Crisis del modelo de la Ley 100 ¡Exijamos salud para todos!

La grave crisis del sistema de salud colombiano como resultado inherente e inevitable del modelo de atención de la Ley 100 del 93, que maneja subsidio a la demanda a través de unos intermediarios –las EPS, que son entidades financieras– deja sin respiro a clínicas y hospitales, en especial a la red pública. Muchas de ellas son brazos del capital transnacional donde tienen inversiones personajes como Álvaro Uribe, y administran los recursos aportados al sistema de salud por el Estado, los impuestos y las contribuciones directas.

Marcha del sector de la salud en Bogotá el 19 de julio.

No es la corrupción, es la privatización
En el modelo actual la crisis no es, como se quiere mostrar, el resultado de la corrupción ni mucho menos de la falta de recursos. La corrupción de unos cuantos politiqueros locales aunque deplorable está lejos de ser la causa, al igual que la corrupción de los funcionarios y congresistas no es la causa de la pobreza en Colombia; la quiebra de los hospitales y la desatención a los pacientes es tan natural a la ley 100 como las crisis de superproducción y la lucha de clases para el capitalismo, y no son casualidades ni resultado de malos manejos sino el desenlace natural del proceso. Nunca en Colombia hubo tantos recursos para salud y nunca las cosas estuvieron peor, esto se deduce si se observa la proporción de la salud en el gasto público en las últimas décadas.
Las EPS reciben el dinero por cabeza o per cápita con el que deben garantizar la salud de los colombianos, prevenir, atender, proteger pero ellas no son centros de beneficencia sino negocios, y como manejan grandes cantidades de activos los invierten en toda suerte de cosas como colegios, canchas de golf, la bolsa, etc… Utilizan estrategias abiertas y otras oscuras para no pagarle a las IPS (clínicas y hospitales) y quebrarlas lentamente y también para no autorizar los procedimientos, medicamentos y atenciones a los pacientes; aún con el nuevo POS unificado se valen de artimañas para negar la atención y endeudar a los hospitales a los que los proveedores no les fían y la nómina les acosa hasta llevarlos al límite.

Estrategias para ganar más
Algunas de las estrategias son entre otras: desinformar al paciente (que ellos llaman cliente o usuario) diciéndole verbalmente que no tiene derechos que si tiene, aprovechando la inocencia de la gente, diciéndole que regrese la otra semana a ver si llegó el medicamento, pidiéndoles miles de papeles y requisitos al paciente y al médico, justificaciones médicas, fotocopias por miles, plazos injustificados de respuesta, oficinas lejanas y otras cosas que buscan que las personas se aburran de intentar y busquen atención particular… a las IPS no les pagan a tiempo, glosan (glosar es no pagar las cuentas por supuestos o reales errores en la historia clínica, falta de un papel…) cuentas millonarias de pacientes que se atendieron por semanas con el mayor esmero por la falta de una coma o porque se ve borrosa una hoja… y poniendo a los médicos en la picota ante lo cual los hospitales repercuten en acciones represivas para evitar errores que lleven a glosas…

Quebrando los hospitales
Como resultado de esto los hospitales se endeudan, ningún proveedor les da crédito, muchas veces ni pueden pagarle a los trabajadores, ni menos pensar en hacer mejoras físicas o tecnológicas, y posteriormente salen en la televisión desprestigiados porque la atención es mala, la culpa del médico, del gerente… seguramente habrá gerentes corruptos, pero ¿y el sistema, y las EPS que no desembolsan el dinero porque lo tienen invertido en las islas Caimán o en un negocio de carros?
Nadie les dice nada, por el contrario al igual que el Estado capitalista, europeo y norteamericano salió al rescate de los “pobres” bancos, el Estado colombiano piensa salir al rescate de las EPS, en una operación de salvamento de los negocios más rentables del país, de los que se lucran de la plata de todos, mientras la gente se muere sin ser atendida… La Superintendencia los interviene, los investiga, pero cada vez les dan más plazos, prórrogas; es el caso de Saludcoop o Humanavivir –por nombrar algunas de las peores–, a las que les ponen multas irrisorias pero el problema de base sigue y se agranda.

Y les quedamos debiendo
ACEMI que agrupa las grandes EPS se niega a pagarle a los hospitales hasta que el gobierno a través del FOSYGA desembolse 2,5 billones que les deben, esto es similar al salvamento bancario, porque ese dinero que supuestamente se debe, corresponde a servicios ya prestados a los usuarios que la EPS con base a diferentes argumentos se negó a pagar, servicios no-POS y servicios que fueron concedidos mediante tutela… o sea que lo que ellos proponen es la inyección de capital líquido proveniente de recursos públicos a las EPS, la operación de salvamento de empresas privadas ilíquidas por su propia corrupción y mal manejo a costa de dineros públicos.
Por otro lado ellos proponen una reestructuración del sistema, sin reestructurar el sistema: proponen un cambio del modelo de atención basado en la prevención y la medicina familiar similar al cubano, pero continuando con la intermediación financiera y el modelo de subsidio a la demanda.

Un nuevo engaño
Pero no nos dejemos engañar, por supuesto que un modelo que previene y que atiende de manera familiar e integral es mejor que el que se dedica a curar la enfermedad ya ocurrida y que atiende las personas por segmentos corporales… pero ojo los avances que el modelo de salud familiarista logró por la salud de los cubanos no fueron de un día para otro, y se sustentaron no solo en tener más médicos familiaristas y programas de prevención sino en cambios profundos en la estructura de la sociedad y las relaciones de producción, es decir, de agua potable, empleo, canasta básica gratis, leche gratis hasta los siete años, salubridad para todos y un modelo de gratuidad de la salud y acceso para todos; mientras no haya agua para todos, los niños y ancianos no tengan garantizado el alimento, los horarios de trabajo sean inhumanos la gente se enfermará, no bastarán carteles ni campañas educativas.
Por el contrario la implementación de un modelo de médicos generales y prevención en el marco de las relaciones del capital, y con un modelo de salud de subsidio a la demanda con los mismos intermediarios con antecedentes ya descritos, implica un gravísimo peligro: que la atención a la enfermedad y el acceso a especialistas, exámenes y procedimientos de alto nivel sean cada vez más limitados; se harán necesarios aún más requisitos y trámites para que alguien acceda a un especialista o tratamiento porque la prioridad es la medicina general.