Carl Sagan, físico y astrónomo norteamericano que contribuyó a la popularización de la ciencia, a propósito del aborto escribió:“La búsqueda de un criterio éticamente sólido y no ambiguo acerca de si el aborto es admisible en algún momento tiene profundas raíces históricas... en la tradición cristiana, esta búsqueda estuvo ligada a la cuestión del instante en que el alma penetra el cuerpo, materia no demasiado susceptible de investigación científica y tema polémico incluso entre teólogos eruditos...El Talmud judío enseña que el feto no es una persona y, en consecuencia, carece de derechos. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo... no aparece una sola mención que prohíba de modo específico el aborto... Ni san Agustín ni santo Tomás de Aquino consideraban homicidio el aborto en fase temprana (el último basándose en que el embrión no “parece” humano). Esta idea fue adoptada por la Iglesia en el Concilio de Vienne (Francia) en 1312 y nunca ha sido repudiada.”
En Colombia la lucha de las mujeres por el derecho a decidir sobre su propio cuerpo ha transitado un largo camino de más de cuarenta años. En el 2006 la Corte Constitucional legalizó el aborto en forma parcial: cuando el feto presenta malformaciones, cuando peligra la vida de la madre y en caso embarazo por violación.
La cruzada de los adalides de la doble moral
Este pequeño avance desencadenó una cruzada de los sectores más reaccionarios del país, la Iglesia Católica, el Partido Conservador, y en el último periodo el Procurador Alejandro Ordóñez. Los conservadores propusieron penalizar el aborto cambiando la Constitución mediante un acto legislativo que modifica el artículo 11 de la CP: “El derecho a la vida es inviolable y recibirá igual protección “desde la fecundación hasta la muerte natural”. Pero el Senado recientemente archivó el proyecto. Los adalides que fungen como guardianes de la moral y la vida, criminalizan el aborto pero defienden la explotación capitalista que conduce a la muerte a miles de mujeres y niños, producto de abortos clandestinos, el hambre y la desnutrición.
Pero los cruzados no cejaron en su empresa y han puesto en marcha su “plan b”. Por un lado, piensan consultar al pueblo vía referendo. De otra parte, y en forma subrepticia, ya está cursando en el Congreso un proyecto que reglamentará la objeción de conciencia ampliándola a las instituciones de salud privadas, que en buena parte pertenecen a órdenes religiosas. La objeción de conciencia estriba en que “nadie será molestado por razón de sus convicciones o creencias (...) ni obligado a actuar contra su conciencia”. Ahora resulta que las empresas de salud tienen conciencia, como cualquier ser humano.
La explotación y la opresión condenan a las mujeres
El problema social y de salud alrededor del aborto es de proporciones gigantescas. Las mujeres de las clases altas pueden abortar si así lo desean porque pueden viajar a los países en los que está legalizado el aborto. Pero las trabajadoras padecen el atropello de legislaciones machistas al servicio de las clases dominantes que les impiden decidir cuando ejercer su maternidad; de manera consciente se les niega el conocimiento y dominio de su propio cuerpo, de su sexualidad y el control de la reproducción. Ellas tienen que acudir al aborto clandestino en condiciones de insalubridad poniendo en riesgo sus vidas. En el caso de embarazos no deseados, por sus condiciones de explotación y miseria, no pueden garantizar a sus hijos las mínimas condiciones materiales y emocionales para un desarrollo armónico adecuado, o se ven obligadas a abortar clandestinamente. A ninguna mujer se le debe obligar a ser madre si no lo quiere.
Educación sexual para decidir, anticonceptivos gratuitos para no abortar, aborto libre para no morir
Para las socialistas revolucionarias el aborto no es un método de control natal, pero debe establecerse como un derecho pleno y sin restricciones. Ante un embarazo no deseado, a éste se debe poder acceder en forma libre, gratuita y en condiciones seguras, para evitar la muertes y mutilaciones de miles mujeres trabajadoras. A su vez, el estado debe garantizar a las mujeres una adecuada educación sexual que les permita decidir y anticonceptivos gratuitos para no abortar. Estas exigencias deben estar acompañadas de un programa de protección a la maternidad, guarderías gratuitas en los lugares de trabajo, aumento de las licencias de maternidad y del tiempo de amamantamiento; igualmente aumento de las licencias paternas.
Sabemos que el aborto es un problema complejo de abordar con las mujeres trabajadoras. El peso que ejerce la iglesia y las concepciones morales y religiosas están bastante arraigadas en la conciencia. Por ello, al encarar este tema lo haremos en el marco del más claro respeto.
Llamamos a las trabajadoras y a las organizaciones de mujeres a luchar para impedir que se retroceda en la legalización parcial lograda en los aspectos arriba señalados. Sin embargo, la lucha debe continuar hasta lograr el pleno derecho al aborto con financiación estatal.
El aborto en el mundo:
Embarazos: 280 millones; 80 millones son no planeados: 2 de cada 5.
De embarazos no planeados: 46 millones (58%) son interrumpidos, 19 millones en países donde el aborto es ilegal.
Abortos inseguros en América Latina: 3 ́700.000. Riesgo de muerte a causa de éstos en países en desarrollo: 370 por cada 100.000 casos.
Muerte de mujeres a causa del aborto: 68.000 al año: el 13% de la mortalidad materna.
muertes maternas por el aborto inseguro en América Latina: 17 %
Dos tercios de los abortos anuales corresponden a mujeres de 15 a 30 años. En América Latina
Más del 50% de los abortos: en mujeres de 20 a 29 años y casi el 70% a mujeres menores de 30 años.
El riesgo de morir durante el parto: dos veces mayor en jóvenes de 15 a 19 años que en mujeres de 20 a 30 años. Es cinco veces mayor en menores de 15 años.
En el mundo: embarazos tempranos, principal causa de muerte de adolescentes de 15 a 19 años.
14% de los abortos se han practicado a menores de 20 años en los países en desarrollo.
En Colombia del 54% de nacimientos no son deseados la mitad de ellos termina en aborto.
30 de cada 100 mujeres de 15 a 44 años aborta
22% entre edades de 45 a 49
19,4% entre 50 a 55 años
44.5% de adolescentes embarazadas han abortado; la tercera parte de todas
Miles de millones: Carl Sagan.Ediciones B,S,A, segunda edición, España, 2000
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS): wimenslinkworldwide.org