Los trabajadores hemos iniciado 2016 sufriendo un duro golpe a nuestros ingresos salariales. De un lado la inflación de 2015 estuvo por encima de lo calculado, lo que produjo su deterioro acelerado desde el año pasado. Ahora continúa la escalada de precios en los alimentos como consecuencia de la grave sequía provocada por El Niño. Cuando esto ocurre empezamos a entender que el valor de nuestros salarios también está amarrado al precio del dólar, pues una gran cantidad de los artículos de primera necesidad que consumimos son importados, y el dólar ha subido más del 50% en el último año.
A los problemas antes señalados se agrega la caída de los precios del petróleo y el carbón, productos de los que depende una buena parte de los ingresos del Estado por su venta directa o los impuestos que pagan las empresas petroleras y mineras. Por esta razón el gobierno de Santos ha tomado las llamadas medidas de ajuste, empezando por decretar un incremento del salario mínimo de sólo 7%, pues sabe que ese porcentaje es referencia para todos los salarios de las entidades públicas y las empresas privadas. Se prueba así que su preocupación no es la calidad de vida de las mayorías, sino las ganancias de las minorías.
¿Cómo calcular el salario mínimo?
El valor de la fuerza del trabajo está determinado por el valor de los artículos de primera necesidad que necesita un trabajador y su familia para sobrevivir, lo que equivale al valor de la canasta básica familiar. Por eso el salario mínimo debe estar anclado al costo de la canasta básica y no de la inflación causada el año anterior.
Para concertar el salario mínimo, los dirigentes de las centrales obreras aceptan como punto de referencia el porcentaje de inflación que presenta el gobierno, y caen en el juego con propuestas cercanas a las que hacen los empresarios y el mismo gobierno. No tienen la política de negociar teniendo en cuenta, seriamente, el precio de la canasta familiar, ni el valor del salario comparado con los precios internacionales en dólares. Los trabajadores sentimos que no se puede vivir con un salario de $689.000 por más que el gobierno sustente que sí, pues el dinero no alcanza y cada año se es más pobre porque el salario va disminuyendo a cambio de aumentar. En enero del año pasado el salario mínimo estaba en 280 dólares y este año se ha reducido a 212 dólares, 68 menos. Esto es una disminución del 24%. Llevándolo a pesos, el salario mínimo en 2016 es menor en $220.000 respecto al salario mínimo de 2015. Desde luego, para los salarios que están por encima del mínimo esta disminución es proporcional, todos los trabajadores hemos perdido.
Teniendo en cuenta el costo de la canasta familiar, los mismos trabajadores de empresas pequeñas o del pequeño comercio afirmarán que un salario mínimo de $1.500.000 es mucho y que sus patronos no podrán pagarles eso, que esas empresas o negocios quebrarán y ellos perderán el empleo. Pero el problema radica en que los dueños de esas pequeñas empresas están pagando por debajo de lo que debe ser el mínimo vital y significa que esas empresas no son viables. Teniendo en cuenta que la cantidad de empresas pequeñas es inmensa y suma muchos empleos, hay que buscar una salida de transición para que se terminen centralizando en grandes empresas del Estado. Por ejemplo, que el Estado las supervise y establezca subsidios al salario mientras se organizan en cooperativas o en Empresas del Estado donde los actuales dueños sean también asalariados.
Salario mínimo y empleo
Al problema de que la mayoría de trabajadores ganan el salario mínimo y que este no alcanza a cubrir ni la mitad de la canasta familiar, se suma el problema del desempleo. Cerca de 15 millones de personas viven del rebusque, están subempleaos, en la informalidad o desempleados. Así que siendo tan grande y grave el problema de la subsistencia de la mayoría de la población, se necesitan medidas radicales como la supresión de la ganancia y la redistribución de la riqueza. Esto además de ser necesario es justo porque la riqueza no la producen los señores Santodomingo, Ardila Lule, Luis Carlos Sarmiento Angulo y los demás empresarios. La producimos los trabajadores, pero esos parásitos se apoderan de ella. Por lo tanto es necesario luchar porque que la totalidad del trabajo necesario se distribuya entre los 24 millones de trabajadores, eso permite trabajar en jornadas más cortas, de 4 o 5 horas, y un con salario que cubra el costo de la canasta familiar. Y así como existe un salario mínimo, que exista un salario máximo, rebajando sustancialmente el salario de los congresistas y de la alta burocracia del Estado y las empresas privadas. Desde luego que esta será una lucha política estratégica que necesita organización, pero debemos plantearla desde ahora incorporando estas reivindicaciones en nuestras consignas.
Si no luchamos, no comemos
Los trabajadores y la población en general no saben que el salario mínimo disminuyó el 24%. El gobierno no lo va a decir, y los dirigentes de las centrales obreras no han alertado. Pero es una cuestión que se siente cuando hay que comprar productos de la canasta familiar, pagar servicios y arriendo. Instintivamente la población se da cuenta de que el salario ha disminuido porque el dinero no alcanza, aunque no tenga claro en qué proporción es esa reducción. A lo anterior se agrega los anuncios del gobierno con medidas como el aumento de impuestos, la ampliación y aumento del IVA, la pésima atención en salud que literalmente está matando, el pésimo y costoso servicio del transporte y demás servicios públicos. Esto va produciendo bronca y acumulando descontento que se debe canalizar, en la presente coyuntura, mediante la movilización y la lucha, y presentando un pliego de peticiones que contenga medidas concretas. Una de ellas es el aumento del salario mínimo a $1.500.000, disminución de impuestos para los pobres y aumento de impuestos para los ricos. No al aumento de tarifas de servicios públicos ni transporte, y que se decrete el no pago de la fraudulenta deuda externa, que para 2016 se destinan 48 billones de pesos, lo que equivale al 22%.
Alejandro Pereira
Salario mínimo y canasta básica en Suramérica
País |
Salario mínimo en dólares* |
Canasta básica en dólares** |
Argentina |
451 |
400 |
Ecuador |
427 |
481 |
Chile |
353 |
188 |
Paraguay |
336 |
160 |
Uruguay |
343 |
108 |
Bolivia |
237 |
188 |
Colombia*** |
236 |
400 |
Perú |
234 |
435 |
Brasil |
217 |
No hay datos |
Venezuela |
11 |
No hay datos |
*Fuente: Diario Portafolio de Colombia
**Fuentes varias
***Aquí aparece el salario mínimo de Colombia en 236 dólares pero incluye 24 dólares de subsidio de transporte. De otra parte, el valor de la canasta familiar que aquí aparece de 400 dólares ($1.300.000) corresponde al valor de 2015.
¡Luchemos por un salario mínimo de $1.500.000!
El gobierno y la guerrilla de las Farc son conscientes de que para definir el salario mínimo el punto de referencia debe ser la canasta familiar. Por eso han acordado que a cada guerrillero desmovilizado se le debe garantizar un ingreso mensual de $1.800.000, pues es lo mínimo que necesita una persona para atender sus necesidades básicas.
Los comandantes de la guerrilla afirman que se levantaron en armas “para luchar por una sociedad en paz con justicia social”. Si son consecuentes con eso, deben reconocer que lo que están pactando para sus militantes es lo mínimo que merece un trabajador en Colombia. Este es un argumento adicional para demostrar que exigir un salario mínimo de $1’500.000 es una consigna justa.