El paro nacional y los peligros que lo acechan

La inconformidad contra el gobierno Santos se expreso en las protestas del 24 de Enero que fueron convocadas a través de las redes sociales.

Las Centrales Obreras han definido el 17 de marzo como fecha para la realización de un Paro Nacional; levantando una serie de exigencias justas y válidas al gobierno.

En torno a la convocatoria, preparación y realización del paro es necesario agrupar decididamente todas las fuerzas que proclaman defender los intereses obreros, de campesinos pobres, de los indígenas y afro-descendientes. Se trata de agrupar las fuerzas de todos los explotados y oprimidos, conformando un solo haz que nos permita defendernos del brutal ataque de los explotadores y opresores, encabezados y dirigidos políticamente por el actual gobierno de Juan Manuel Santos.

Partiendo de esa base, y para garantizar el éxito de la acción, es conveniente señalar con absoluta claridad los peligros que acechan al paro y su realización. Sólo saliendo al paso de esos peligros será posible lograr una acción que, por su contundencia y masividad, obligue al gobierno a retroceder en el conjunto de sus planes anti-obreros y anti-populares.

 

Una deficiente preparación

Ese es uno de los mayores riesgos. Sin cuestionar la fecha fijada hay que señalar que estamos a escaso un mes y es necesaria una actividad febril en las tareas de preparación; al frente de la cual deben colocarse en primerísimo lugar las direcciones de las propias centrales. Si esa actividad no se desarrolla, llevando a que el paro sea una acción en la cual haya un compromiso consciente y preparado por millones, la convocatoria puede terminar en un llamado burocrático que debilitará profundamente el paro, así el mismo se realice parcialmente.

Es necesario convocar de inmediato asambleas de base de todos los sindicatos afiliados a todas las centrales. En los casos en los cuales haya varios sindicatos en una planta o sector industrial tales asambleas deben ser conjuntas, para lograr la unidad entre todos los trabajadores y la unidad de acción entre las diversas direcciones.

Estas asambleas sindicales deben ser abiertas a la participación de todas las organizaciones de diversa índole (populares, barriales, políticas, etc.) que estén comprometidas con la realización del paro. Se trata de lograr el más amplio proceso de unidad y acción en común, lo que da una mayor fuerza y profundidad a la acción.

 

Es necesario usar la fuerza sindical para ampliar la base del paro

Todas las organizaciones sindicales, en sus asambleas, deben integrar no sólo a sus propios afiliados. Es necesario abrirlas a la participación de las esposas, hijos y familiares de los afiliados. De manera especial la CUT debería impartir públicamente la orientación a sus organizaciones en el sector educativo (Fecode) para que impulsen y fomenten la realización de asambleas estudiantiles y de padres de familia para que se hagan partícipes del paro. Ello supone, en primer lugar, que la propia dirección de Fecode se comprometa claramente con el paro; dejando de lado los intereses específicos del gremio. Lo que está en juego no son los intereses o reivindicaciones parciales de un gremio: se trata de defender los intereses del conjunto de trabajadores y explotados del país, sindicalizados o no.

No ampliar la base del paro puede producir un paro parcial, raquítico, sin suficiente contundencia y fuerza para obligar al gobierno a retroceder.

 

Es necesario romper políticamente con el gobierno de Santos

 La enorme mayoría de las direcciones sindicales y de las organizaciones populares, siguiendo las orientaciones de partidos o movimientos como el Polo Democrático Alternativo, del Partido Comunista, de la Marcha Patriótica o del Congreso de los Pueblos, están comprometidos en un respaldo activo al proceso de negociaciones entre las FARC y el gobierno de Santos y en lograr que el ELN inicie su proceso de negociaciones. En ese sentido esa mayoría de la dirección sindical y los partidos a los que responde se han convertido en “apéndices” del proceso de negociación de La Habana y en “colaboradores” del plan del gobierno en el mismo.

Una preparación decidida del Paro Nacional que es en últimas una batalla política contra el gobierno de Santos y sus planes, obliga a modificar sustancialmente la posición anterior. La guerrilla de las FARC (y eventualmente el ELN) tienen todo el derecho a negociar con la burguesía y su régimen (a través del actual gobierno) las condiciones para cesar su confrontación armada e incorporarse a la lucha política legal. Pero las organizaciones obreras y populares, respetando e incluso respaldando esa opción, deben guardar plena independencia de ese proceso; sin comprometerse ni con el gobierno ni con las organizaciones guerrilleras. Por el contrario, deberían exigir perentoria y categóricamente que las organizaciones guerrilleras respeten las decisiones democráticamente adoptadas por las organizaciones obreras y populares y se abstengan de realizar acciones que obstaculicen o brinden argumentos al gobierno para falsamente acusar al paro y sus exigencias como relacionadas con el accionar de la guerrilla.

 

La mayoría de la dirección sindical es profundamente burocrática

El principal enemigo a la vista para la preparación y realización de un fuerte y contundente paro nacional contra el gobierno de Santos y sus políticas es la propia dirección sindical, por su carácter profundamente burocrático.

Esa dirección se ha visto obligada a convocar y fijar fecha al paro por el extenso descontento que se expresa entre millones de trabajadores. Busca así colocarse a la cabeza, previniendo el riesgo de que ese descontento se exprese en fuertes y descontrolados estallidos parciales o en el fortalecimiento de opciones revolucionarias que se postulen como una alternativa de dirección.

Sería un error garrafal, una verdadera traición a los intereses de los explotados y oprimidos, no llamar al impulso y realización del paro vistos los riesgos que lo acechan; determinados en lo fundamental por el carácter político burgués o reformista de la mayoría de la dirección sindical.

Sin depositar un ápice de confianza en esa dirección es necesario hacer todas las propuestas, impulsar todas las acciones que vayan en el sentido de construir un gran paro nacional, preparado democráticamente desde las bases, obligando a la dirección a que dé los pasos necesarios para el éxito del mismo.

 

(Edición impresa, Suplemento El Socialista Marzo 2016)