con esa estrategia. Hay que fundir en una sola lucha y en un solo objetivo a las distintas generaciones de maestros. Por eso al tiempo que llamamos a la más amplia unidad de acción contra el Gobierno y sus políticas, debemos promover un balance crítico de la situación del movimiento sindical, agrupar a los sectores verdaderamente democráticos y clasistas en torno a una corriente sindical antiburocrática y luchar por rescatar los principios y los métodos de la clase trabajadora. esa es la propuesta que levantan los candidatos de Unidad Docente a nivel distrital y llamamos a las bases del magisterio a darles su apoyo.