El movimiento indígena y la lucha por el Socialismo

El movimiento indígena colombiano ha venido luchando por la defensa de sus reivindicaciones, entre ellas territorio y cultura.

 

La iniciativa del PST por la libertad de Feliciano Valencia, se inscribe en el apoyo a la lucha de las etnias en Colombia. Contrariamente, los candidatos del reformismo guardaban en sus campañas electoreras pasadas total silencio ante el hecho. Los socialistas concebimos la lucha indígena por las demandas propias, unida con la lucha por el socialismo. Hoy, cuando organizaciones indígenas como el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), levantan la exigencia de la libertad de Feliciano, como parte de su lucha por el respeto a la jurisdicción especial que les reconoce la Constitución Nacional, es pertinente la reflexión teórica y política sobre cual debe ser la posición de los revolucionarios sobre los derechos de las nacionalidades oprimidas.

 

La tradición bolchevique

En un texto de 1916, Lenin afirmaba que el socialismo al triunfar debería:

…convertir en realidad el derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas, es decir, el derecho a la libre separación política. Los partidos socialistas que no demuestren con toda su actividad tanto hoy como durante la revolución y después de triunfar ésta que liberarán a las naciones oprimidas y establecerán con ellas relaciones basadas en la libre alianza –y la libre alianza no es más que una frase embustera sin la libertad de separación –, esos partidos cometerán una traición al socialismo1.

Sobre las reivindicaciones prácticas exige la actuación en orden a

…formular y satisfacer todas esas reivindicaciones no de modo reformista, sino revolucionario; no limitándose al marco de la legalidad burguesa, sino rompiéndolo; no dándose por satisfechos con discursos parlamentarios y protestas verbales, sino arrastrando a las masas a la lucha activa, ampliando y atizando la lucha por toda reivindicación democrática fundamental hasta llegar al ataque directo del proletariado a la burguesía, es decir, a la revolución socialista, que expropia a la burguesía2.

Lenin admitía una perspectiva federalista, defendiendo la existencia de Estados de base étnica. Coincidía así con Trotsky y Rakosky3, mientras Stalin defendía la autonomización que no entendía como independencia, ni menos como separación4. A Lenin le preocupaba la posibilidad de que el Estado Soviético cometiera injusticias con sus propias minorías nacionales. A diferencia del gobierno provisional en 1917, el Gobierno de los Soviets proclamó los derechos de los pueblos de Rusia: igualdad y soberanía; derechos hasta la decisión de separarse; no más preferencias nacionales ni religiosas; apoyo al “libre desarrollo de todas las minorías nacionales y etnográficas”5.

 

La cuestión indígena en América Latina y Colombia

En nuestro continente la presencia de los pueblos aborígenes es de alta significación. Bolivia en especial ha conseguido llevar a la presidencia de la República a un indígena al que Organizaciones y “gobiernos de izquierda” exaltan como ejemplo de lucha étnica y por el socialismo; aunque a decir verdad poco habla de socialismo. Lo más radical es el Estado Plurinacional de Bolivia, pero como ha señalado J. Rocha, las instituciones como parlamento, justicia y fuerzas armadas se mantienen “dominantes en relación con las formas de autonomía y autogobierno indígenas, que siguen limitados y subordinados”6. Y los proyectos de desarrollo terminarán por expandirse en territorios indígenas de tal manera que “Los núcleos centrales del programa económico del gobierno implican la destrucción de la diversidad cultural y la negación del reconocimiento de la territorialidad indígena”. Morales busca afanosamente inversionistas, quizá para intensificar lo que Rocha denomina “el capitalismo dependiente y proimperialista, con un ropaje indigenista”7. Así como proimperialista fue el ejército boliviano que desde 2006 hizo parte de las fuerzas Minustah en Haití, y sólo hasta 2015 se retiró rechazado y odiado por el pueblo haitiano. Morales no garantiza un avance a la solución real de los problemas sociales. Todo como consecuencia de estar vinculado al proyecto de reformas capitalistas del MAS, que ha distorsionado la lucha de las comunidades.

En Colombia, los aborígenes han estado sometidos al acoso religioso, al desarraigo cultural y a la explotación capitalista. El Concordato consolidó “el monopolio de la educación de los indígenas por parte de la Iglesia católica”, y le otorgó función de “autoridad civil, penal y judicial sobre los indígenas”8. Hubo exterminios y persecuciones como la extracción cauchera a comienzos del siglo XX, o la “caza de indios”, que terminaba con la muerte. También ha habido resistencias, como las que dirigió la Gaitana en el Huila, y después Quintín Lame y Juan Tama. Estado, terratenientes, paramilitares, narcotraficantes y fuerza pública han actuado contra los indígenas. Como lo indican varias investigaciones, las comunidades indígenas de Colombia han perdido territorios bajo planes y macroproyectos de explotación de recursos naturales9. Para noviembre de 2015 los indígenas en el Guaviare, siguen esperando que les devuelvan 4.680 hectáreas que el Incora les quitó en 199710. En fin, con la condena del líder Feliciano Valencia, la burguesía y su Estado están violando el artículo 7 de la Constitución: “El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana”. Desde el punto de vista de los revolucionarios, estamos ante una lucha eminentemente democrática, por el reconocimiento de la autonomía de la jurisdicción indígena y del pluralismo jurídico, como parte de la lucha y la movilización que los pueblos indígenas han sabido mantener. Los socialistas defendemos la libertad de Feliciano, porque ello implica defender la supervivencia de las comunidades indígenas, y porque ligamos las reivindicaciones culturales con la lucha anticapitalista.

A.R.

 

(Edición impresa, El Socialista 699. Febrero 2016)

 

Notas

1LENIN, V.I. La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación. En Obras escogidas. Editorial Progreso. Moscú. p.157.

2Ibid. p.159.

3LEWIN, Moshe. The Soviet Century. Verso. New York, 2005. P.19.

4Ibid. p.20.

5SERGE, Victor. El año I de la revolución rusa. Ediciones RyR. Buenos Aires, 2011. p.173.

6 ROCHA, Joallan. Evo Morales ¿nacionalismo indígena en el poder? WWW.LITCI.org. Agosto 2015.

7Ibid

8VEGA, Renán. Gente muy rebelde. Vol.2. Ediciones Pensamiento Crítico. Bogotá, 2002. pp.18-19.

9www.revistadesarrollohumano.org. Boletín 57. Junio 2009.

10El Tiempo. Noviembre 28. 2015.