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Edward Joseph Snowden era un consultor tecnológico estadounidense, informante, antiguo empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). En junio de 2013, Snowden hizo públicos, a través de los periódicos The Guardian y The Washington Post, documentos clasificados como alto secreto sobre varios programas de la NSA, incluyendo el programa de vigilancia.
El Departamento de Justicia de EE. UU. ha clasificado la participación de Snowden en el programa de vigilancia PRISM como un "asunto criminal", por lo que no está clara la suerte que correrá. El caso de Snowden es muy similar al de Assange, que ya lleva cerca de un año en la embajada de Ecuador en Londres, sin poder salir de allí, porque la “democrática” Inglaterra no lo permite.
¿Por qué las filtraciones?
El Washington Post informó que el motivo de las filtraciones era destapar el "estado de vigilancia" existente en Estados Unidos. Para justificar la filtración, Snowden comentó que no puede "en conciencia, permitir al gobierno de EE. UU. destruir la privacidad, la libertad en internet y las libertades básicas de la gente de todo el mundo con esta gigantesca máquina de vigilancia que están construyendo en secreto". Y agrega que no quiero vivir en una sociedad que hace este tipo de cosas… No quiere vivir en un mundo donde se registra todo lo que los ciudadanos hacen o dicen. Es algo que no está dispuesto a apoyar o admitir.
Los diarios The Guardian y The Washington Post hicieron pública la identidad de Snowden a petición suya, días después de la filtración. Explicó así su razonamiento para renunciar al anonimato: "No tengo intención de esconder quién soy porque sé que no he hecho nada malo".
No hice nada malo. Soy un convencido de que deben ser los ciudadanos los que decidan sobre el poder que le otorgan al Estado y no un burócrata de turno.
Es evidente que Snowden ha trabajado para los servicios secretos del imperialismo norteamericano y que ha realizado trabajos sucios de espionaje, que es lo que EE.UU. hace todos los días y en todas partes, como lo hacen igualmente todos los países imperialistas de Europa y, en general, todos los gobiernos capitalistas del mundo, excepto que no tengan medios tecnológicos para hacerlo. Pero lo fundamental y más importante es que ha llegado al convencimiento que toda esa labor de espionaje contra los ciudadanos no es legal ni es correcta y lo ha denunciado. Esto es lo que el imperio no le perdona. Al hacer la denuncia que ha hecho, en la práctica está defendiendo las libertades democráticas y los derechos de los ciudadanos frente al Estado y tiene no sólo el derecho si no el mérito para ser protegido y para que se le conceda un asilo seguro y que le permita seguir realizando sus labores de denuncia al espionaje de los ciudadanos.
Sin pasaporte y sin visado
Snowden ha solicitado asilo en números países del mundo, en muchos de la mal llamada Europa democrática y todos ellos se la han negado. Incluso algunos de esos países como Francia, Italia y Portugal llegaron al extremo de impedir que el avión presidencial de Evo Morales aterrizara en su territorio para aprovisionarse de combustible bajo el pretexto que suponían que en ese avión viajaba Snowden. El imperio norteamericano, que permanentemente se precia de ser el país más democrático del mundo, le ha dado instrucciones a todos sus subalternos que no le den asilo a su ciudadano Snowden; y todos estos gobiernos le obedecen dócilmente. Lo que pretende el imperio es juzgarlo, condenarlo y castigarlo ejemplarmente por ejercer un derecho democrático elemental: denunciar el espionaje y manifestarse en contra del mismo. La última medida que ha tomado el gobierno de los EE.UU. para tratar de evitar el asilo y la movilidad de Snowden es suspenderle el pasaporte. Snowden en este momento no tiene pasaporte, no tiene visa y no tiene asilo.
Todas las medidas antidemocráticas del gobierno de Obama en relación a este caso ha puesto al descubierto el carácter de la “democracia” del imperialismo norteamericano: todos los derechos para los poderosos y casi ninguno para los ciudadanos común y corriente, para los trabajadores y los pobres. Esa es la naturaleza de la “democracia” americana. Y en este campo nada tienen que envidiarle el resto de “democracia de Europa”, que le han negado el asilo, porque todos ellos hacen lo mismo, espiar a sus ciudadanos.
Democracias sin derechos democráticos
El derecho de asilo, se supone, es uno de los derechos democráticos más importantes de la democracia, de los gobiernos y regímenes democráticos burgueses. Pero siempre estos derechos son tratados con un criterio político. Es un derecho para reconocerle y para proteger a sus amigos.
Cuando en 1929, la burocracia stalinista expulsó a León Trotsky a Turquía, solicitó asilo en varios países como Alemania, Francia, Inglaterra, Estados Unidos y todos se la negaron. Al respecto Trotsky comentó “por todas partes oigo decir que mi vicio más imperdonable es la falta de fe en la democracia … …Pero el caso es que cuando a mí se me ocurre pedir que me den una lección práctica de democracia, todo el mundo se excusa”1
Hasta ahora sólo tres países, Nicaragua, Venezuela y Bolivia, le han ofrecido asilo. Si Snowden decide aceptar alguna de estas ofertas, se trataría de exigir las garantías para su traslado, empezando por darle un pasaporte y garantizar su seguridad, sin olvidar el precedente del avión presidencial de Evo Morales, es decir sin olvidar a lo que están decididos los gobiernos de la “democrática” Europa, que son los amigos y peones del imperialismo norteamericano.
1 Deutscher Isaac, El Profeta Desterrado 1929-1940, Ediciones Era, México 1963, pág. 30.