Con una masiva votación en blanco abramos el camino a una Constituyente democrática y soberana

Demos un fuerte golpe al régimen político en las elecciones del 25 de octubre
Carta Abierta al Polo Democrático Alternativo, al Partido Verde, a los Progresistas, al Partido Comunista de Colombia, a la Unión Patriótica, a la Unión Patriótica Bases, a la Marcha Patriótica, al Poder y Unidad Popular, PUP, al Movimiento por una Constituyente Popular MCP, al Comosoc, a la Organización Nacional Indígena de Colombia ONIC, a la Central Unitaria de Trabajadores CUT, a todas las organizaciones democráticas y populares del país y las direcciones y bases de las FARC y el ELN.

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En cuatro meses se realizarán elecciones para alcaldes, gobernadores, concejos municipales y asambleas departamentales. Parecería que lo que está en juego es únicamente el poder político local, es decir, el control de las respectivas administraciones en cada municipio y departamento. Pero la realidad es bien distinta. En torno a las elecciones de octubre están en juego todos los grandes problemas nacionales, incluido el proceso de negociaciones que se adelanta con las FARC y el que podría abrirse con el ELN.
Mirado desde el punto de vista político, el hecho de mayor significación en el país es la podredumbre y descomposición del régimen y de la totalidad de sus instituciones. Con diversos ajustes y retoques, es a través del régimen y de esas instituciones que las clases dominantes del país han ejercido su poder durante décadas.
La podredumbre y descomposición de que hablamos no tiene límite ni fondo y no necesita mayores demostraciones: salta a la vista. A manera de ejemplo, repetimos sólo las palabras de la columnista María Jimena Duzán a propósito del escándalo en la Corte Constitucional relacionado con el magistrado Jorge Pretelt: “Lo paradójico es que ese atentado contra nuestra democracia no fue cometido por terroristas ni narcotraficantes, sino por abogados sin escrúpulos que llegaron como Jorge Pretelt a la Corte Constitucional a engordar sus bolsillos y a torcerle el pescuezo a la ley. Cuando los magistrados se comportan como ratas de alcantarilla a este país se lo llevó el que sabemos” (Duzán María Jimena, Semana, Edición 1716, 22 a 29 de marzo de 2015.)
Para el Parlamento podría utilizarse una figura similar, señalándolo como una verdadera pocilga o, más clásicamente, como un establo.
En un marco más general, el burguesote Rudolf Hommes quien no puede ser catalogado como enemigo de la podrida casta política colombiana, señaló hace pocos años en el diario El Tiempo: “El lastre que carga este país es una élite inescrupulosa, autoindulgente, y depredadora, que está dispuesta a tomar cualquier atajo, a saltarse todo obstáculo y a modificar hasta la Constitución para preservar su poder y para facilitar sus excesos, que desde hace veinticinco años han sido llevados a cabo con el mayor descaro. Todo vale. Ni siquiera se cuidan de parecer honorables o de comportarse decorosamente..” (Hommes Rudolf, Un lastre contra el progreso, El Tiempo 29/6/2012.)
El diario burgués El Tiempo, luego de publicar un extenso informe sobre numerosos candidatos a las elecciones de octubre que han caminado y siguen caminando por los predios del Código Penal, del Código Disciplinario, de la corrupción y de la descomposición política y moral, el editorial del 17 de junio titula su editorial: “Ojo a los candidatos”. En este editorial afirma: “…en al menos once departamentos y en varias capitales las fuerzas predominantes son las de antiguos barones electorales que, incluso, pagaron cárcel por sus alianzas con los paramilitares y por otros escándalos y, a pesar de ello, mantienen incólume su poder. Hoy, los “parapolíticos” están vivos electoralmente y apostando fuerte en Santander, Sucre, Córdoba, Magdalena y Caquetá, entre otros. Mal debe estar una democracia en la que los ciudadanos eligen, una y otra vez, a los herederos y alfiles de casas políticas que no sólo han desangrado las rentas públicas por décadas, sino que no dudaron en sellar tenebrosas alianzas para mantenerse en el poder…” (El Tiempo, 16/6/15). Hay que agregar a todo esto el trasteo y la compra masiva de votos.
Participar con candidatos en estas elecciones, independientemente de las intenciones políticas que se tengan, no es la mejor manera de combatir el régimen político en el que se apoya la burguesía para gobernar, no es la mejor manera de denunciar este proceso electoral sucio, tramposo y plagado en buena medida de candidaturas delincuenciales o casi delincuenciales.
El conjunto de organizaciones a quienes dirigimos esta carta podríamos coincidir en que, como mínimo, sin un profundo y radical cambio del actual régimen político será imposible conquistar el respeto a las libertades democráticas, el derecho a que todas las organizaciones políticas, grandes y pequeñas, puedan participar en los procesos electorales con plenas garantías, se le garantice a los trabajadores sus derechos democráticos de asociación, negociación colectiva y huelga, y para imponer las transformaciones económicas, sociales y políticas necesarias para lograr que la vida de millones de colombianos transcurra por cauces distintos a los de las últimas décadas.
Visto lo anterior, a pesar de las enormes diferencias programáticas y de concepción estratégica que existen entre nuestras organizaciones, podría ser factible y es deseable lograr un gran acuerdo político que unifique el accionar de todas las organizaciones políticas, revolucionarias y democráticas, para tratar de propinar un gran golpe político al régimen actual, abriendo un nuevo camino que, en nuestra visión, pasaría –como mínimo– por la convocatoria a una asamblea constituyente democrática y soberana.
Nuestro llamamiento a la dirección y a las bases de las FARC y el ELN a que acojan esta como la mejor táctica electoral en la coyuntura parte del reconocimiento de estas fuerzas como fuerzas enfrentadas al régimen político con el que se ha gobernado al país durante décadas y en modo alguno excluye las profundas diferencias que hemos tenido respecto a la estrategia y métodos que han preconizado y aún preconizan para derrotar dicho régimen.
Si con una acción unificada lográsemos que en las próximas elecciones millones de votantes expresasen su indignación, repudio y rechazo activo al actual régimen, a las instituciones que lo sustentan y a las políticas que defienden quienes lo sustentan, se lograría abrir una brecha que, sin la menor duda, generaría un nuevo espacio de acción política para luchar y obligar a la convocatoria a dicha Constituyente.
Esa posibilidad de unidad está en términos del voto en blanco. Una masiva votación en blanco, que a nivel nacional totalice varios millones de votos, antecedida de una campaña unificada de todas las fuerzas a quienes hacemos esta propuesta, significaría el más claro desafío al actual régimen. La participación electoral, con candidatos propios de cada fuerza y en diversas alianzas, si bien de por sí no constituye una aceptación y respaldo al régimen no es, en el momento presente, la opción que permita golpearlo de la mejor forma.
Las fuerzas políticas que ya han iniciado alguna clase de campaña y presentado algunos candidatos bien podrían o retirarlos o dedicar la totalidad de su actividad a llamar al electorado a que el 25 de octubre marquen en blanco en el tarjetón.
La acción política que proponemos es factible en la medida en que no obliga a ninguna de las posibles fuerzas participantes a renunciar a ningún aspecto de su programa o su política. Las características del llamado a votar en blanco permiten que se adelante la campaña de impulso en forma unificada (lo cual es deseable) o separada, a conveniencia de cada fuerza. Basta sólo la decisión política de aprovechar la coyuntura electoral para generar una nueva y radical variación en el proceso político del país.
De manera especial llamamos a las fuerzas políticas, activistas políticos de izquierda, a las personalidades democráticas, con quienes coincidimos en las pasadas elecciones en lo que fue una exitosa campaña por el voto en blanco a que volvamos a unir fuerzas en torno a la misma articulando como propuesta central de ella el llamamiento a una Constituyente democrática y soberana.
 
Bogotá, 10 de julio de 2015